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La actuación de Xty transcurrió sin ningún incidente desagradable, al contrario. Ella bromeaba y charlaba tanto con los parroquianos como con los meseros entre canción y canción y tuvo cuidado de mencionar un par de veces el lugar en el que estaba, para quienes los veían en internet supieran la ubicación. Gustavo le leía los comentarios en las redes sociales, como siempre, y poco a poco la gente fue llegando. El local se llenó en su totalidad y el entusiasmo de todos era absolutamente contagioso.
Un mesero se acercó y colocó un plato sobre una pequeña mesa que había junto a la joven.
— ¡Bolitas de queso! ¡Gracias guapo! — Exclamó ella, tomando una con el tenedor mientras el mesero sonreía y dejaba otro plato junto a la computadora de Gustavo. — ¿Ya las probaron? ¡Son buenísimas! Gracias Elías, me encanta el guacamole y la salsa que les pusiste. ¡Son únicas! En serio que jamás había probado algo igual.
El joven sonrió desde la barra y le levantó el pulgar.
Xty dio un bocado y luego retomó la guitarra.
— Oigan, me lo he estado pasando genial aquí. ¿Están de acuerdo si nos citamos para la próxima semana? — Dijo mientras tocaba unas notas. — ¿Les parece si regresamos a este lugar? Pero tienen que consumir. ¿Eh? No vayan a venir sólo para comprar un café y ya. Si van a estar ocupando una mesa durante todo el espectáculo, hagan que valga la pena el trabajo para toda esta gente que se está partiendo el lomo para que ustedes estén totalmente a gusto.
Hizo una pausa para beber un trago de agua del termo que había llevado consigo y luego siguió hablando mientras rasgaba suavemente las cuerdas de su guitarra.
— La verdad es que no me puedo quejar de cómo se están portando todos ustedes. ¿Saben? Tenía muchísimo miedo de presentarme en público. Les confieso que tengo algunos problemas bastante serios para interactuar con la gente. Así que, si se acercan mucho, créanme que me puede entrar un ataque de pánico. Y no, no es broma, en serio que no. Lo que digo es totalmente real. Por eso no hacía presentaciones en público ni he aceptado ir a masivos o cosas así y nunca, nunca, nunca salgo de casa. ¡Bendito sea el internet que me permite incluso hacer las compras en el supermercado a través de la computadora! Créanme que, si no es por el increíble apoyo de mi familia, de mi queridísimo Gus y ahora de Elías y su maravilloso equipo de trabajo, definitivamente, no me hubiera atrevido a venir aquí el día de hoy. ¡Gracias a todos! Ustedes son mi fortaleza.
Todos asintieron con comprensión y aplaudieron entusiasmados.
— ¡Te queremos Xty! — Gritó alguien mientras los demás aplaudían.
— Yo también los quiero mucho. — Asintió ella. — Gracias desde el fondo de mi corazón por todo su apoyo... ¿Se acuerdan de esta canción?
Siguió cantando un par de melodías y, al terminar la última, su hermano levantó el dedo índice sin despegar la vista de la pantalla.
Xty sonrió y, sin decir nada, acomodó la guitarra en su base y se puso de pie. Aventó un beso con la mano a la audiencia y caminó a toda prisa a la parte de atrás.
Descubrió un biombo bajo las escaleras que llevaban a la bodega que la cubría de la vista de cualquier curioso, entró tras de él y con rapidez, se quitó el blusón y sacó el vestido de su maleta y se lo puso encima de las licras. Guardó el blusón junto con las zapatillas, se puso unas sandalias y tomó un puñado de toallas húmedas empezando a quitarse las pestañas postizas y el maquillaje mientras se quitaba la peluca y la guardaba. Descubrió con agrado que Elías había acondicionado ese pequeño espacio con una percha, un banquito para poner sus cosas y un pequeño espejo colgado en la pared Una vez lista, se soltó el cabello y se lo acomodó con los dedos, cerró la mochila verificando que no se viera nada fuera de lugar y se acercó a la puerta a toda prisa, con la mirada baja.
— Espera. — Dijo Elías acercándose rápidamente a ella.
Abrió con cuidado la puerta y se asomó al callejón.
— Está despejado. — Dijo volviéndose a ella. — Xty estuvo genial, felicítala de mi parte.
— Gracias. — Sonrió la joven.
Él se inclinó, sorprendiéndola, y le dio un beso en la mejilla.
— Pero tú me sigues gustando muchísimo más que ella. — Le indicó haciéndose a un lado. — Anda, corre antes de que alguien te vea.
Cristina no lo pensó dos veces y salió a toda prisa hacia el callejón, con la mirada baja mientras él se quedaba en la puerta viéndola alejarse. Una vez que la joven se incorporó a la calle y se mezcló con la gente, él regresó al interior del local con una gran sonrisa en los labios y se dirigió directo hacia el micrófono.
— Gracias a todos por estar aquí. Xty les agradece muchísimo el que hayan venido a apoyarla. Son ustedes geniales.
La gente empezó a aplaudir, algunos protestaron pidiendo que la joven saliera de nuevo. Elías sólo se encogió de hombros, negó en silencio, y regresó a la barra mientras Gustavo empezaba a apagar el equipo y a desconectar todo.
Algunas jóvenes se acercaron a tratar de conversar con Gus, este sonrió en forma amable charlando un poco con ellas, pero se negó a responder ninguna pregunta personal sobre él o sobre su hermana. Terminó de guardar sus cosas en la maleta y se levantó de su silla, tomo la guitarra de Cristy y caminó hacia la barra donde él y Elías chocaron los puños.