Mi Maravilloso Hombre Lobo

Capítulo 1. Secuestrada

 

 

Priscila ya llevaba más de un año trabajando en un hospital público, aunque a lo primero su abuela se opuso a que ella trabajara en aquel lugar.

Porque según su familia, aquel hospital estaba en una zona muy peligrosa de la ciudad y casi todas las personas que acudían allí, eran delincuentes, pero eso a ella no le importaba, ya que lo único que quería era ayudar a las personas que buscaban ayuda médica en aquel sitio.

Ella sabía muy bien que esa zona era muy peligrosa y que había mucha delincuencia, sin embargo, sabía también que allí había mucha gente buena que necesitaban una buena atención médica.

Además, lo hacía porque le gustaba ayudar a los necesitados, por ese motivo escogió esa carrera y en ese lugar donde estaba trabajando era el sitio perfecto para poder ayudar a más personas de bajos recursos.

Por otro lado, no creía que las personas involucradas en su conflicto armado le hicieran algún daño, a personas como ella, que solo estaban buscando mejorar la salud de sus habitantes.

Y aparte de ella había otros médicos que fueron lo suficientemente valientes para aceptar trabajar en aquel sitio y ya llevaban mucho tiempo y no les había pasado nada aún, así que ella no iba a ser la más de mala.

Ella no había conseguido trabajo allí por el salario, ya que su familia le proveía todo lo que necesitaba y lo único que sinceramente quería era ayudar a la gente de esa zona que en verdad necesitaba atención médica especializada y con suma urgencia.

Sin saber que esa terquedad de trabajar y ayudar a esa comunidad la llevaría a pasar uno de sus peores momentos, puesto que desde el mismo momento que se dieron cuenta del apellido de la doctora que atendió a tres delincuentes con heridas de bala, ya estos le habían echado el ojo por sus apellidos.

Luego de haber sido dados de alta, buscaron información sobre el parentesco que tenía esa médica que les había salvado la vida, con la familia Robles de la ciudad.

Ya que esta familia era muy reconocida por esos lugares, y dándose cuenta luego de que ella era una de los herederos de esta poderosa familia.

Priscila, solo iba a ese hospital desde las siete de la mañana, hasta la cinco de la tarde y no se podía quedar más tiempo, aunque lo quisiera, porque su familia esta fue la única condición que le habían puesto para dejarla trabajar en aquel sitio.

Ya que tenía que estar a las siete en punto en la casa, porque era la hora que se servía la cena y debía de estar presente igual que el resto de la familia.

Sin embargo, ese día no pudo cumplir con aquella promesa hecha a su abuela, pues antes de salir llegó un chico de solo quince años con una herida de bala y necesitaba intervención quirúrgica urgente y ella era la única que estaba sin paciente en ese instante, ya que era su hora de salida.

Así que dejó su bolso a un lado y se dirigió a la sala de cirugía. Tres horas duró esta intervención. Y apenas salió de aquella cirugía, miró su reloj y se asustó mucho por la hora que eran, así que lo primero que hizo fue llamar a su madre para decirle que no se preocupara que ya iba en camino, solo que tuvo un paciente de último minuto.

Sin saber que ya los delincuentes del barrio tenían un plan para secuestrarla y pedir dinero por su rescate a su familia.

A las ocho y media de la noche, Priscila salió de cirugía y se dirigió a su coche sin siquiera bañarse y cambiarse el uniforme. Ya que se le hizo muy tarde para llegar a su casa y aunque ella era mayor de edad, respetaba mucho las órdenes de su familia y no solo era ella, sino que todos sus hermanos eran iguales.

Pero no se había montado a su carro cuando dos tipos le cerraron el camino y cada uno llevaba consigo una pistola, haciéndola retroceder del miedo.

Igual no tuvo mucho tiempo para pensar que era lo que estaba pasando, porque en un instante le taparon su cabeza con una capucha y al otro la arrastraron y la subieron en una camioneta, amarrándola de pie y manos y para que no gritara le pusieron cinta en la boca.

Sinceramente, Priscila en ese momento sentía mucho miedo, ya que no sabían que querían aquellos tipos de ella y tampoco para dónde la llevaban, puesto que tenían varias horas que el vehículo iba en movimiento y nada que se detenían en ninguna parte.

Solo se imaginaba que lo que iban a hacer con ella, no era nada bueno, pues solo escuchaba que hablaban entre ellos, sobre que le iban a hacer y lo que más nerviosa la puso fue cuando uno dijo que antes de entregarla a sus familiares se iban a divertir con ella un buen rato.

En ese instante ella pensó en lo peor, pues de seguro le iban a pedir dinero a su familia por su liberación, pero eso no era lo que la inquietaba, por el hecho de que sabía que su familia pagaría todo lo que esta gente pidieran por su rescate.

Lo que en realidad la asustaba era lo que acababa de escuchar, ya que lo más seguro era que la violaran y como podía vivir con ese trauma en su vida y menos siendo virgen a su edad, ahora se estaba arrepintiendo no haber tenido relaciones sexuales con ninguno de sus novios anteriores.

En ese momento ya estaba muy arrepentida de no haberle hecho caso a su familia cuando le habían dicho que buscara cualquier otro lugar para trabajar o a su vez le montaban una clínica, para que ella hiciera lo que quisiera, pero que no fuera a meterse a ese barrio tan peligroso y olvidado por todos.




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