Mi novio de alquiler

Capítulo 5: Mapa

Capítulo 5: Mapa

Además de algunos artículos de “Por qué nunca deberías alquilar un novio” o “Cinco razones por las cuales alquilar un novio es mala idea”, no encuentro muchos sitios fiables para mi tarea. Al menos en mi país dicho negocio no ha sido explotado, así que me planteo la idea de si ese podría ser un nuevo emprendimiento. Después de todo, hay una necesidad que no ha sido resuelta.

Seguro en el área deben haber más mujeres como yo necesitando alquilar a un tipo, incluso debe haber unos cuantos hombres en la lista. ¿Nuevo negocio? Realmente lo evaluaría si no tuviese que estar tan preocupada por encontrar novio en menos de dos semanas. Ese es el tiempo que estipulo que me queda antes de que Diego regrese.

Por otro lado, ya le dije que vivía con mi supuesta pareja, no puedo meter a cualquier desconocido a mi vivienda. ¿Y si me roban? En cuando a la página en Facebook con la que me había topado, pues me creé un perfil falso para escribirles. Sin embargo, las tarifas que me dieron eran por hora, el precio era muy alto para lo que estaba dispuesta a pagar. No pretendo quedar en bancarrota.

Así, el lunes pasa y el martes a pesar de que mi lado racional me dice «no lo hagas», me dedico a investigar sobre Derek Archer, mi empleado. Como bien dijo, tras darle una ojeada nuevamente a su hoja de vida, veo que tiene 25 años. Soltero, sin hijos, graduado en letras, sin experiencia previa en otras empresas del ramo, trabajó tres meses en una cafetería y dos en una zapatería.

En su CV dice que es proactivo. ¿Proactivo? Leer aquello me causa gracia. ¿Responsable? Eso no se lo quito. ¿Puntual? Tengo entendido que a veces se tarda unos cuantos minutos, aunque atribuye esto al tráfico —excusas baratas—. ¿Educado? ¿Usar el ordenador de su jefa es educado? Vaya que no… Además si le sumamos hacer ofertas indecorosas en la oficina, este es el peor prospecto que podría elegir de novio, pero en tan poco tiempo no tengo muchas opciones.

A su vez, tomemos en cuenta que él parece estar desesperado. Dudo que se hubiese ofrecido si no lo estuviera. Su desesperación juega a mi favor puesto que podría pagarle una suma asequible y si sus padres se quejan de él pues… Quizá Archer acceda a quedarse en mi casa. Es decir, no es como que me interese meterlo en mi hogar, pero si sigue mis reglas…

Un inconveniente sería su aspecto, ¿Sería capaz de cortarse el cabello? Quizá con otra ropa y un mejor peinado podría verse más adulto. Igual su edad, tampoco es que sea un problema, se supone que la nueva moda son los jóvenes y supongo que sería un orgullo decir que pesqué carne fresca. «Si tú pudiste yo también puedo Diego», pienso al imaginarme su reacción.

Así es como el martes decido que sí, tomaré la propuesta de Archer. Sin embargo, con el trabajo termino ocupándome demasiado, así que decido que lo mejor es que hable con él al día siguiente. No le cuento sobre mi plan a nadie, puesto que seguro me dirán que estoy loca y llego a la conclusión de que si voy a fingir, al menos lo haré bien.

----------------------------♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥----------------------------------

El miércoles, llego temprano a la empresa. Tras saludar a todos me fijo en que el escritorio de mi objetivo se encuentra vacío. Luego mis ojos se concentran en Ana quien parece estar concentrada en unas anotaciones. Es una excelente asistente.

—Ana por favor en cuanto llegue Archer pídele que vaya a mi oficina.

—Entendido señora María Paula.

Una vez que entro a mi despacho, pongo mi cartera en mi amplio escritorio y enciendo mi ordenador. Tomo mi teléfono para usar la cámara delantera y echarle un vistazo a mi rostro. Hoy opté por ponerme un poco más de maquillaje. Llevo el cabello suelto con un retiro por el medio. En cuanto a mi ropa, me incliné por una falda de tubo largo y una camisa gris.

Creo que una vez escuché que si quieres tener seguridad, debes verte segura de ti misma, así que hoy vine para matar —en el buen sentido—. Cerca de diez minutos más tarde, escucho un toque tímido en la puerta.

—Adelante —digo pretendiendo que tecleo algo.

—Buen día señora María Paula. ¿Me necesitaba?

—¿Crees que estas son horas de llegar Archer? —Inquiero mirando mi reloj —por favor toma asiento.

Él obedece en silencio y pone las manos sobre sus piernas como esperando un regaño o quizá piensa que voy a despedirlo. Su cara es un poema, parece que está esperando la mayor tragedia de su vida.

—Pensé en lo que dijiste —le digo cruzando los brazos —y creo que aceptaré tu oferta, pero tengo condiciones.

—¿Cuáles son?

—Creo que lo primero sería saber cuánto vas a cobrarme y —hago una pausa dramática para estudiar su reacción —tienes que saber que el trabajo es por tiempo indefinido. Además que requerirá que… —hago una nueva pausa, pero esta vez por nervios —vivas conmigo.

La boca de mi empleado se abre con sorpresa y luego la cierra para ajustarse las gafas con unas manos un tanto temblorosas.

—¿Usted y yo? Este… pensé que el trabajo solo era por algunas horas.

—Pues ya ves que no, necesitaré compromiso y si no puedes hacerlo…

—Lo haré —exclama decidido —En cuando al pago, sería suficiente con que me pague el doble de mi salario.



#22614 en Novela romántica
#13857 en Otros
#2206 en Humor

En el texto hay: superacion, jefa, alquiler

Editado: 30.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.