Ahora me he puesto a escribir estas palabras ya que se han inventado miles de cosas, o quizá hasta millones de ellas. Los humanos van al cine a ver películas hermosas o terroríficas, lloran con ellas o las odian; también existe una cosa llamada teatro que es algo exquisito para mi gusto; hay teléfonos, máquinas de escribir (que es dónde estoy escribiendo ahora), televisión, radio, y muchísimas cosas más. Los humanos se divierten de lo lindo teniendo muchos pasatiempos, en lo personal yo disfruto mucho de la lectura y escritura y ya tengo muchísimos años leyendo libros muy interesantes además de que siempre me ha gustado hacer anotaciones.
En fin, lo que un día me dijo Caleb ahora se ha cumplido. El planeta está a rebosar de personas, todas o casi todas son materialistas, se han dejado de preocupar por las plantas y animales que creó Dios antes que ellos, ¡incluso se han olvidado de Él!
Todo es un caos, Caleb sabía bien lo que iba a pasar. La maldad camina por las calles sin ni siquiera esconderse, como lo hacía antes. Por cierto, un par de cientos de años después de la primera aparición de la presencia maligna, ésta se presentó ante Dios mientras Él caminaba por un bosque aquí en la tierra. Se presentó en forma de persona, como yo, como los humanos, incluso como el mismo Dios. Dijo que su nombre era Lucifer y que era el rey del mundo, cosa que Dios sabía que no era cierto. Intentó llegar a un acuerdo con Dios, pero el acuerdo que él proponía era que entre los dos gobernaran el planeta y se dividieran los humanos, la mitad con Dios, la mitad con Lucifer. Dios por supuesto no aceptó y éste, ofendido, le dijo que entonces cada quién pelearía por obtener a los humanos, que haría hasta lo imposible por tratar de que cada habitante de la tierra se fuera a su lado. Dios no dijo nada… para eso tenía ángeles que cuidaban de sus asignados.
A partir de esa vez, se han encontrado en contadas ocasiones. En cada una de ellas, Lucifer termina demasiado irritado amenazando a todos. Dios sólo se aleja, pues dice que no quiere tener tratos con él.
A lo largo del tiempo, ambos han logrado crear un buen ejército cada uno, y hasta he llegado en pensar que se preparan para algo grande, pero eso no lo podría saber a ciencia cierta. Dios cuenta con un número infinito de ángeles guardianes como yo, uno por cada humano y en medida en que estos van aumentando, Dios sigue creando más y más, nosotros nos encargamos de proteger a nuestro asignado pero sólo en cuanto a inculcarle pensamientos positivos para que influyan en decisiones o cosas sin entrar en lo físico. Dios también cuenta con un gran número de ángeles guerreros, los cuales son los encargados de combatir demonios cuando es necesario. En cambio, Lucifer tiene un gran número de ángeles oscuros que originalmente fueron ángeles guardianes pero que en algún momento se pasaron al lado del mal, éstos hacen lo mismo que nosotros pero tratan de inculcar pensamientos malignos a los humanos para que ellos sean los que hagan maldades en el planeta, ellos no pueden pelear ni matar. Lucifer también cuenta con demonios, estos son los encargados de matar, hacer caos, poseer humanos y lograr que ellos hagan ciertas cosas directamente… Los demonios son unos monstruos horribles con alas y dientes afilados, a nosotros los ángeles guardianes no nos hacen nada, pero a los guerreros sí los pueden matar, aunque en realidad su objetivo son los humanos. En varias ocasiones algunos demonios han tratado de hacerle daño a mi asignada, pero para eso contamos con la ayuda de esos ángeles guerreros, sólo los mandamos llamar y ellos pelean hasta acabarlos.
Sí, ahora que lo pienso todo esto es un caos y creo que a Dios se le ha salido todo de control.
Mientras escribo estas líneas veo como mi asignada está por morir y la verdad es que me da mucha tristeza pues es muy joven, tiene apenas 19 años y ya ha perdido la batalla contra una enfermedad horrible, el cáncer. Estoy junto a ella en el hospital y no hay nada que se pueda hacer, me da una tremenda tristeza pero de alguna manera estoy esperando ese momento, me muero de ganas de verla salir de este cuerpo y darle la mano. Quiero decirle una vez más que la amo y que mi amor por ella es cada vez más fuerte.
La amo, la amo demasiado.
Ahora su cuerpo ha dejado de respirar y creo que es hora, tengo que dejar esto y acompañarla.
He vuelto y sólo vengo a ponerle fin a esta historia pues ahora todo ha cambiado: cuando mi asignada murió en su vida pasada la llevé hacia la luz, pero antes de que llegáramos sucedió algo inesperado.
—¡Leonard! —me dijo después de mirarme fijamente a los ojos durante un par de segundos.
—¿Te acuerdas de mí? —le pregunté sorprendido.
—¡Mi Leonard! —sólo dijo eso y me abrazó tan fuerte que casi me desmayo—. Esperaba con ansias este momento.
—Pero… —no pude decir nada, nunca había pasado eso, siempre era yo el primero en decirle todo y después ella lograba recordar vagamente cosas como que yo era su ángel o quizá mi nombre, pero después de pensarlo por mucho tiempo.
—Calla, —me ordenó dulcemente— no tenemos mucho tiempo.
¿Por qué ahora ella era la que hablaba en nuestra conversación? ¡No lo entendía!
—Quiero verte antes de bajar a un nuevo cuerpo, ¿puedo? —preguntó.
—Claro… yo… yo te buscaré —dije con un marcado tartamudeo en mi voz.
Fuimos hacia la luz y la lleve ante Dios, como siempre ellos platicaron en privado mientras yo esperaba impaciente afuera. Tenía que verla antes de que partiera, ella me tenía que decir algo y yo quería saber qué era.
Cuando por fin salió sonriente corrió a mi encuentro y me abrazó.
—Por fin, Leonard. Por fin será nuestra vida —su abrazo era muy cálido siendo que ella era sólo un alma sin cuerpo y su aroma era la mejor esencia que yo hubiera respirado en toda mi vida.
—¿A qué te refieres, mi alma?
—Confía en mí, Leonard. En esta vida sí podremos estar juntos, al fin te recordaré y seremos felices.
Editado: 15.03.2024