Epílogo

-¡Inés! ¡Inés!

Despierto asustada.

- ¿Qué...?

Y me encuentro de vuelta en mi cama, a los 16 años.

Toca mi frente.

- La fiebre ha cedido- anuncia.

- ¿F-fiebre?- repito aturdida.

- ¡La viruela, Inés! Llevas cinco días con fiebre. ¡Anoche incluso delirabas!

Lentamente, su joven rostro empieza a materializarse frente a mí.

- ¿Her…mano? ¿Eres tú?

- ¿Quién más podría ser?- expresa divertido-. No vive otro hombre en esta casa.

- Pe… pero… ¿Qué te ha pasado? ¿C-cuantos años tienes?

- Sigo siendo 4 años mayor- vuelve a tocarme la frente-. Qué raro, deliras pero… no pareces tener fiebre.

- ¿Era un sueño? ¿Estaba soñando? – pregunto agobiada.

- Iré por mamá- luce preocupado.

Se va, pero no quiero separarme de su lado. Lo detengo apretando débilmente su mano.

- Hermano…- lo llamo nuevamente en un gemido y de nuevo se apodera de mí el llanto.

- Ya- se sienta junto a mi de nuevo y me acaricia la espalda-, ya. Todo está bien. Trata de levantarte, Inés. La cama no te hace bien- me aconseja inocente.

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