Mi novio de alquiler

Capítulo 6: ¿Quién es Derek?

 

Capítulo 6: ¿Quién es Derek?

El jueves a primera hora de la mañana, llamo a Archer. Si queremos que nuestra relación sea medianamente creíble, debemos trabajar rápido. Diego es bastante observador y además, como dije antes, llevaré mi plan a las ligas mayores. Si haremos esto, será creíble y por creíble me refiero a que fingiré para todos.

Es probable que me resulte muy difícil convencer a mis amigas, pero según las novelas y las películas de romance, el amor es el amor y convenceré a todos de que estoy muy enamorada.

—¿Está segura de que puedo faltar al trabajo jefa? —inquiere el muchacho al otro lado de la línea.

—No faltarás, faltaremos. Tenemos que ponernos en marcha con la mudanza y con tu apariencia Archer. Dame tu dirección, pasaré a recogerte a tu casa. Empaca tu ropa.

—¿Está segura de esto? —pregunta en un murmuro.

—Ya no me echaré para atrás. —es todo lo que digo y aquello parece convencerlo. Me pongo un jean y una camisa casual, me recojo el cabello en un moño y evito el maquillaje. Tendremos un día largo y muchas tareas por hacer, así que opto por zapatos deportivos.

Una vez que estoy lista, me preparo un desayuno ligero y parto a buscar a Derek. Según sus indicaciones vive a media hora de distancia, pero con el tráfico pesado de la mañana, seguro me tomará unos 45 minutos llegar hasta su morada. Una vez lo hago, toco el claxon un par de veces y el susodicho sale cargando una maleta.

Lo veo desde la seguridad de mi auto. Su cabello cae sobre su cara y un hombre y una mujer de mediana edad se asoman en la puerta de la vivienda con desconfianza. La mujer se lleva las manos a la boca con un aspecto preocupado, mientras que el hombre parece irradiar orgullo.

Abro la maleta desde el auto cuando noto que mi empleado está cerca y este sube su equipaje sin mayores contratiempos. Archer se coloca frente a la puerta, pero no la abre por lo cual bajo el vidrio.

—Solo me falta buscar un morral jefa.

—Está bien, pero no tardes demasiado.

Vuelvo a subir el vidrio y le echo una ojeada cuando se aleja. Es delgado. No demasiado para parecer escuálido, pero sí lo suficiente para no ser considerado como uno de esos tipos acuerpados. Eso sí, es alto, aunque su postura es un tanto desgarbada. Usa jeans de tubo no demasiado ajustados y por lo general viste con suéteres anchos. 

Parece que no le gustan los colores porque no recuerdo haberlo visto con algo de un color que no sea gris o negro. En definitiva, hoy tendremos que cambiar eso. Por otro lado, ya comenté que su cabello es largo y negro. Le llega a la altura de los hombros y se recoge la mitad de su melena con una cola algo desaliñada.

«¿Qué estás haciendo María Paula? Estás metiendo a un niño a tu casa. ¿En serio te parece buena hacer pasar al enclenque ese como tu novio?», recita mi cabeza.

—Es lo mejor que pude conseguir —me respondo en voz alta apretando el volante. La verdad es que no tenía muchas opciones, solo a Archer. Pero bueno, puedo trabajar con lo poco que tengo, siempre he sido una mujer capaz de hacer con nada, un algo.

Mi empleado/novio de alquiler, regresa con su morral a cuestas. Se despide de los que supongo que son sus padres a distancia moviendo con bastante velocidad la mano y sube al auto. Coloca el morral entre sus piernas y me observa con una tímida sonrisa. Teniéndolo tan cerca, me fijo en su oreja. Tiene un par de huequitos en la misma.

—¿Usas aretes?

Él se lleva de forma instantánea las manos al cabello y cubre  sus orejas.

—Usaba sí, pero ya no.

Entrecierro los ojos.

—¿Hay algo más que deba saber Archer? ¿Consumes estupefacientes? ¿Tienes novia? ¿Eres alcohólico? ¿Emo? ¿Rockero frustrado? ¿Integrante de alguna secta? ¿Por qué vives aún con tus padres?

Él rueda los ojos y mantiene presionados sus labios durante algunos segundos. Si anda en algo raro no nos iremos de aquí. Antes de meterme con algún lunático, preferiría que se quede en su casa.

—No consumo drogas. No tengo novia. No tomo alcohol. No me considero emo. Me gusta el rock, pero me inclino por la música indie. No formo parte de ninguna secta, soy ateo. —Se gira y me observa —En cuanto a lo de mis padres —hace una pausa —los dos solo viven de su pensión, así que con lo que gano los ayudo con los gastos de la casa. He intentado ahorrar, pero de momento, mis ahorros no me alcanzan para comprar una vivienda, además me gustaría enfocarme en mi novela.

Asiento comprendiendo lo que dice hasta que añade:

— Y sí, solo tengo un par de tatuajes.

Suelto una exclamación como si me hubiese dicho algo terrible. No soy amante de los tatuajes para ser sincera y la verdad es que aunque sospechaba que podía tener alguno, ¿Un par? ¿Dónde?

—¿En un área visible? —cuestiono con voz aguda.

—En los brazos y en la zona de las costillas, del lado izquierdo.

Tomo aire y luego lo expulso con fuerza. Esto será más difícil de lo que pensaba.

—Ok, luego veremos eso, por ahora limitémonos al cabello.



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En el texto hay: superacion, jefa, alquiler

Editado: 30.07.2021

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