CAPÍTULO 11. LA FIESTA I
Nunca he sido de las que llevan lencería provocativa. Tampoco de las que llevan ropa interior de monja que tapa más que la braga faja de tu abuela. Siempre tenía unas braguitas blancas o negras de algodón y tiraba con eso. Nunca me preocupé por ello, aunque eso cambió cuando empecé a salir con Jake. No quería que él viera el pequeño lacito que portaba la mayor parte de mi ropa interior. Me daba vergüenza, supongo.
Una vez mi abuela me dijo algo mientras había salido a comprar con ella:
— ¿Te gusta? — yo estaba apreciando el detallado encaje de un sujetador morado. Asentí con la cabeza. Ella me lo quitó de las manos y lo metió a la cesta con algunas prendas para ella
— Mamá nunca me ha comprado uno así — le admití en un leve susurro, apenada. Me miró un segundo y me dio un abrazo de esos que tanto me reconfortaba de pequeña. Entonces ya tenía 14, pero me sentía pequeñita. Me había criado en una burbuja y él la explotó con su llegada.
— La primera vez que yo me compré algo así — señaló el sujetador — , fue cuando conocí a tu abuelo. Cuando nos gusta alguien el primer indicio de ello es comprarse ropa interior nueva — me guiñó un ojo y llegamos a la caja para pagar. Tenía las mejillas coloradas, pero no me importaba, estaba contenta. Sí, me gustaba alguien. Me gustaba Jake.
Mi cabeza ahora es un lío. Después de conseguir los vestidos para esta noche, pasamos por "Victoria 's Secrets", hemos entrado y he acabado comprando un conjunto blanco con encaje floral. Ahora estamos en la habitación preparándonos. Las palabras de mi abuela se reproducen como si fueran una canción en bucle en mi cabeza. ¿De verdad me gusta? Mi abuela diría que si me lo estoy preguntando es un claro sí. Pero no puede gustarme. Es lógicamente imposible.
Salimos las tres por la puerta del edificio y nos montamos en el coche de Paris.
— Nora, ¿de dónde es ese collar? — Summer se vuelve desde el asiento del copiloto y me mira expectante. Mi mano está sobre el símbolo dorado que cuelga de la cadenita de mi cuello. Es algo que hago instintivamente desde que me lo regalaron. Nunca me lo quito, para nada. Es una mariposa, mi animal favorito desde que era una enana.
— No lo sé. Fue un regalo.
— ¡Es muy bonito! — estoy sonriendo como una idiota seguro — ¿Quién te lo regaló?
— Jake... — susurro. Me pongo a mirar por la ventana sin mucho interés. Oigo como Paris le cuenta algo de la historia de mi relación con él y Summer se queda más a gusto. Nos hemos juntado las tres chicas más curiosas del internado.
La fiesta ha empezado hace unas horas. Cuando llegamos está en pleno apogeo y ya hay algún adolescente echando la pota fuera de la casa.
— ¡Hola! — saludamos las tres al mismo tiempo al grupo de chicos con el que se junta Jaime, entre los cuales se encuentran Will, Nick y Jake.
Summer se despide de nosotras y nos dice que nos veremos luego, ella se va con Jaime a algún sitio. Paris y yo nos dirigimos a la mesa donde están las bebidas.
— Ten, toma esto — Nick aparece de la nada y me da un vaso con un líquido de color azul, lo tomo y lo miro extrañada. Se da cuenta de mi expresión y dice :— . ¡Es un Gin lemon blue mi especialidad! — comenta muy orgulloso. Está muy simpático. El alcohol le hace muy bien a este chico.
— Gracias — me sonríe. Bebo de mi vaso y sorprendentemente está buenísimo — . Vale, se acaba de convertir en mi bebida favorita — los dos reímos. Su risa es tan bonita. Me gustaría escucharla más...
— Venga tortolitos, ¡a jugar! — Jake, como siempre, llega y arruina el momento. Nick le da un pequeño empujón en respuesta y se van hasta un círculo donde están nuestros amigos.
Me siento entre Sean y Will. Nick y Jake están enfrente de mí, Paris en un sofá de la derecha con Clara y también hay unas chicas más que ahora mismo no me acuerdo de su nombre. Estamos distribuidos de tal forma que da la sensación de que es un círculo, mal hecho, pero un círculo.
— ¿Yo nunca...?
— ¡Sí! — pues parece que jugaremos a esto. Clara lo ha dicho con un entusiasmo feroz, como para decirle que no.
— Yo nunca... — empieza Jake. Me mira detenidamente y yo ya sé lo que va a decir — me he besado con alguno de los presentes — la mayoría bebemos.
Las rondas van pasando, este es el tercer vaso de alcohol que me tomo. He hecho más cosas de las que pensaba, aunque alguna frase creo que la han repetido.
— Te toca Nora — dice alguien del círculo.
— Yo nunca le he puesto los cuernos a alguien — las palabras salen de forma atropellada de mis labios. Paris me mira con sorpresa y orgullo. Jake a puesto su mirada sobre la mía, y sin permiso alguno suelto: — ¡Vamos Jake, bebe! — las caras de sorpresa salen en el rostro de cada uno de ellos. Jake con una sonrisa de superioridad agarra su vaso y bebe del vaso, no sin antes levantar el vaso delante de mis narices. ¡¿Será cabrón?!
— ¿Contenta? — se ha levantado de su sitio y lo tengo de pie justo enfrente.
Tengo que levantar la cabeza para mirar sus ojos miel. Me levanto del suelo y con mi mejor sonrisa le respondo: