LA FAMILIA JOHNSON
Mi padre le pide la mesa al camarero y este nos acompaña a una sala apartada del resto, solo para nosotras y la otra familia, que ya están ahí. Mientras vamos entrando a la sala, mi prima me estaba contando una de sus anécdotas de las últimas fiestas que ha ido y nos estábamos riendo demasiado fuerte. Cuando mi risa cesa, me concentro en las personas que están sentadas en la mesa y un pequeño grito de felicidad sale de mis labios y de los de Paris. Ella se levanta de su silla rápido y viene hacia mí a abrazarme, ambas reaccionamos después de que su padre hablara.
—Veo que ya se conocen —dice divertido—. Tienes una hija preciosa, Eduard.
—¡Sí, ya lo creo! —contesta mi orgulloso padre. No sé de qué está orgulloso, yo no he decidido ser guapa o fea, serlo o no no es merito ni mío ni de nadie. Es algo ridículo el “felicitar a alguien por ello”. Pero hay que ser simpática, así que le sonrío al padre de mi mejor amiga— Paris también es muy guapa, además he oído cosas magníficas de ella. ¿Por qué ella es tu compañera de cuarto, no?
—Sí, papá es ella.
—Ah, ¿tú eres Nora? —pregunta el Sr Johnson.
—Si, Sr Johnson —contesto tímidamente.
—Llamame Robert, por favor.
—Claro, Sr., digo Robert —una sonrisa llena sus labios y los de mi padre, y nos sentamos en la mesa después de los saludos
—Hola guapa, soy Amber la madre de estos tres revoltosos —señala la parte donde están Will y Paris. ¿Dónde está Nick? Yo río levemente ante su comentario. Busco con la mirada al Johnson que falta, pero no está en la habitación.
—¿Nick? —susurro al oído de Paris que está a mi derecha.
—Llega tarde, como siempre —en ese momento se oye la puerta abrirse y el camarero pasa junto a otro chico. Va con una camisa azul claro con los primeros botones desabrochados dejando ver su definido torso.
—¿Me echabas de menos, princesa? —tengo tanta tanta suerte que el único asiento libre estaba a mi lado, así que el chico está sentado a mi lado.
—Come y calla.
La cena fue tranquila, quitando el hecho de que Nick no paraba de mirarme. Incluso cuando estábamos esperando el segundo plato y yo tenía mi mano reposaba sobre mi pierna, él entrelaza nuestras manos. ¿Qué se habrá creído?
“El KARMA te odia”.
No me digas…
—¿Sabes ya lo que vas a estudiar, Nora? —Creo que Amber me está preguntando algo, así que salgo de mis pensamientos y me centro en ella.
—¿Perdón? ¿Qué decías? —un poco en las nubes y apenada pregunto. El imbécil de mi derecha se ha reído y me ha apretado el muslo con su mano. Podría parar de incomodarme en algún momento.
—¿Qué quieres estudiar? —dice de nuevo de forma pausada y dulce.
—Ah. Bueno, pues me gustaría hacer psicología —especialización en psicología sexual. No digo eso porque no quiero que nadie se atragante, en especial mi madre. Y si suelto eso ahora seguro que sucede.
—Anda que bien. ¡Como tu cariño! —mira a Will que se nota que le incomoda tener toda la atención para él. Lo siento chico, ese peso se comparte.
—¿Ah, si? —pregunto sorprendida, no es el tipo de chico que estudiaría algo así, es más deportista y menos estudioso pero la gente te sorprende, no.
—No exactamente, es decir, optaré por medicina.
Mi padre le felicita por la carrera que quiere cursar y vuelven a sus negocios mientras nuestras madres hablan de una tienda nueva que acaban de abrir y París y Dana de algo que no logro escuchar. Parece que se conocen de algo.
Nick deja de intentar cogerme de la mano para levantarse de su silla.
—Voy al servicio —informa.
A los pocos minutos un mensaje hace que deje mi plato de patatas aún lado y centre toda mi atención en mi móvil.
Lo dejo en visto y me levanto de la silla. Solo voy porque la curiosidad le gana al sentido común y a las ganas de mandarlo a la mierda.
—Ahora vengo —les aviso a todos y me dirijo al baño de caballeros.
Cuando estoy en la puerta, me aseguro de que nadie me ve y entro. Al cerrar la puerta unos brazos fuertes y cálidos me acorralan en la puerta, cerrando esta con llave.
—¿Qué haces?
—¡Estás muy guapa con ese vestido!
—Me he dado cuenta cuando me lo has susurrado al oído como por décima vez durante la cena —respondo con tono cortante. Paso mi mano por mi pelo echándolo hacia atrás.