Mi insólito matrimonio

La esposa. Gaia sale con ocurrencias que pueden suceder en el futuro.

 

Quería una cita, para tratar de llegar a ella y que se olvide un poco de su mundo, pero es extraña. -

 

 

    • Hoy iremos al cine.
    • Nada de eso – expresó Gaia – ¡Ya sé cómo eres! La molestia es la madre de los antisociales
    • ¡Ey! No soy antisocial ¿Y qué tiene que ver eso con el cine? ¿Y eso de ser molesto?
    • Me entiendo bastante bien con mis dichos.
    • ¿No querías ver una película de zombis?
    • Si pero la veré sola. ¿para qué distraerme? Algún  día será en vivo y directo y debo estar preparada.
    • ¡Naa! ¡Son tonterías! Aparte de ello que egoísta. -
    • ¡Danna! Ser egoísta es parte de la supervivencia del más fuerte. Imagínate cuando las calles exploten de muertos corriendo a la gente

¿Qué harás?

    • Me tiene sin cuidado lo que suceda. Y por dios que dialogo tan trillado Gaia. Solo te propuse ir al cine.
    • Si pero el apocalipsis zombi es importante.
    • ¡Bueno! ¡Bueno! – gesticule con las manos – veremos. ¿Qué tal si cenamos y lo discutimos ahí?
    • Me parece interesante tu propuesta
    • ¡Dios! Que loca que estas – dije por mi mente
    • ¿Qué insinuaste? No estoy loca, solo soy realista
    • Otra vez hablé en voz alta. No aprendes más Júpiter.

Fue allí que salimos. Aunque la farsa continuaba. No estaba mal ir teniendo citas. Por lo menos no soñaba el estar con ella. Estaba con ella. O estoy con ella.

Nos trasladamos por una sección cerca de la casa. Había un restaurante nuevo con varios pisos cerca de la calle peatonal donde circulaban transeúntes

Ingresamos, subiendo al último piso que se encontraba sin clientes. Sería más tranquilo allí. Un lugar frente a una gran ventana.

 

Al pedir al mozo el menú. Nos decidimos por pizza. Al traernos los platos. Veía esa redondez de aquella maza crujiente. Le serví a ella y luego me serví a mí. Gaia no tomaba líquidos, pero esta vez se pidió una botella de vino. Así que para hacerle el favor compartimos copas.

    • Y bien – Ella miró frente a la ventana al vacío del suelo donde caminaban las personas. - ¿Qué opinas?
    • ¿Eh? ¿La pizza esta deliciosa?

-     ¡¡Noo!!

    • ¿La calle? Mmm muchas personas – Contesté, masticando un trozo de masa.
    • ¡¡Noo!! Mira si esas personas fueran mordidas y se transformaran en zombis y tuviésemos que escapar a ¿dónde iríamos?
    • ¿Gaia en serio me dices?
    • ¡¡Claro que sí!! – Me apuntó con el cuchillo. -
    • ¡Bueno!, Podríamos salir entre la multitud. -
    • Error, seriamos mordidos.
    • ¡¡¡Mmm!!!............... Escapar por la terraza. Y escondernos.
    • Error nos atraparían.
    • ¡Maldición! – mire bien por la ventana – descender por el patio trasero y correr
    • Ellos corren
    • ¡Oye! No todos. En las películas algunos don lentos.
    • Y en otras son rápidos. Ten todas las opciones.
    • A ver genio. ¿Qué harías tú?
    • Iría como dices por atrás. Salida de callejón. Tomaría el extintor como arma y rosearía todo el espacio. Ellos carecen de buena visualización. Luego iría a buscar un auto, modelo viejo y rompería el vidrio. Abriría la puerta. Conectaría los cables debajo y me daría a la fuga
    • Bien. ¿Y si no hay un auto viejo?
    • Lo hay allí. – señala dos o tres modelos.
    • ¡¡Rayos me casé con una ladrona experta! – Me dije – Dejemos esto de los zombis.
    • Hay que tenerlo presente Danna, y disfrutar los momentos. – Ella ya estaba demasiado bebida. Ahora entendía todo, el porqué de esta plática absurda. – Sabes y si llegaran ellos ¡hip! Y no hubiera escapatoria ¿Qué te gustaría hacer? ¡¡Hip!!
    • Gaia bebiste demasiado.
    • No tanto – Y como una vez se tomó la copa completa – Vamos y si vinieran – Y acerco su boca a mi tomando mi mentón con du mano. Sentí

 

una emoción de tener sus labios cerca – Si llegasen ¿Qué haríamos? – Empecé a titubear y poco a poco acercamos nuestros labios casi rosándose – ¡Tú me protegerás mi príncipe! – Dijo en voz baja y luego. Luego me soltó el mentón - ¡Danna! Me duele la cabeza. – Dijo ello mientras me desilusionaba por mala suerte.

    • Eso te pasa por tomar demasiado.

Me llevé a Gaia como cuando se lleva a los heridos de la guerra directo al hospital. Basta de zombis por hoy. Aunque Gaia no era ninguna ingenua al mencionarlos. En algún futuro, cuando regresemos. Eso dice el tiempo.

“Algunos dirán que solo me salí de un repertorio, pues mi relación con Gaia es muchos más que ello, pero estas historias y delirios hipotéticos de ella, no son nada abstractos. Recuerden que hay muchas maneras de vivir, y también de morir.”

Gaia, no se equivoca, por algo tiene un don especial, aunque todavía no sé

¿Quién es, o que es?

 

Ahora sí, vayamos al primer bucle…




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