Mi Más Bella Canción De Amor

Capítulo 18

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Elías se encontraba pintando la pared del local que había conseguido prácticamente un par de días después de que había pasado todo.

Ese día, cuando salió de la casa de su madre, luego de toda la pesadilla vivida esa mañana, envió un mensaje a Cristina sin muchas esperanzas de que lo respondiera, y así fue, sólo recibió silencio por parte de ella. El único que lo había contactado, fue Gustavo para pedirle la ubicación del bar de su papá, sin ninguna explicación. Se la envió y no volvieron a hablar. Cuando llegó al café, le tocó la infame labor de decirle a los meseros que había cortado relaciones con su padre y que él se iba de ahí, todos se mostraron indignados con el viejo al saber los motivos y se solidarizaron con él. Lo ayudaron a sacar su equipo de cocina, víveres, suministros y un enfriador propiedad del joven y lo ayudaron a transportarlo a su casa. El mayor de todos ellos fue quien se encargó de ir al bar de su papá a entregarle las llaves y decirle que ninguno de los meseros iba a trabajar de nuevo en ese sitio. Luego, en la casa de Elías se pusieron a ver opciones y buscaron locales en renta. Les tomó un par de días ubicar uno con buena ubicación y un precio accesible y ahora estaban ahí pintando y decorando todo y tramitando los permisos correspondientes, para abrir lo antes posible.

El joven se encontraba infinitamente agradecido con los chicos por toda la ayuda que le estaban dando, aún quedándose sin ingresos esos días, por lo mismo estaba haciendo su máximo esfuerzo por abrir lo antes posible, para tratar de compensarlos. Casi no había dormido y los días se los pasaba malcomiendo, tratando de resolver todos los imprevistos.

Había modificado sus redes sociales, eliminando por completo todo rastro del local de su padre y colocado fotografías del nuevo sitio al que había decidido llamar “El café de Mr. X”, en una sutil alusión a Cristy, aunque ella no diera señales de vida ni le respondiera los mensajes que le había enviado desde que se separaron, rogándole por otra oportunidad. La noche que ella se debía presentar, encendió la computadora para ver si había trasmisión y se sorprendió mucho al ver a una muy seria y deprimida Xty en la pantalla, explicando que había tenido una recaída y que retomaba su aislamiento. Agradecía todo el apoyo que la gente le había dado, cantó una triste canción de desamor y soledad. Luego de eso, se cortó la transmisión sin despedirse de nadie. Elías no pudo evitar derramar una lágrima y maldijo de nuevo a su padre. El muy cerdo le había destrozado la vida no sólo a él y Cristy, sino a toda su familia, porque una de las más afectadas había sido su hermana Arely. Ella que tanto había adorado a su padre y ahora, enfrentándose a la verdad, su mundo se había derrumbado totalmente.

Todos estos días, en resumen, habían sido una total y absoluta pesadilla y no sabía cómo salir de ello. Odiaba que las cosas se le salieran de control y, sobre todo, odiaba el haber perdido a Cristina.

Soltó un suspiro y dejó la brocha, con cuidado, sobre el bote de pintura. Miró a su alrededor y sacudió los hombros para desentumir la espalda.

— Esto ya casi queda. — Le dijo a sus amigos, quienes también estaban trabajando al parejo de él. — Si todo sale como esperamos, el próximo fin de semana abrimos al público y crucemos los dedos para que los clientes nos sigan a este local.

— Vas a ver que sí, muchacho. — Asintió el mesero de más edad. — Tus platos le encantan a la gente, estoy seguro de que te van a venir siguiendo para seguir disfrutando tu cocina.

— Espero que así sea... — Asintió él, no sin algo de preocupación. — No me gusta que ustedes estén sin ganar dinero estos días. Me preocupa mucho.

Todos sonrieron.

— Te hicimos caso, jefe. — Dijo otro de los meseros. — Cuando nos dijiste que no nos alocáramos, que lo de Xty no iba a ser eterno y que ahorráramos... Créeme que te hicimos caso. Tú nos has apoyado mucho, justo es que nosotros te apoyemos ahora y saquemos el buey de la barranca. ¡Por supuesto que no te vamos a dejar solo cuando tú siempre diste la cara por nosotros!

— Y nos va a dar muchísimo gusto ver que esto levante y se llene de gente. — Dijo otro. — Y que el hijo de le fregada del viejo reviente de coraje al ver lo bien que te está yendo, a pesar de sus porquerías.

— Sólo esperamos que las cosas con Cristy se arreglen. — Dijo otro más. — No porque venga a cantar aquí, sino porque ustedes son una pareja preciosa y sabemos cómo se adoran. No se nos hace justo que hayan terminado por ese maldito pervertido.

Elías no respondió nada, en silencio, volvió a tomar la brocha y se concentró en seguir pintando la pared, ante la mirada de tristeza de sus compañeros.

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Cristy entró a su oficina con total desgano. Luego de lo acontecido, le tomó un par de días lograr recomponerse y tomar fuerzas para salir de su habitación y enfrentar el mundo.

Se sentía miserable, por supuesto. Perder a Elías la tenía destrozada. Él le enviaba mensajes casi a diario pidiéndole que siguieran con su relación, pero la joven tenía mucho miedo. Sus traumas habían tomado fuerza y los recuerdos de los viejos sucesos que habían afectado a su familia no la dejaban en paz, así que no se atrevía ni a responder esos mensajes.

Dejó su bolso en el cajón de su escritorio, pasó sus manos sobre el apretado moño que usaba y se acomodó las gafas. Inspiró profundamente y tomó sus herramientas para dirigirse a la sala de pruebas. No conversó con nadie, sólo respondió con un gesto de la cabeza los saludos que recibía. Llegó a la habitación y miró el maniquí con el vestido de novia de Arely, totalmente terminado.




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