Mi Novio, Su Hermano y Yo

Capítulo 2: El comienzo del engaño

El cuerpo de Alya no respondía, ella solamente necesitaba tiempo para poder digerir la noticia que llegaba a sus oídos. 

—Exijo una explicación ¿Por qué estás tú aquí? ¡No entiendo nada! — Exclamaba de manera molesta, estaba esperando una respuesta proveniente de Evan, al final de cuentas, él no se había inmutado en decir nada. 

Ethan, por su parte, se apresuró a llegar al altar, el mismo sitio en el que se encontraban su hermano y Alya. De cierta manera se sentía desanimado al ver que las cosas estaban sucediendo de la manera en la que esperaban que no pasara. 

Todos esos años y esas redes de mentiras, se cayeron de un momento para otro, en el  momento del que, se suponía, sería el más especial para la pareja. 

—¡Hola! — saludó Ethan con una radiante sonrisa, estaba intentando ocultar el nerviosismo que lo estaba inundando.

—Esta vez no me alegra ver esa ridícula sonrisa, ¡Habla, habla ya! Si no quieres quedar pelón como tu tío Marco. — gruñó Alya mientras alargaba su mano y tomaba a Ethan por el cabello. 

Ella sabía perfectamente, que era una de las partes del cuerpo de Ethan que más le dolían. El gesto de dolor de Ethan, le alertó a su hermano que debía intervenir, del caso contrario, Ethan comenzaría a derramar lágrimas de cocodrilo. 

De manera rápida, Evan se acercó al par y luego de luchar un poco de tiempo, él logró que Alya soltara a su hermano, el cual se quejaba del dolor y acariciaba su cuero cabelludo para aliviar tan solo un poco el dolor. 

—Vamos a decirte todo lo que sucedió, pero por favor, trata de calmarte — el tono de voz de Evan era tan tranquilo y sereno, desconcertaba a Alya.

Le hablaba de una forma tan dulce que le dificultaba a Alya creer que se trataba de ese gemelo que buscaba cualquier ocasión para hacerle la vida imposible. 

Evan sostenía aún la mano de la joven novia, la cual se encontraba ofuscada, enojada, pero más que todo eso, se sentía traicionada por ambos hermanos. Todo lo que ella había llegado a considerar verdadero, se estaba desmoronando en frente de sus ojos sin que ella pudiera hacer nada más al respecto. 

—¡Hablen ya! Quiero saberlo todo — exigió soltándose de manera brusca del agarre de Evan. 

Una vez más, dio unos pasos en reversa, y se encaminó a sentarse junto con los invitados. Estaba esperando una respuesta, y ella no se iría sin que ese asunto se resolviera ese mismo día. 

—Pero, ¿No es mejor que hablen acerca de esto en un lugar privado? — indicó el padre de Alya observando a todos lados. Se sentía completamente avergonzado por lo que estaba sucediendo, y, más aún, que todos los asuntos personales de la familia llegaran a ser escuchados por sus conocidos. 

Eso no era lo que el padre de Alya deseaba. 

—No, padre — sentenció Alya con firmeza. —Nuestros invitados también tienen derecho a saber qué es lo que está pasando, han dejado de hacer muchas cosas por estar aquí hoy con nosotros — expuso intentando mantener su calma. Una vez más, sus ojos se posaron sobre aquellos gemelos que no se habían movido ni un solo centímetro. —¿Qué esperan? ¡Somos todos oídos! 

Un trago grueso de saliva descendió por la garganta de Evan, el cual, luego de juntar un poco más de valor, decidió relatar cada una de las cosas que había pasado desde el día en el que Alya, Ethan y Eva estaban comenzando la secundaria. «Alya, todo esto comenzó hace un par de años atrás…» 

Doce años atrás…

Con el paso del tiempo, Ethan y Alya se estaban haciendo unos amigos bastante cercanos; en cambio, Evan era un lobo solitario que se centraba en sus deberes académicos. 

Estaba centrado en obtener esa beca que tanto había querido y no daría su brazo a torcer. Estaba seguro de las cosas que deseaba lograr y obtener una beca era una de ellas. 

Sus padres no contaban con los suficientes recursos económicos como para pagarle la universidad a dos gemelos. Además de eso, había una gran diferencia entre este par de hermanos, y era que uno era más carismático que el otro.

Evan debía esforzarse mucho más en sus deberes académicos, mientras que Ethan solo necesitaba encontrar a una persona que le pasara las notas y solo tuviera que escribir las respuestas en su libreta. 

Nadie notaba esto debido a las habilidades que Ethan tenía para caerle bien a todos los que le rodeaban, era una virtud, que el joven estaba usando para obtener sus propios beneficios. 

Ethan tenía la habilidad de entrar en la mente de las personas y hacer que ellas hicieran las cosas que él deseaba, y, en efecto, eso era lo que estaba comenzando a hacer con la joven Alya. Nadie tenía sospechas sobre él, nadie creería que Ethan era capaz de hacer una cosa como esas. 

Un día, Ethan quiso asegurar sus calificaciones por un tiempo prolongado, de manera que, luego de notar que Alya tenía sentimientos por él, se apresuró a dar un paso más. De manera que, a diferencia de sus anteriores colegios, en los cuales cambiaba de víctima a cada rato, conquistaría a Alya para hacer que ella le “ayudara” por el resto del curso. 

Aun en el colegio, a la hora de almuerzo, Ethan se acercó a Alya para hacerle una propuesta que a ella le gustaría, por lo menos, era lo que Ethan pensaba. 



#4953 en Novela romántica
#1347 en Chick lit
#2032 en Otros
#533 en Humor

En el texto hay: gemelos, romance, cambio de identidad

Editado: 09.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.