Mi Luna, mi todo; hombres lobos

Capitulo 37: Lana sintió mecha tristeza por su madre y todo lo que sufrió.

Esa mañana Lana estaba más tranquila, dió inicio a la lectura del diario de su madre:

—”Un día muy temprano me llamo el Alfa Antonio a mí celular, cuando le contesté, lo escuché furioso:

—” Donde está?, la necesito en la casa cuando llegue.”---

Sentí un enorme miedo, sin embargo le contesto con indiferencia, sin dejarle ver mi terror:

—” Estaré en la casa, estoy con mi hija y sus padrinos compartiendo por su cumpleaños.”---

Antes de irme hablé con los padrinos de Lana, tenía que regresar a la manada del tirano, regrese dejando a mi pequeña hija bajo la protección de nuestros nuevos amigos.

Al llegar a la manada, fui directo a la casa, al llegar organice toda la casa, cuando lo vi que llegó hecho una fiera, lo acompañó el Alfa de África, Margarita y su hijo venían con él.

Ese día me obligó a irme con el Alfa de África, durante una semana fui abusada por él, llevé maltrato físico y psicológico, fue una semana llena de terror en la que viví.

Cada vez que estábamos solos, el era muy salvaje en la intimidad, siempre me dejaba muy lastimada, sus embestidas eran cada vez más violentas, no me quedaba de otra que continuar por tener a mi pequeña traviesa a salvó.

Al fin ví terminar la semana, pude regresar a la casa del Alfa Antonio, pensando que eso era todo, para mí sorpresa, ya el tenía una larga lista de Alfas a los que les debía grandes cantidades de dinero.

Al llegar tenía otro de sus clientes, esperando por mi para entregarme a un nuevo suplicio, pase por las manos de varios Alfas.

Cuando estuve libre de sus negocios, estaba completamente libre pero muy débil, pensé que tendría derecho a descansar, me obligó a estar con él.

Se comportó peor que todos, me trataba como si me odiara, era algo que no lograba entender, fue una semana llena de terror, continuaba con las amenazas hacia mi pequeña hija.

Me mira con una mirada llena de asco y odio, escupió todo su veneno al decir:

—” No sabe cuánto asco siento al estar contigo, una asquerosa meretriz, nunca te cambiaría por mi dulce esposa Margarita.”---

Me escupió todo su odio, mientras me golpea con el látigo, mi loba estaba débil, solo le pude contestar:

—” De que te quejas, tu me llevaste a esta situación, por tu culpa me he convertido en una meretriz a la que dice tener asco, la culpa es toda suya y de nadie más.

Nadie te mando a robar la Luna ajena, tú y mi padre son iguales, unos asquerosos mujeriegos, no respetan a ninguno de sus manadas, ya llegará el día que sean abandonados por todos.

Sabía tanto mi padre como tú, que mi destino era ser la Luna madre de todas las Lunas, por eso me apartaron de mi verdadero Alfa mayor.”----

Mi castigo fue peor que el de costumbre, en medio de todo lo bueno es que tengo a mi pequeña hija a salvo con sus padrinos y todo el clan.

El Alfa Antonio después de satisfacer sus bajos instintos, me deja casi inconsciente, apenas le pude escuchar:

—” Voy con mi dulce esposa, ella si es digna de mi amor, algo que tú nunca podrás tener, asquerosa meretriz.”---

Lo escuchó dar un fuerte portazo, pensé que había tirado la puerta, casi enseguida paso la llave a la cerradura, dejándome encerrada en el sótano, sin agua y sin alimentos para sobrevivir.

Mientras el Alfa Antonio se reunió con su flamante esposa, sin saber que lo tenía como un venado, por las múltiples traiciones, estaban hechos el uno para el otro, son iguales de infieles.

En un descuido del Alfa Antonio, la condesa Alma llegó por el pasaje secreto, fue rápida en regenerar toda la piel de mi espalda, de la misma forma como llegó se marchó, sin despertar ninguna sospecha.

Al fin me dejó que descanse, estaba débil y agotada, durante una semana pude descansar, pensaba en mí pequeña y al mismo tiempo me alegré de haber obedecido al conde Drácula, no quiero ni imaginar que le hubiera hecho algún daño a mí pequeña hija.

Una semana completa, estuve en el sótano, los únicos alimentos que pude consumir me fueron llevados por la condesa Alma, como no agradecer a mis amigos, no me desampararon en ningún momento, se arriesgaron a ir en mi ayuda.

Una semana después, él me saco de mi encierro, se sorprendió por ver qué me recupere pronto, tuve que regresar a cumplir con mis deberes, me dijo con odio:

—” Tenía la esperanza de haberme librado de ti, no quiero seguir ocultando a mi esposa, dejemos los sentimentalismo, debe de regresar a tus ocupaciones.”---

Ya no pude ocultar mi odio hacia el, en mi defensa le contesto:

—” Deja que Rosalía, mi hija y yo nos retiremos de su manada, no volverá a saber nada de nosotras, así no tiene que ocultar a tu casta esposa.”---

El enfurece y me grito:

—”Cómo se te ocurre, está loca o demente, te necesito para que pagues mis deudas de casino, mi esposa necesita que la atienda, olvide que podrás irte de mi manada.”---

Esa mañana cuando le serví el desayuno, el Alfa Antonio estaba actuando bien raro, me cuestiono:

—”Dónde dejó a mi hija?---

Me tomó por sorpresa, pero no me dejé engañar del tirano, con tranquilidad le dije que la tenía sus padrinos, querían pasar tiempo con ella y no me pude negar a su petición.

El me reprochó delante de su esposa, ví en la mirada de los dos mucho odio, el fue quien hablo:

—”Espero que no me esté mintiendo, cuando cumpla los quince años, se la entregó al Alfa de África, es la única forma de terminar de pagarle toda mi deuda, contigo solo consigo que me haga pequeños descuentos, le debo demasiado.”---

Fue la primera vez que me enteré de los planes, que tenía para mí pequeña hija, el terror me invadió, continúe cumpliendo con todos mis deberes sin dejar de pensar en la suerte de mi pequeña hija.”---

Lana cerró el diario, las lágrimas corrían por sus mejillas, la tristeza en su mirada era muy notoria, el Alfa Adrik la abraza dándole consuelo con sus palabras:

—”Mi ciela no quiero que sufras, ya todo pasó, por tu madre no podemos hacer nada, por ti si podemos hacer y mucho.




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