Mi miedo más Grande (#02 Saga Miller)

02| Un rostro estrellado

Capítulo 02.

|Fabianne De la Torre|

Portland-Oregón EE.UU/ Martes, 08-09-2015.

Las estrellas hablan.

A veces creo oír a las estrellas hablar cuando me siento sola, mi casa es una mansión de tres pisos, 8 habitaciones, pileta y muchas cosas más, es gigantesca para 2 personas usándola o 3 si viene mi padre. Casi siempre estoy sola en esta casa, siempre salgo a mi balcón y miro el cielo, oigo a las estrellas o eso creo, me reconforta cuando me siento tan miserable.

Mirar el cielo es algo que me causa tanta paz, es un pequeño momento que disfruto eternamente, la brisa moviendo mi cabello, el ligero frio que siento en mis brazos, la taza de chocolate caliente calentando mis manos, es un momento precioso que calma un poco la manera en que me siento.

Suspiro y le doy un sorbo a mi chocolate, ya debo ir a dormir.

Termino mi chocolate pensando en las estrellas, a la mente me viene un rostro estrellado, lo pintaré la próxima vez que tengamos temática libre en el taller de arte.

Miro la hora y son las 2 am, mañana tendré ojeras, maldigo por lo bajo.

¿?¿?¿?

Suspiro profundamente y me miro frente al espejo, me pongo una falda y miro mi abdomen, tengo un rollo, aparto la vista y me quito la falda bruscamente. Abro mi armario de par en par y saco unos jeans con tiro alto y me los coloco sin mirar mucho, me calzo mis botas de tacón y me pongo una camisa con mangas holgadas, voy al baño donde el espejo es pequeño, solo veo mi rostro, aunque no me enfoco en ello, me hago mi coleta alta con gel y laca, mi cabello tiene hondas naturales que provecho, hago que mi cabello se quede enrollado en un remolino.

Tomo aire y enfoco mi rostro, mis ojos verdes me devuelven la mirada, bajo la vista, no me gustan mis ojos y soy alérgica a las lentillas, trago y alzo la vista. Ignoro la presión en mi pecho y procedo a hacerme el delineado sin el que no puedo vivir, hoy lo hago negro para que convienen con mis botas, me pongo gloss en los labios y tomando mi pequeño bolso rectangular de cuero me coloco los accesorios: pulseras, collares, aretes y gafas de sol marrones, las coloco en mi cabeza. Me miro frente al espejo de cuerpo entero.

Solo puedo decir algo.

—Qué horrible me veo —susurro, trago y limpio la lagrima que cae por mi mejilla, aparto la vista y tomo mis dos libros que debo llevar, lo demás está en mi casillero del instituto.

Tomo aire y estoy por salir de mi cuarto cuando recuerdo no haberme puesto perfume, regreso corriendo y me coloco mi perfume favorito: vainilla y coco.

Vuelvo a salir está vez repasando de memoria todo lo estoy llevando por si no se me olvida nada.

Voy a la cocina por una botella de agua y mi termo con café, me encuentro a mi madre desayunado, me paro recta.

—Buenos días madre.

—Fabianne —saluda, me da una mirada de reojo, voltea completamente —¿Qué te dije de los chocolates? ¿Acaso no te importa tu imagen? Estas toda gorda y tienes granos —niega sin dejarme procesar tantos comentarios —sabes que mi sueño es tener una hija delgada y tú eres gorda, vete de una vez y piensa bien en tus acciones antes de engullir alguna comida con calorías.

Mi pecho se aprieta, parpadeo para ahuyentar las lágrimas.

—Sí madre, ten un buen día —me doy media vuelta tomando mi termo y el agua que madre había dejado sobre la mesa.

— ¡Y esta semana no vas a cenar!

Asiento, aunque no me ve y camino más rápido.

Salgo de casa y subo a mi coche, dejo la botella y mi termo en los portavasos, arrojo mis libros y bolso al asiento copiloto, cierro mis ojos con fuerza y aprieto la mandíbula. Unas cuantas lagrimas resbalan por el rabillo de mis ojos, suspiro y tomando un pañuelo de papel me limpio. Retoco mi maquillaje y comienzo a conducir pensando en cualquier otra cosa que no sea mi madre.

Hoy no debería almorzar, así bajo más rápido de peso. Eso voy a hacer.

Llego y estaciono, en la entrada como siempre está Amy esperándome, me coloco los lentes de sol y me acerco a ella con una amplia sonrisa.

—¿Lista para vivir otro día de desgracia?

—Eres tan divertida —rueda los ojos y me abraza —¿Estás más delgada?

Me tenso.

—No.

Ya quisiera.

—He subido de peso —aparto la mirada.

—Claro que no Fabi, estás más delgada.

—¿Trajiste el proyecto de biología? —pregunto y asiente.

Sé que me mira con preocupación, pero no es momento.

—Venga vamos —enlazo nuestros bazos y nos hago entrar.

Caminamos dentro mientras conversamos, nos acercamos a mi casiller donde guardo mis libros y saco mi bolso más grande, pongo las cosas de mi bolso rectangular en el grande y me lo cuelgo del hombro.

—¿Cómo está Tere? —pregunto por su abuela mientras seguimos caminando por el pasillo.

—Bien, debo ir a recoger medicinas hoy, tengo clase de baile y muchas cosas más —suspira, cansada.

—Animo —me mira y asiente con una sonrisa, pero su sonrisa cae cuando mira al frente.

Sigo su mirada y me tenso al ver a Massiel coqueteando descaradamente con Aarón, él parece incomodo, se nota, pero Amy no lo nota, ella solo ve al chico que quiere con una sonrisa y relajado mientras habla con la chica más insoportable del planeta. Amy no sabe leer a la gente, y yo no sé cómo es que conozco tanto las posturas de Miller.

Maldigo y pienso rápidamente que hacer, si llevarme a Amy, dejarla y que vea que al chico que tanto idealiza es un idiota o si sacar a Miller de ahí, no sé porque siento que debería alejarlos, él está muy incómodo.

—Sepáralos Fabi —susurra la castaña a mi lado.

La miro con los ojos muy abiertos.

—Por favor, que se aleje de ella —su voz se rompe y se aleja a paso rápido.

Maldigo y sé que de una forma u otra se va a enterar si los separé o no. Sigo pensando posibilidades, pero me decido cuando veo como Massiel se pone de puntitas y tiene la intención de besar al rubio.



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En el texto hay: familia, amor, enemiestolovers

Editado: 08.06.2022

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