Mi hombre

Capítulo 39 Kira

Todo quedó en ruinas después de que Joseph disparó su arma. Había polvo en el aire. Anastasia aterrizó sobre su brazo roto por la explosión del disparo. Inmediatamente, perdió ella conocimiento por el dolor.

Lina fue herida de metralla en la cara. Un trozo de vidrio ella perforó la mejilla derecha, pero no sintió dolor.

Joseph quemó ambas manos negras. Todo esto sucedió debido al hecho de que al ajustar su arma, no apretó un pequeño perno y, por lo tanto, el arma explotó en sus manos después del disparo. Joseph tenía tanta prisa por salvar a sus hijos Lina y Kira, pero cuando vio a Kira desmoronarse en polvo atómico, sucumbió a las emociones. Usó un arma sin terminar para disparar. Lo que podría haberlos matado a todos. Joseph miró alrededor de las ruinas. El edificio quedó completamente destruido. Sobre su cabeza estaba el cielo, en el que había columnas de humo, pero al mismo tiempo volaban pájaros.

Lina sacó el fragmento de vidrio de su mejilla, ahora estaba adolorida.

Joseph miró a lo lejos, tratando de entender si el plan para destruir al enemigo había funcionado y si Kira había muerto en vano. Sintió el amor de su padre por Kira, le dolía mucho.

- Lina, tenemos que salir de aquí. - Joseph notó movimiento en el humo. Estaba abrumado por el miedo de no haber podido destruir a los enviados de la casta.

- ¿Qué vamos a hacer con ella? - Lina miró a Anastasia.

- La llevaremos con nosotros. Todavía la necesitamos. - Joseph se puso unos gruesos guantes de goma sobre la piel quemada de sus manos. Siempre llevaba un par con él en el bolsillo. Siempre se necesitaban guantes cuando se trabajaba con el dispositivo, ya que la fuente de energía con la que funcionaba no siempre era estable. José aprendió esta lección al principio de su viaje.

- Bueno, lo llevaré a ella espalda. Joseph, ¿puedes ir solo? - Lina se acercó a la niña y se sentó a su lado. Mirando las pequeñas depresiones en el cuerpo de Anastasia, en algún lugar de lo más profundo de su alma, la niña sintió un sentimiento de afecto por ella.

- ¿Cómo está Anastasia? - Mirando a lo lejos, Joseph preguntó, todavía tenía miedo de que la silueta que vio fuera uno de los mensajeros de la casta.

El arma fue destruida y ya no fue posible usarla. No tenía sentido correr o esconderse del enemigo.

Cuando una silueta apareció de las sombras, Joseph se sorprendió. Vio a Kira. Sabía que era imposible, pero los sentimientos lo abrumaron. Su ojo izquierdo derramó lágrimas. Se acercó a Kira.

Lina, que vio la desintegración de Kira en polvo atómico, inmediatamente sospechó que algo andaba mal. Tenía ella impresión en su cabeza de que algo acerca de que Kira estaba viva era una mentira.

- Joseph, no te acerques a ella. No puede estar viva, tú mismo viste cómo murió Kira. - Lina ya estaba cargando a Anastasia en su espalda.

Joseph acarició la cara de Kira con una mano enguantada. Los ojos de la chica eran fríos y extraños. No escuchó los gritos de Lina.

- Kira, pensé que nunca te volvería a ver.

- Yo también lo creo. - Kira sacó una pistola de su bolsillo y le disparó a Joseph varias veces seguidas.

- ¿Qué estás haciendo, Kira? - Joseph cayó al suelo, su sangre fluía en todas direcciones. Solo la sangre ya no volvió a su cuerpo. La regeneración no se inició debido a que las balas con las que Kira lo hirió tenían elementos del divisor de genes en forma líquida.

- No... - Lina sintió dolor por todo ella cuerpo, se levantó ella camiseta y vio manchas azules por todo su vientre. A la niña le resultó difícil ponerse de pie con Anastasia de espaldas. La conexión con Joseph era real. Las piernas de Lina se doblaron, la niña bajó con cuidado a Anastasia de su espalda y se derrumbó a su lado, el dolor en el cuerpo de la niña era insoportable.

Lina se desmayó del dolor.

Los agujeros negros en la habitación se hicieron más grandes con los llantos del niño.

- Nick, lo calmaré, tengo un medicamento. - Mitchell, con prudencia, lo metió en la jeringa la última vez, ya que estaba seguro de que se repetiría el incidente y lo llevaba consigo constantemente.

- Hazlo bien. - Nick sujetó a la madre de Mitchell con una mano para que no la tiraran al agujero, con la otra mano la sujetó al sofá.

Mitchell inyectó al niño un sedante en el cuello, pero tardó varios minutos en hacer efecto.

El pie de la madre de Mitchell ya estaba a medio camino del agujero negro. No importaba cuánto intentara Nick retenerla, su fuerza no era suficiente para mantener a los dos. El llanto del niño se apagó, todos los agujeros en el espacio se cerraron tan pronto como el niño se durmió.

La madre de Mitchell gritó. Un agujero en ella espacio cortó la mitad de su pierna cuando se cerró. Nick se apresuró a cubrir la herida con una manta. Se quitó el cinturón de cuero de los pantalones y le aplicó un torniquete en la pierna un poco más arriba para detener el sangrado.

- ¿Lo que está sucediendo? - Preguntó Joseph, para él todo lo que pasó frente a sus ojos fue un shock.

- Será difícil de explicar. - Mitchell corrió hacia su madre. Él la tomó de la mano.

- Joseph, hijo, estás aquí. - Madre ni siquiera miró en dirección a Mitchell.




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