Mi Maravilloso Hombre Lobo

Capítulo 7. Fuerza bruta

 

 

 Priscila, al comunicarse con sus familiares, se dio cuenta de que ya las autoridades habían desplegado su búsqueda por todas partes y hasta recompensa habían ofrecido.

En ese instante, ella se dio cuenta de la magnitud del problema que se había metido y en realidad era culpa suya, pues cuando la rescataron lo primero que debió de hacer era llamar a sus padres y avisarle que estaba bien.

Sin embargo, estaba muy cansada y se había olvidado. Además, era mejor no volver por el momento, pero como le estaban exigiendo que le diera su dirección, y sinceramente ella no tenía ni la más mínima idea en qué rincón del mundo se encontraba.

Luego se dio la vuelta para que Marcos le ayudara con esto, pues sabía mejor que nadie que su familia no iba a aceptar, que ella no le diera su ubicación, pero cuando se dio la vuelta, se dio cuenta que estaba sola en aquel estudio.

Por ese motivo, solo les dijo que no se preocuparan por ella, que yo estoy muy bien, y para evitar que le siguieran pidiendo su dirección, les mintió, diciendo: lo que sucedió fue que en mi camino a casa un compañero me invitó a un voluntariado al campo.

Y como ya me conocen que me gustan estas actividades, no lo dudó ni un segundo y simplemente acepté acompañarlos, solo que se había olvidado avisarle.

Lo siento mucho por no avisarles primero, y antes que le siguieran haciendo más preguntas, les dijo. Después los vuelvo a llamar, ya que por acá la señal es un poco mala, y de inmediato colgó la llamada.

Al colgar, puso una de sus manos en el pecho, pues, ya se imaginaba cómo debían de estar sus familiares al ver que no llegaba, ni tampoco les contestaba el teléfono.

Luego puso el teléfono en el escritorio y comenzó a mirar mejor aquel lugar, se veía que su dueño era demasiado ordenado.

Después de ver que todo estaba muy bien organizado, miró por la ventana hacia afuera y se dio cuenta que este sitio estaba rodeado de bosque, un lugar donde se podía respirar aire puro. Al ver a su salvador caminar afuera, quiso abrir la ventana para hablarle.

Sin embargo, no pudo porque se vio interrumpida por unos golpes en la puerta. Ella de inmediato volteó su mirada a la puerta y pudo ver entrar a una pelirroja con el cabello suelto, el cual le llegaba hasta la cintura.

Priscila estaba perdida con tanta belleza de aquella mujer, era simplemente hermosa, era alta, voluminosa en los lugares que lo necesitaba, hasta que tuvo que hablar y sacarlas de sus bonitos pensamientos.

Pues se dio cuenta de que lo que tenía de belleza lo tenía de grosera, ya que la susodicha entró preguntando por Mario y al no verlo en la habitación comenzó a gritarle y decirle que ese lugar estaba prohibido estar cuando Marcos no estuviera adentro.

Priscila estaba a punto de responderle y decirle que era el mismo dueño, era el que la había dejado adentro. Cuando sintió como aquella mujer la cogía del brazo y la sacaba a la fuerza, tenía tanta fuerza que, por más que se resistió a que la arrastrara, no pudo dejar que la sacara de aquella forma.

Después de estar afuera, cerró la puerta detrás de ellas y comenzó nuevamente a atacar con sus duras palabras, diciendo que lo mejor era que se alejara de su hombre, pues sabía que lo único que buscaba era tener una mejor vida, sin siquiera darle la oportunidad de defenderse.

Definitivamente, esta mujer era una completa loca y al ver que no la dejaba hablar, solo se puso a sobarse el brazo donde la había cogido antes, ya que la agarró con mucha fuerza y le estaba doliendo. Aquella mujer parecía un volcán a punto de explotar, así que lo mejor era alejarse de ella ahora mismo, si no quería salir más dolorida de lo que ya estaba.

Después buscaba a su salvador y le explicaría mejor las cosas; sin embargo, era como si a esta mujer le gustaba arrastrar a las personas, pues cuando ella estaba a punto de darse la vuelta e irse, la volvió arrastrar para llevarla al jardín, según esta para que pelearan y así ver quien era digna de estar cerca de Marcos.

¿En qué edad pensaba que estaban aquella loca? ¿Y cómo era que iban a luchar para ver quien merecía estar cerca de Marcos? ¿Acaso ella era un animal salvaje para pelear por un hombre que no le interesaba, ni un poco? Y como pensaba esta mujer que se defendería de aquella fuerza bruta que tenía, todas estas preguntas se hacía Priscila en su mente.

Y cuando trató de decir algo, la volvió a callar, ya que le dijo: —Acaso me tienes miedo.

Pues claro que le tenía miedo, si nunca en su vida se había peleado a golpes con ninguna otra persona, como pensaba que ella, le iba a ganar a esa atarván, ya que parecía que no conocía otra forma de arreglar las cosas, si no era irse a los golpes.

Ella estaba pensando en gritar y así poder salvarse de aquella mujer, cuando como caída del cielo llegó María, la cual la salvó, mientras decía, Mirna deja a la señorita en paz que es la invitada del señor, o acaso quieres tener problemas con él, como la última vez.

Mirna al escuchar estas palabras, dijo: sólo estábamos charlando un poco, pero como ya llegaste, mejor me voy y de inmediato dio media vuelta y se fue un poco molesta por no haber podido ganarle en lucha a su rival.




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