Mi insólito matrimonio

La esposa. Gregory es todo un galán cuando se trata de enamorar. Otro sueño, otra realidad

 

Si fuera, solo una palabra sería tu nombre, tú mi todo,

 

 

 

Gregory se encontraba de pie en un boulevard de la zona céntrica de la ciudad. Terminó su cigarrillo, y comenzó a pensar en sí mismo. Quería que la salida fuera especial. No solo una mera cita de amigos. Júpiter, me gusta Luna, y no me salen las palabras para enamorarla. Entonces haz hechos que vengan del corazón le dije. Intenta y se te caes te levantaras, no es algo que no se pueda resolver. A todos nos aterra cada momento crucial, y la mente nos juega muchas tretas para infundirnos temor a lo desconocido, pero es solo cruzar ese puente. Una vez que estés del otro lado, te sentirás aliviado sea cual sea el resultado.

Siempre fui racional para dar una respuesta a una pregunta, que fuera romántica. El miedo de Gregory es el rechazo a su ataque. Para alguien que lo haya experimentado, sabe bien que una derrota no es la guerra perdida, y si lo fuera habrá otras guerras que lidiar.

Alguien me ha dicho una vez. “Siempre vendrá alguien nuevo. Y ese alguien puede ser el indicado. El universo es fantástico. No importa de dónde llegue, llegará”

 

 

 

Gregory estaba por sacar su paquete para fumarse otro cigarrillo, hasta que apareció Luna.

Llevaba unos jeans, con sus lentes de científica. Hasta siempre había usado lentes de contacto. Su cabello suelto, su mirada, con un labial en su boca rosa. Una camisa, y un sacó de lana común y corriente como le gusta vestirse a ella. Unos zapatos de taco para llegar a la altura de Gregory. Eso quizás sea bueno.

 

 

 

  • ¡Hola! Perdón por llegar tarde. – Ella se había demorado unos minutos. –
  • Para nada, solo es un poco de tiempo. –   Dijo Gregory. Ella hizo una mueca un tanto extraña por si sola sobre ese llamado tiempo. Algo tramaba, que Gregory no podría dar a entender.
  • ¿Quieres…..?
  • ¡Eh!…¿Qué te parece?....
  • ¡Oh! Perdón -Dijo un tanto nervioso Gregory.
  • ¡Ja! ¡Ja! Parecemos dos adolecentes en una cita primeriza – Se rió Luna.
  • ¡Ja! ¡Ja! Tienes toda la razón – Se tomó con su brazo y mano derecha la nuca gesticulando Gregory una situación de broma. –
  • Mira esta el parque de diversiones.
  • Pues vamos entonces.

 

Fueron caminando. Ella con sus manos detrás mirando todo alrededor, y él con las suyas en los bolsillos. Estaban en silencio.

  • ¡Estem!
  • ¿Sí? – dijo Luna preguntando la duda de Gregory
  • No, solo te iba preguntar cómo te estaba yendo con tu trabajo, y estudios.
  • ¡Oh Bien! La biología molecular aplicada a la física, está desarrollándose a pasos agigantados. Estuve realizando unos estudios físicos sobre el movimiento de los átomos, y su velocidad en las partículas para la perfección del tiempo.
  • ¡No entendí muy bien!
  • Que con los movimientos de los átomos a una cierta velocidad, encajando con otros, se podría hacer cambios del tiempo y espacio.
  • ¿O sea viajes en el tiempo? ¿Creí que era imposible? He escrito sobre ciencia ficción, y sobre viajes en el tiempo. Viajes a otros universos. Pero siempre sobre la base de una hipotética teoría que no resultaría jamás.

 

  • ¡¡MM!! …. – Luna, se mantuvo distante a ello – Son estudios, como esas hipótesis, pero se aceptan para ser aprobados en los departamentos.
  • ¿O sea que aún queda mucho por estudiar y descubrir?
  • ¡Así es..! – Luna logró tranquilizar los pensamientos de Gregory – Mira ya está la entrada – ¡Qué bello!

Gregory se alegró, y fueron de inmediato hacia allí. Él como todo caballero pagó las entradas.

Al ingresar caminaron por unos puestos de comida.

 

  • ¿Quieres un copo de algodón?
  • Claro que si – Luna es amante de los dulces – Pero ahora invito yo.
  • ¡Bueno!, pero solo esta vez. -

 

Había muchas personas en los puestos. Cuando ellos llegaron, luna con su belleza era admirada por todos los hombres que la veían llegar sobre todo por su busto desarrollado. Gregory no sabía que decir mirando a cada tipo. Al llegar compraron dos copos, y así continuaron la cita. Había otros puestos de carnes, de malteadas, chocolates, helados. Algunos de juegos.

  • Es muy bella la feria que se arman aquí – Ella recordó que en su hogar hay algunas parecidas.
  • Aquí en este parque venía cuando era menor.
  • ¿En serio?
  • Sí, mi madre siempre me traía. Fue cambiando con el paso de los años., pero siempre mantiene su magia.
  • ¡Ya veo! – Sonríe ella hacia cautivando a Gregory con la sola mirada. – Es un ángel

- se dijo asimismo

 

Luego de parar en un puesto de comida rápida, ella no le quitaba la vista a una maquina de esas que tiene osos de peluche en su interior, y deben ser sacados con una pinza. Fue

 

hacia ella, y miraba un peluche que estaba muy escondido entre otros. Gregory no tardo en poner una moneda.

  • ¡Vamos a ver si tenemos suerte!
  • ¡No hace falta Gregory!




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