Capítulo 01.
|Aarón Miller|
Portland-Oregón EE.UU/ Martes, 01-09-2015.
Todos esconden algo.
Cada persona en esta maldita cárcel esconde algo.
En el instituto de Portland todos esconden algo, es algo que todos saben, esta ciudad no está tan limpia como todos creen, los Miller podremos ser peligrosos y una familia de mafia, pero no somos los únicos, esta ciudad está llena de idiotas que ponen a sus hijos en esta escuela privada, somos lo mejor de la ciudad, a simple vista nos vemos normales, pero los locales saben la verdad, fuera de nuestra ciudad no se sabe nada, este instituto son rumores, todos saben que existe, como si fuera una escuela más, pero pocos saben realmente quienes estudian aquí. Todos aquí tienen algo sucio, todos ignoran al resto, pero somos conscientes de que debemos tener cuidado con quien nos metemos, este lugar no es para cualquiera, somos peligrosos en su mayoría, hay varias familias que solo tienen dinero legalmente y ponen a sus hijos aquí, pero es un número de alumnos tan escaso que es como si no existiera.
Todos esconden algo, legal o ilegalmente, somos falsos.
Ladeo la cabeza mirando el pasillo por el que voy a caminar, me da gracia los falsos que son todos, es como si todos viviéramos con una máscara constante.
Teniendo la cabeza en alto camino por el pasillo del instituto, escucho los insoportables murmullos, me jode que siempre me miren. Si, ¿Soy atractivo y qué? ¿Acaso nadie ha visto a alguien con buenos genes?
Ruedo los ojos ante mis pensamientos.
—¡Miller! —sonrío de lado al ver a mi amigo Lucifer acercándose, él es uno de los alumnos limpios, es buen tipo.
Me da una palmada en la espalda.
—¿Cómo te sentó el inicio de clases?
—Como el culo, soy más inteligente que todos estos idiotas, no sé porque tengo que venir —mascullo.
—Nos falta un año, yo que tú me relajo —bufo y él se ríe a mi costa —¿Listo para verla?
—Han pasado dos meses, está superado —hago una mueca —fue mi culpa, no me gustó lastimarla, pero que se puede hacer.
Y como si el diablo invocara al final del pasillo aparece mi ex-novia que se esconde detrás del pitufo gruñón rubio insoportable que es nada más ni nada menos Fabianne De la Torre, su mejor amiga. Siento como intenta matarme con sus pálidos ojos verdes, me evito rodar los ojos para no indignarla y más que nada para no hacer sentir mal a Amy, a ella si le tengo cariño, al pitufo gruñón prefiero ni verla.
La ruptura me dolió un poco y me hizo sentir mal, más que nada porque me apoyé en ella cuando Azul y Aracely se fueron, pero no soportó tantos secretos por mi parte por lo que la dejé, la lastimaba mucho con tantos secretos, no quise hacerle más daño, es buena chica, aunque su mejor amiga es otra olla.
Miro con aburrimiento a la rubia que sigue intentando mandarme bajo tierra, se acerca y claramente quiere decirme unas cuantas cosas, pero veo como Amy la lleva a otro lado y la rubia se queja en voz alta, escucho un insulto de su parte.
Que infantil es la princesita.
He escuchado cosas de Fabianne De la Torre, es una nena de mami y papi, es una mimada. Su madre: Juliana De la Torre, importante abogada en Portland y en el país, una de las mejores, Gerardo De la Torre, dueño de una cadena de clubs y discotecas, todo un empresario del entretenimiento, ella es hija única, vive en una mansión y tiene todos los caprichos que quiere. No entiendo a Fabianne no entiendo como no es una princesita chillona y es un duende gruñón, tiene todo lo que quiere al alcance de sus manos, es feliz.
Me parece un poco curiosa, aparte de insoportable, claro.
Chasquean los dedos frente a mi rostro, miro con el ceño fruncido a Lucifer.
—¿Qué? —espeto secamente.
No se ofende, está acostumbrado a mi malhumor.
—¿En quién pensabas? —su sonrisa ladina hace que me sonroje molestamente — oh no, ¿Te sigue gustando Amy?
Lo miro y gruño.
Odio sonrojarme y lo peor es que no va con mi personalidad, no pensaba en Amy y no sé porque me sonrojé, supongo que me avergonzó que supiera que pensaba en la loca teñida esa.
—No —gruño —por Amy solo siento aprecio y ya.
Lo ignoro mientras él sigue fastidiando, en algún punto aparecen mis demás amigos: Scott, Peter, Ángel y Apolo, conversamos y entramos a clase cuando la campana suena, odio las clases.
La clase de historia es aburrida, de verdad odio este lugar, preferiría estar en casa leyendo algún libro, biología es igual, me la paso aburrido hasta que dejan una tarea. Dejan una tarea de compañeros, mierda no, me toca con Amy.
Cierro mis ojos con fuerza, siento su mirada clavada en mi nuca, no la miro fingiendo despreocupación, pero debajo de la mesa subo y bajo mi pierda velozmente, odio la ansiedad.
Trago disimuladamente y comienzo a garabatear en mi cuaderno.
El timbre suena y me quedo ahí sentada, todos salen corriendo como es costumbre, escucho cuchicheos al otro lado del salón, afino mi oído y escucho mi apellido, sigo escuchando y escucho varias maldiciones.
Alzo un poco la vista en el momento en que veo la cabellera castaña indomable de Amy saliendo del salón, mi vista es tapada por una top de ositos cariñositos y una cazadora jean. Alzo la vista y me topo con unos ojos pálidos envueltos en un delineado de gato color rosado.
—¿Qué?
Suspira profundamente, entrecierro los ojos y leo sus labios mientras murmura cosas.
Me debes esta Amy.
Sonrío ladeadamente, sus ojos pálidos me enfocan.
—Amy va a hacer el trabajo con Lucifer y yo contigo —masculla y se va, su cola alta rebota a medida que se va, no puedo evitar bajar la vista y observar su culo.
Sonrío, divertido.
Voy a molestar mucho a Fabianne, igual me hacen un favor, prefiero molestar al elfo gruñón antes de estar incomodo con Amy y escucharla hablar rápido, nerviosa.