Mi hermano el presidente

Tentar a la suerte

Una vez se lo dije a mi hermano, si matas a uno, vendrá otro y otro... Esto refiriéndome a Antonio como la revolución.

Los hechos me han dado la razón. Perdí a todos mis compañeros,  y sin embargo aquí voy, el destino me ha rodeado incluso de compañeros aún más arriesgados.

La revolución somos todos.

La revolución soy yo.

 

Así que el veneno finalmente surtió efecto... Lento. Muy lento,  pero seguro.

Después del primer susto, pienso que tuve mucha suerte. De haber muerto todos, aquel mismo día, no hubiese hecho lo que planeo hacer ahora.

Dios está conmigo o tengo demasiada suerte.

Como sea, hoy se acabará.

Si no muero en este intento, seguro que mi hermano me mata.

~¤~

Llegamos a la cárcel. Atravesamos la verja, cruzamos el portón y detuvimos los autos en medio del enorme patio frontal de la prisión. Nadie nos revisó nada.

En el patio, una docena de guardias alineados nos esperaban.

- Bienvenida señorita, Inés- salió a saludar el oficial al mando-. Director General de la prisión teniente Vizcaya, a sus órdenes.

- Gracias, teniente.

- Espero que aprecie nuestro trabajo reformatorio.

- No tengo la menor duda.

- Lamento lo que acaba de suceder. Escuché que su hermano... está algo indispuesto.

- Se pondrá bien. Es un hombre fuerte. Pero entenderá que llevo prisa, vine porque él insistió en que lo haga. Deseo volver a casa antes de que despierte.

- Comprendo, señorita. En ese caso, iniciemos el recorrido. Por cuestiones de seguridad limitaremos la visita únicamente a algunas áreas protegidas.

- Traje alimentos para los presos- señalo al camión.

- Oh, me aseguraré de que lo reciban.

- No. Yo, personalmente, me aseguraré de que lo reciban.

- Bien… En ese caso…

Entonces ordena a otro oficial, conducir a los presos al comedor.

Recorrimos los patios, las oficinas y nada más.

- ¿Me llevaran a las celdas?

- No. Las ordenes de su hermano fueron muy claras. Su seguridad es lo primero.

-También traje regalos para ustedes- le informo.

- Oh, señorita, Inés. No debió molestarse.

- Mi hermano opina lo contrario. Fue él quien lo sugirió.

Y ordeno a Pepe desmontar toda la carga:

Cactus en macetas directos de Azua, ideal para decorar escritorios y estantes de las oficinas de la cárcel.

Mando a colocar macetas en cada oficina, en cada área o instalación donde veo una mesa o estante. Dos macetas en el escritorio del teniente Vizcaya y una sobre su archivador.

Cajas de alimentos que 4 revolucionarios disfrazados de repartidores dirigidos por Pepe, ayudan a cargar hasta el interior de la cárcel.

Los repartidores y Pepe fueron cateados. Incluso las primeras cajas, fueron abiertas y aprobada su carga. Y como todo estaba en orden, la repartición de alimentos fue autorizada.

Yo, observo desde una parte privilegiada a la que me llevó bien custodiada el teniente Vizcaya. Una parte alta, con vista al comedor.

Los presos lucen cansados y tristes, pero limpios en sus uniformes recién comprados.

Trato de buscar entre ellos caras conocidas pero son demasiados y estoy algo apartada.

- ¿Son todos los presos?

- Los menos peligrosos. Sí.

~¤~

Entonces, me parece ver a Rubén.

¡Cielos! Ni siquiera estoy segura de que sea él. Increíblemente flaco, todo barbudo y la cabeza raspada.

Me mira desde su asiento... ¡como si quisiera matarme! Y es entonces cuando me doy cuenta de que ¡todos los presos lo hacen! Tiene sentido. Para ellos sólo soy la hermana de su verdugo.

Pepe también me mira. Espera mi orden.

- Ya puede entregar los alimentos- sugiero al teniente.

Vizcaya repite la orden y los revolucionarios se apresuran a ejecutarla.

- Dígales a sus hombres que se retiren, mis oficiales se encargan.

- Déjelos que ayuden, para eso les pago- digo tajante.

Y así fue como infiltré revolucionarios y minamos el lugar. Habíamos insertado bombas en las macetas decorativas, cuchillos sin mango debajo de las pizzas. Municiones y explosivos en el interior de los panes.

Ellos no lo sabían, pero la cárcel ya era nuestra.

~¤~

El director y un grupo de oficiales me acompañan hasta la salida.



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En el texto hay: asesinato, dictadura, disputa familiar

Editado: 20.12.2020

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