Mi hermano el presidente

Último mensaje

Laura

Comenzaba a preocuparme cuando recibí el mensaje de Laura.

Está herida, a pocas cuadras de la casa.

Sin pensarlo dos veces, tomé mi bolso, pedí llamar al chofer y abandoné la casona.

~¤~

Encuentro a Laura desangrándose, escondida en una calleja.

- ¡Señorita! ¡Señorita! - intenta hablar desesperada pero está muy débil y asustada.

- Tranquilízate, Laura. Te llevaremos a un hospital.

- No, no. Me vieron señorita. ¡Me quieren matar! ¡Me van a matar!

- No, Laura. Quédate a mi lado. Yo te protegeré. No se atreverán a hacerte daño si estás siempre conmigo.

- ¡Oh, Dios, mi familia! Tengo padres y hermanos en el campo...

- ¡Lo sé! Lo sé. Cálmate y escucha. Todo va a estar bien. ¿Ok? Todo va a estar bien.

La subo al auto con ayuda de Vicente, el nuevo chofer. Aun no confío lo suficiente en él pero no puedo contar con nadie más.

- ¡Al hospital, de prisa!

En ese instante, dos carros negros nos interceptan. Estratégicamente cubren ambas bocas del callejón, impidiéndonos salir.

Un hombre vestido de negro sale del interior de uno de los coches pistola en mano.

- ¿Qué hace? ¿Qué cree que hace? - le grito.

Instintivamente, mi chofer levanta las manos en señal de rendición.

- Lo siento, señorita, pero hay una espía en su auto y debo llevarla conmigo- exclama el hombre de negro.

- Lo mataron... mataron al joven Antonio...- delira Laura

- ¿Qué? Laura, ¿qué dices?

Por respuesta, Laura coloca un sobre ensangrentado en mi mano.

- Dijo que no deberían huir, que sólo debían ser más rápidos.

- Laura... – el llanto me ahoga.

- Y rogó porque sea más cuidadosa. Fue su último deseo.

Laura llora y yo también. Lloramos juntas sujetando nuestras ensangrentadas manos.

- Salgan del auto con las manos en alto- ordena el matón.

- ¡Nadie saldrá de este auto! ¡Nadie! – le aclaro-. ¡Quítense del medio! Al único lugar que iremos es a un hospital, ¿me oíste?

Y estuvimos en aquella situación hasta caer el sol.

Laura ha perdido el conocimiento. Y yo ya no puedo llorar más. Entonces llega mi hermano.

- Saquen a la espía del coche – ordena a sus matones.

- ¡No! ¡No! - me aferro con todas las fuerzas al cuerpo de Laura, pero es en vano.

Los golpeo, los pateo, pero al final me inmovilizan y logran arrebatarla de mis brazos.

- ¡Laura! ¡No!

- Llévela de vuelta a casa- ordena mi hermano a Vicente.

Sus órdenes se cumplieron de inmediato, aún en contra de mi voluntad.



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En el texto hay: asesinato, dictadura, disputa familiar

Editado: 20.12.2020

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