Capítulo 07.
|Aarón Miller|
La observo fijamente esperando a que diga algo. La ansiedad me está comiendo vivo, nunca había sentido tanta necesidad de que alguien me creyera, por lo normal me da igual, me importa una mierda si alguien no me cree, me basta con saber que digo la verdad, no me interesa la opinión de los demás, pero con el elfo es diferente y no sé por qué. Ver a Fabianne rara en la clase de arte cuando ni siquiera tiene esa clase fue desconcertante, me preocupe de una manera que no me gustó. No sé por qué me estoy comportando así, no sé porque no dejo de pensar en ella, y no sé porque no puedo cumplir mi palabra y pensar como dije que lo hacía la semana pasada mientras hablaba con Lucifer.
Fabianne es tan hipócrita, es una persona vacía, pero me causa curiosidad, es de esa curiosidad que te da al ver una portada de un libro sin saber nada de él, y cuando lees su sinopsis te da pequeños detalles, pero nada muy grande, te deja con la duda y decides comprarlo, lo lees y te das cuenta que leíste una historia que nada que ver con la pequeña sinopsis, ya que esta solo pone las partes bonitas y él libro te destrozó entero. Lo compraste por la portada y por pocas e invalidad palabras, pero cuando lo leíste te enamoraste de cada letra, silaba, palabra, línea, párrafo, dialogo. Algo así es Fabianne, te vende algo, pero su interior es desconocido, está tan oculta bajo tantas capas que da ganas de leerla y descubrir que esconden sus páginas. Fabianne es un libro con una hermosa portada y sinopsis, pero tienes que leerla para conocerla si es que ella te lo permite, sus hojas son filosas, te pueden hacer daño si pasas tus dedos por sus bordes. Solo ella es capaz de permitirte conocerla y por alguna extraña razón quiero que me lo permita a mí.
Me afectó verla tan distraída, no sé por qué de pronto me interesa, siempre la he visto como la mejor amiga de la niña que me gustaba, desde que la conozco fue así, pero ahora es distinto y en este momento no tengo tiempo para analizar la irracionalidad de mis sentimientos e intereses, me centro en ella y en el recuerdo de cuando estuve esperando a que saliera del aula, le pedí a Porfirio que hablara con ella, hace un tiempo noté que Fabianne le tiene mucho cariño, así que supuse que lo escucharía a él, esperé pacientemente a que él o ella salieran, pero cuando el elfo salió solo pude quedarme pasmado ante sus palabras de rencor, maldita foto.
Ya puse a Aidan a buscar quien fue la primera persona que compartió esa foto. Iba a matarlo y está vez iba enserio, ver la mirada angustiada, desesperada, dolida y furiosa de Fabianne, fue horrible y más porque me miraba a mí, esa mirada era para mí, no quería que volviera a verme de esa forma, no sabía el motivo, pero la idea de que volviera a verme así me causaba repulsión, simplemente no quería ver esa mirada en sus ojos pálidos.
—¿Y bien? —pregunto, trago el nudo de mi garganta.
Siento demasiada ansiedad, joder.
Cierra sus ojos y se aleja. La sigo e intento hablar, con miedo de que no me crea y se vaya, pero me ignora, se sienta en el borde de la cera poniendo sus pies en la pista, pasa sus manos por su cabello y apoya su frente en sus piernas.
—Elfo...Fabianne —me corrijo recordando que me exigió que no la llamara así.
Me daría igual y la llamaría como me apetece, pero está muy sensible, cuando abrió la puerta seguía llorando, paró cuando me vio y comenzamos a discutir, no me apetece que vuelva a llorar y más porque no sabría que decirle para que se sienta mejor. La inutilidad para consolar es de familia, a todos se nos da fatal.
Me aclaro la garganta.
—Te creo —ese susurro inaudible es lo que sale de su boca, tengo tan buen oído que la oí de milagro.
—¿Eh?
Alza la mirada y sus ojos están tan tristes que hago una mueca.
—Te creo, Miller.
Me gusta más cuando dice mi nombre, pero no se lo digo para no tener una conversación incomoda.
—No sé porque, pero te creo.
—Te dije literalmente todo lo que necesitas para creerme —no puedo evitar el tono burlón que sale de mi boca.
Me mira mal.
—Te creo Miller, pero eso no me ayuda a recuperar todo lo que jodiste.
La miro, ofendido.
—Me causaste un ataque de pánico.
—Mis padres no me hablan.
—Me hiciste creer que mi hermana estaba muerta.
—Rompiste mi cuadro.
—Le dijiste a todos que soy gay.
—¡Me besaste!
—¡Alejas a las chicas de mí!
—¡Le rompiste el corazón a mi mejor amiga! —sus ojos se vuelven a llenar de lágrimas —…mi ex mejor amiga —se corrige en voz baja.
La miro con una mueca, de verdad ya no tiene a nadie y en parte es mi culpa, me da bastante igual, pero no sé, siento que no puedo dejarla sola con todo este embrollo.
—Tienes a Ángel —digo en un intento de consuelo.
—Claro, Ángel que es mi amigo hace una semana, genial, un amigo del alma, el mejor, nunca nos separaremos, viviremos experiencias hasta la muerte, es mi mejor amigo y haremos un pacto de sangre, claro Miller —el sarcasmo que suelta me hace mirarla sorprendido.
—Fabianne..
—Deja de decir mi nombre como si lo que fueras a decir me fuera a dañar, hace mucho tiempo que ya aprendí la lección, si me hicieras daño no te lo dejaría ver, sé ocultar mis sentimientos, me formaron así, nadie puede ver cuando me lastima, así que no te preocupes por tener que consolarme. Dime lo que me quieres decir de una vez.
Rasco mi mejilla, analizando sus palabras.
—¿Quién te enseñó a ocultar tus sentimientos?
Pregunto, curiosamente.
—Yo misma —se encoje de hombros, restándole importancia.
Se mantiene abrazándose, como si intentara entrar en calor, después de todo es octubre y el frio es terrible, la miro y sé que si le doy mi chaqueta la arrojaría a la basura así que solo la miro.
—¿Quieres ir por un chocolate caliente?