Mi hermano el presidente

Normal

brindisLlegamos a casa.

Mi hermano me abraza y me da un beso en la frente. Como antes, como solía hacer siempre.

- Estaré en el despacho. Sube y descansa. Yo los recibiré cuando lleguen.

Y se aleja.

Voy por el sobre que me dejara Antonio. Contiene un frasco con unos 200gr. de aquel polvo blanco.

Me dirijo con él a un lugar de la casa al que hace un buen tiempo no visito: la cocina.

Una muchacha está de espaldas a mí.

- ¿Laura?

La chica se vuelve. Es joven y bonita; parece preparar algo...

- ¿Señorita Inés? ¿No me reconoce? Soy Tita. Llevo la comida a su cuarto todos los días, soy la nueva muchacha del servicio. ¿Quién es Laura?

- O-olvídalo. ¿Qué preparas?

- Es café, para el señor presidente.

- Dámelo, yo lo llevaré.

~¤~

- ¡¡Inés!! ¡Qué sorpresa! ¡Me traes el café, como antes! - toma la taza entre sus manos-. Esto quiere decir, que todo volverá a la normalidad, ¿cierto?

Sonrío.

- Oh, Inés, no sabes cómo me alegra verte así- se sienta ante el escritorio tomando el contenido de la taza-. ¿Sabes que me haría aún más feliz? Verte comer.

- Hermano...

- Por favor, come algo- suplica y continúa tomando su café-. ¡Ah, la normalidad! Sabía que no era necesario sacarte del país.

- ¿…? ¿Así que lo pensaste?

- Más de una vez. Todos me lo aconsejaban, no encontraba otra alternativa. Pero soy egoísta. No quiero perderte. No quiero que estés lejos. Estaba convencido de que todo era cuestión de tiempo y, con unos ajustes aquí y allí todo volvería a la normalidad. Y tuve razón, ¿no?

Ajustes...

Sé por qué amo a mi hermano.

El tiempo no corre igual para mí. Por momentos estoy en un lugar, por ratos en otro. Y lo peor de todo es que,  no logro recordar qué ha pasado en medio de ambos lapsos. Muchas cosas escapan de mi memoria. A veces… sólo son un sentimiento… algo que anida en mi subconsciente pero no puedo rememorarlo. Recuerdo poco y sin embargo, recuerdo a mi hermano. Siempre a mi lado.

Regreso a mi cuarto, me dejo caer sobre la cama y me sumerjo en la almohada presa del más grande dolor que ser humano puede sufrir. El dolor del alma.

¿Por qué hace daño? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué?

Hoy es el funeral de Antonio y ni siquiera tuve el valor para verlo enterrado.

No supe cuando me quedé dormida.

~¤~

Los toques en mi puerta me despertaron.  Era Tita, la nueva chica del servicio.

- Llegaron- me avisa.

- Bien.

- Preguntan por el presidente.

- Ok. Bajaré y buscaré a mi hermano.

- ¿Quiere que lo haga por usted?

- No, gracias. ¿Les has servido algo de tomar?

- Sí, algunos pidieron güisqui otros pidieron vino... utilicé las botellas que me ordenó.

- Perfecto.  Has todo lo que te digo y te recompensaré.

- Muchas gracias, señorita Inés. Estoy para servirle.

Sé lo que parece; fallé a mi promesa,  pero juro que haré que valga la pena.

~¤~

Encuentro a mi hermano justo donde lo dejé, en su despacho, tirado de bruces sobre el escritorio.

Me acerco lentamente. Lo despierto con delicadeza.

- Todos esperan por ti-le digo.

~¤~

Volví a mi habitación y esperé.

¿Normalidad? ¿En serio esperaba normalidad después de tanto?

Ha matado nuestro mundo. Nada volverá a ser normal.



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En el texto hay: asesinato, dictadura, disputa familiar

Editado: 20.12.2020

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