Mi Maravilloso Hombre Lobo

Capítulo 9. Instinto animal

 

 

Priscila al ver que aquellos hombres cada uno la cogían de un brazo, pensó que esta gente no estaba jugando con ella como había pensado y se dio cuenta de la magnitud del asunto, así que de inmediato trato de explicar diciéndoles: pero yo no le hice nada a Mirna, antes la atarván esa, es la que debería de estar presa, ya me ha dejado mi brazo lleno de hematomas.

Sin embargo, su salvador no la escuchó, pues antes de darse la vuelta e irse, solo dijo: "asegúrate que no se vaya a escapar, ya que, si eso llega a suceder, tú pagarás en su lugar".

 

Después de haber dado esta orden a sus subordinados, Marcos se fue dejando a Priscila sin saber que había hecho y quién era él en realidad para dar orden de que la encierren.

Ella de inmediato volteó su mirada a Brando, mientras le preguntaba: ¿qué está pasando, que no entiendo nada?

Brando comenzó explicándole el motivo del porqué la estaban encerrando; sin embargo, ella todavía no entendía nada y se preguntaba quiénes eran la manada de los Green y por qué ellos pensaban que estaba aliada con esa gente, sinceramente no entendía nada de lo que ellos la estaban acusando y por qué los llamaban manada ¿acaso ese grupo eran animales, para que lo llamaran de aquella forma?

Luego se dijo que eso era imposible, pues quizás solo eran un grupo musical al cual ellos se referían por ese nombre y ella no había escuchado hablar aún y meneó su cabeza, confirmando en su mente que debería de ser así.

Pensando de esta forma, no se quedó con todas esas preguntas en su cabeza y lo primero que dijo fue: La verdad, no sé de qué me estás hablando. Además, cuando te refieres a Manada, ¿me estás hablando de algún grupo musical o de una empresa? Ya que creo que ahora mismo estamos hablando idiomas diferentes, porque no logro entender nada de lo que me estás diciendo.

Brando, que por un momento estaba seguro de su culpabilidad, ahora lo estaba dudando, pues parecía que en realidad no sabía de qué le estaba hablando. 

Y estaba el tema de que, si en realidad ella no sabía nada de la existencia de su raza, si le explicara ahora de que le estaba hablando, se delatarían solo.

Por ese motivo, no le quiso explicar más, solo le dijo: en este pueblo Marcos es la máxima autoridad y todos le obedecemos, así que será mejor que te lleve al calabozo hasta que él vaya y te interrogue para saber si tienes algo que ver con el ataque que tuvimos hoy.

Cuando ya estaban en el sótano, y Priscila miró aquel lugar, se estremeció. Eso no era una celda de las que miraba en la televisión, ya que nunca en su vida había pisado una, ni siquiera una estación de policía, así que en realidad no sabía cómo era una; Sin embargo, esto era una ratonera, como era posible que se iba a quedar en un lugar tan escalofriante como este, de seguro le estaban jugando una muy mala broma.

Ella miró a Brando, mientras le decía: no me pueden encerrar mejor en mi habitación, porque este sitio huele muy mal; y no creo que pueda aguantar ni media hora encerrada en este calabozo.

Brando, al mirar aquel espacio, estuvo de acuerdo con ella, pues esas celdas estaban diseñadas para hombres lobos y no eran aptas para ningún humano y mucho menos para una mujer tan delicada como se veía que era ella, además estaban llenas de herramienta de torturas y olían muy mal.

Definitivamente, no la podía dejar en aquel lugar, así que decidió encerrarla en su habitación custodiada por los dos lobos que lo seguían y después iría a avisarle a su alfa sobre esta decisión, no fuese a pensar que le estaba desobedeciendo sus órdenes.

Priscila, al escuchar que la dejarían encerrada en la habitación con guardias en la puerta, pudo respirar mejor, solo esperaba que la dejaran libre lo más pronto posible y así poder regresar a su hogar.

Ahora se estaba dando cuenta que fue una mala decisión haber ido a aquel pueblo en busca de su supuesto prometido.

Sin embargo, no era tiempo para pensar en esto, ya que tenía mucha hambre y tenía que alimentarse primero. Luego pensaba que hacer para alejarse de aquellas personas lo más lejos posible, pues ahora se estaba dando cuenta que eran muy peligrosas.

Así que, después de que Brando la dejó encerrada en el cuarto, tocó la puerta para que la abrieran, luego preguntó por el nombre de su guardián.

Él se presentó como Ciro.

Ella de inmediato le dijo: Ciro, ¿podrías traerme algo de comer, que me estoy muriendo de hambre? 

Después de que Ciro aceptó, comenzó a decir, Además, quiero que me traigas un libro y una botella de vino. Pues no se iba a pasar todo el tiempo sin hacer nada encerrada en aquella habitación, por lo menos iba a leer algo y tomarse un par de copa para distraerse un momento.

Por su parte, Marcos estaba en su estudio mirando todos los mensajes que habían salido desde su teléfono y la hora concordaron cuando dejó a Priscila sola en su estudio. Tenía la esperanza que ella no tuviese nada que ver con lo que había pasado, pero hasta ahora parecía que ella era la culpable de todo.

En ese instante entró Brando y le contó la decisión que había tomado, y de inmediato defendió su desobediencia, diciendo que esos calabozos no eran aptos para una persona como Priscila, además de argumentar que ella no parecía ser culpable. Se quedó un poco pensativo, luego volvió a decir y si en realidad lo era tenía que ser muy buena actriz para fingir también.




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