Mi Imbécil Favorito

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CAPÍTULO 3. HABITACIÓN 122

 

La primera semana de clases no fue del todo mala. Haciendo aun lado el hecho de que empezaran las clases. Los compañeros, profesores y asignaturas, de momento, son soportables. Ya es martes, Paris y Clara tienen una reunión del equipo de voleibol así que estoy comiendo sola en la mesa de siempre. No sé nada de los chicos, por lo que tampoco sé si alguno se sentará aquí, o no.

Desde la primera clase de física no he vuelto a hablar, ni a ver a Jake. De hecho me alegro. Aunque conociéndolo tarde o temprano será como un grano en el culo. Hacía casi dos años que no sabía nada de él ni de Laura, me ex mejor amiga. Cuando les pillé enrollándose me quise morir. Jake lo había hecho porque yo le dije que no me apetecía, que estaba harta de que siempre me buscara para lo mismo. Así que se fue de mi casa, yo decidí ir a casa de mi "amiga" para desahogarme con ella y cuando entro a su habitación y los encuentro en la cama de ella solamente con la ropa interior se me cayó el alma a los pies. Mis ojos eran un mar de lágrimas y estas aumentaron cuando Laura empezó a decirme que era mi culpa por salir con el chico que le había gustado desde el primer día. "¡¿Perdona?!" Fue muy cruel y rastrero de su parte. Desde ese día no supe más de ella ya que ni siquiera venía a nuestro instituto. A Jake lo tuve que soportar durante un mes, el tiempo que quedaba de curso. Al doblar cada esquina, de cada pasillo, ahí estaba él con una chica distinta enrollándose en frente de todo el mundo y, sobre todo, en frente de mí. Me alegré muchísimo cuando me enteré que lo habían mandado a un internado y ahora el karma me ha llegado, tengo que aguantarlo de nuevo. Al menos ahora no lo encuentro en los pasillos. "Esperemos que siga así". Añade mi subconsciente y yo asiento mentalemente.

 

— ¡Hola, princesa! — una bandeja con la comida impacta de forma un tanto brusca contra la mesa. Mi botella de agua se vuelca, menos mal que la tenía cerrada. No entiendo como a él no se le ha movido nada del sitio con el tremendo golpe que le ha dado a la bandeja.

Le miro mal por el apodo que ha empleado para saludarme. Odio que se haga el simpático conmigo de esta manera. ¡Es un gran imbécil!

— ¡Hola, rey! — le digo con un tono más molesto de lo que esperaba y cierto sarcasmo. Nick solo se ríe. Tiene una sonrisa que sencillamente me estresa, él me estresa con esa aura de niño rico perfecto.

— ¿Qué tal la mañana? — pregunta de pronto mientras come un plato de macarrones con queso que parece de plástico.

— Bien.

— ¿Pasa algo? — su sonrisa no desaparece de su cara. ¿Cómo lo hace?

No tengo más hambre, así que me levanto y le miro — Nada. Tengo que irme. — se queda perplejo mientras me voy. Supongo que no está acostumbrado a que las chicas le traten así, lo suyo será más bien que se derritan por sus huesos. Porque para qué mentir, está como un tren, si no fueran tan... narcisista puede...

 

— Smith... ¿Hola? Tierra llamando a Nora — Will está sentado a mi lado. Despierto de mi ensimismamiento cuando su mano casi impacta contra mi cara en un intento por llamar mi atención.

— Oh, perdona. Juro que al principio estaba escuchando — me río ante mis propias palabras, sueno ridículamente patética. — Bueno ¿me decías algo de una fiesta?

— Sí, — empieza otra vez a contarme el plan. Creo que le divierte mi forma constante de meter la pata. — este viernes hay una fiesta por el inicio de las clases y eso. Vas a venir, ¿verdad?

— Que remedio, si no voy tu hermana me mata y me hace la cruz el resto del año. — ambos reímos. Puede que exagere, pero Paris se enfadaría bastante si no voy con ella el viernes. Lleva desde el viernes pasado hablando sin parar de la dichosa fiesta.

Los dos reímos muy entretenidos en nuestra conversación, pero esa emoción no es eterna y volvemos a clase de física casi al instante cuando un libro tan gordo como una enciclopedia cae a escasos centímetros de nuestras manos. — No sabía que era tan gracioso — el señor Córdega se gira para mirar al resto de la clase y aún parado en frente nuestra dice :— . Como se entienden tan bien, van a ser pareja en el proyecto que acabo de mandar — acaba de mandar ¡¿qué?!  ¿Cómo no he prestado atención a esto? ¡MIERDA! — . Clase, ¡os presento a la nueva parejita! — todos en el aula estallan en carcajadas, todos menos Will y yo que nos miramos horrorizados ya que ninguno de los sabe de qué va el trabajo.

— Luego hablo con Ann y averiguo que hay que hacer — me informa tranquilizándome al instante con su amplia sonrisa.

— Johnson — llama el profesor a William — , a la pizarra. ¡Rápido! — Will me mira y me rueda los ojos. Se levanta de su sitio mientras yo le echo una mirada burlona y él me entrecierra los ojos.

Una cabellera rubia se gira hacia atrás cuando Will pasa a su lado, y le vuelvo a ver... Ya había pasado una tranquila semana desde que lo vi en esta misma clase, y ahí estaba otra vez mirándome con su cara de pocos amigos, como si estuviera enfadado por algo. No entiendo como no me he dado cuenta antes de su presencia en la clase, supongo que estaba tan entretenida hablando con mi compañero de proyecto que no me ha hecho falta fijarme en cada alumno o alumna que hay en el aula. Como no hacerle caso, no le he hecho caso ni al profesor.

— ¿Te ocurre algo? — inquiero de forma brusca. Me saca de quicio con solo mirarme de esa forma. Se cree el rey del mundo.



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En el texto hay: adolescentes, amor, apuestas

Editado: 24.07.2021

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