Mi novio de alquiler

Capítulo 10: Mostrando mi otro lado

Capítulo 10: Mostrando mi otro lado

Derek y yo estamos en un pequeño bar que queda a las afueras de la ciudad. El recinto, es reconocido por ser un local bastante costoso al cual solo acceden pocas personas. Y claro, descubro la razón. Los precios del coctel más simple cuestan un ojo de la cara, pero si estamos aquí, es porque me gusta mucho su diseño y podremos sacarnos buenas fotos.

Saco de mi cartera mi pequeña libreta de anotaciones y repaso los sucesos del día. Cita de trotar (listo), cita de Netflix que salió mal (listo), cita de cocinar juntos en casa (listo), cita de comer un helado (listo), por último, teníamos la cita del bar. Tengo que admitir que luego del incidente de porno mi ánimo había decaído.

Una vez que los gemidos provenientes de la TV llenaron la habitación, corrí hasta Archer y le arrebaté el control roja de la vergüenza. Apreté el botón de apagar con todas mis fuerzas y él solo me observaba conteniendo la risa.

—Abstente de hacer algún comentario impropio o serás despedido —advertí con el labio tembloroso.

—Tranquila —susurró —lo que es evidente no necesita palabras. —Y sí, tomamos las fotos casuales estando en casa, pero el bochorno que sentía era infinito.

Sentí pena de mostrarle mi otro lado a uno de mis empleados. Es decir, en el tema laboral siempre he cuidado mucho mi imagen. Me gusta que quienes trabajan para mí me vean como una persona de respeto. Pero bueno, ¿Qué podía esperar? Derek se terminará enterando de cada una de mis debilidades al paso que vamos.

—¿Vas a pedir algo? —le pregunto a mi acompañante que parece estar muy concentrando jugando con su teléfono.

—Agua —responde sin levantar la mirada del aparato.

Cuando se nos acerca un mesonero pido el coctel especial del lugar y unas papas rústicas y por supuesto, el agua. Pocos minutos más tarde aparece el mismo tipo con mi pedido y tomo un sorbo largo de mi bebida. El sabor hace que arrugue el rostro pues se le siente un toque bastante fuerte de licor.

Podría explicarle a Derek de porqué hoy me encuentro tan tensa y enérgica. Claro, a nadie quise decirle que mi exmarido se está casando o se casó justo hoy. Agarro una de las papas con un tenedor y me la llevo a la boca. El aceite de oliva y la sal le dan vida a mi paladar. Me fijo en que mi empleado me observa curioso y al notar que lo veo toma un poco de agua.

—Tenemos que inventar la historia de cómo nos conocimos —digo al tragar.

—Pues… pienso que podría ser algo típico como amor a primera vista en el trabajo.

—O quizá que nos conocimos en algún concierto.

—Mientras más simple sea la historia, más fácil será recordarla —me responde guardando su móvil. —Además ni siquiera sé qué tipo de música le gusta a usted.

—Me gusta el pop, Britney, Madonna, Aguilera y así…

De pronto siento sueño, me siento cansada. Todo este asunto de mi ex y tener que fingir me tiene harta. Esto de tener a un desconocido en mi casa, con un gato de paso… Me siento idiota por tener que estarle pagando a alguien para que esté conmigo. Y lo que es peor, mientras yo armo todo este teatro, Diego está felizmente casado. ¿Es esto evolucionar? Quizá solo estoy retrocediendo.

Tomo sorbos más largos de mi bebida hasta que por fin la acabo. Derek está muy concentrando hablando sobre la evolución musical de los últimos tiempos, pero mi cabeza está en otro lado. Le hago señas al mesonero, a quien le encargo otro coctel y simulo que escucho  a mi acompañante. Con mi nueva bebida en mano, sigo en medio de tragos y tragos como si no hubiese un mañana.

—Aja… sí… ya veo… —suelto y él está feliz en medio de sus razonamientos musicales. ¿Será por eso que no tiene novia? ¿Dónde se apaga a ese hombre?

—Lo que yo veo es que se está durmiendo —suelta haciendo que yo parpadee varias veces.

—¿Durmiéndome yo? Para nada, si estaba encantada escuchando porqué la música de ayer es mejor que la de hoy.

Iba a continuar hablando cuando siento que mi teléfono vibra en mi bolso. Lo saco, porque podría ser algo importante y veo varios mensajes. Mi ex me envió como cinco fotos de su boda. Tanto él como su pareja se ven felices posando ante la cámara. Pero eso no es lo que me hace sudar frio, sino el texto.

“Estaré allá el lunes. ¿Para qué luna de miel si podríamos tener allá una celebración pequeña? ¿Cierto Mary?

PD: Me muero de ganas por conocer a tu hombre. Besos”

Iba a lanzar el teléfono pues digamos que el alcohol puede despertar mi lado agresivo, pero Derek sostiene mi mano.

—¿Qué haces? —cuestiona con sorpresa.

—Es el inútil de mi ex marido. —Me contengo para no llorar, no quiero llorar. No puedo permitir que me vean en este estado —es un maldito. —Me levanto dispuesta a salir de aquel lugar en el cual comienzo a sentirme asfixiada y Derek me sigue. Me giro para observarlo una vez estamos afuera. —¿Pagaste? —le pregunto.

Él niega.

—Lo olvidé, ya mismo voy a…

—No —lo detengo —huyamos.

—¿Qué dice jefa? Mejor vamos a…



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En el texto hay: superacion, jefa, alquiler

Editado: 30.07.2021

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