Capítulo 64:El reencuentro

Terminada la reunión, Alex, Darla y Alya se dispusieron a volver a sus casas, Violet Continúo allí en la habitación de huéspedes, pues aún no había conseguido un lugar para quedarse.

Al día siguiente los dueños de la empresa donde los gemelos trabajan, les enviaron una compensación económica por lo ocurrido, les dieron el tiempo que necesitaran para recuperarse con todo pago, y se pusieron a su entera disposición para todo lo que pudieran necesitar. 

Los gastos de la clínica habían sido bastante altos, así que fue de gran ayuda el dinero que les enviaron, pues los jefes de los gemelos se sentían muy apenados por no haber podido hacer más para ayudarlos. 

Por su parte Alex, Alya, Violet y los gemelos recibieron una invitación, era de sus excompañeros de universidad para reunirse, después de varios años sin verse, querían saber cómo iba cada uno en su vida de adultos. 

Violet y los gemelos hablaron del tema, le dijeron a Violet que fuese en representación de ellos, ya que por obvias razones ellos no podrían asistir.

Pero Violet no estuvo de acuerdo, pues ella no quería asistir sin sus amigos, no se iba a sentir muy cómoda; además de que sabía que los chicos la necesitaban cerca, aún estaban en recuperación.

 Aunque ellos se creían con fuerza para hacer todas sus labores cotidianas; esta vez tenían que hacer las cosas de manera responsable, si de verdad querían una recuperación sin secuelas.

Debían de tener mucha más atención con Evan, pues este había quedado más delicado que su hermano Ethan, quien iba mejorando de manera rápida.

Alya tampoco aceptó la invitación, pues al igual que Violet quería estar al pendiente de Evan, aunque este no la recordaba, ella esperaba que al pasar tiempo con él, esto le fuese refrescando la memoria.

Alex tampoco estaba muy dispuesto para ir, pero no quería hacerles ese desplante y mucho menos si las organizadoras de la reunión eran Stephany y Angélica, «sus queridas compañeras».

El día de la reunión llegó, así que Alex se dispuso a salir para allá, quería llegar a tiempo, para poder escoger el lugar que ocuparía, puesto que no quería quedar al lado de alguien que «no le agradara mucho», y se la pasara aburrido sin tener tema de conversación.

Cuando llegó, se dio cuenta de que cada silla llevaba el nombre de cada uno de los invitados a la reunión.

Por fortuna para él, había quedado junto a Angélica y Stephany, aunque esto no había sido una simple casualidad, porque por ser ellas las organizadoras, decidieron que esto fuese así.

Ellas querían saber cómo estaban Alya y Violet, esperaban escuchar que no habían conseguido empleo y que ahora vivían las dos juntas con un grupo grande de gatos.

Aunque el tiempo había pasado, ellas seguían dolidas por no haber podido quitarle a los gemelos Evan y Ethan.

Alex antes de acomodarse en su silla, se dispuso a saludar a cada uno de sus excompañeros, se alegró mucho de ver que a cada uno de ellos les estaba yendo muy bien.

Habían logrado conseguir varios de sus objetivos propuestos, y habían logrado una estabilidad económica, en serio le alegró.

Si hubiese sido el mismo Alex que conocieron en la universidad, lo más seguro sería que en vez de halagarlos, los hubiese hecho sentir mal, pues la compañía con la que se mantenía, no era la mejor.

Sus compañeros estaban también contentos de ver a un Alex más atento y amable, hasta le dieron sus números de contacto para que así, pudiesen hablar más adelante de negocios. 

Después de saludar a la mayoría, Alex se ubicó en su lugar, no pasó mucho tiempo hasta que llegaron Stephany y Angélica.

Iban vestidas muy elegantes, como siempre y aún eran inseparables.

—¡Hola mi querido Alex! Me alegra mucho verte. — Expresó Angélica, mientras le daba un beso en cada mejilla, al parecer aún se creía de la realeza. 

Stephany lo saludo un poco más formal, aunque también sin perder el glamour.

—A mí también me alegra verlas chicas, están muy lindas. — Exclamó Alex.

—Como siempre querido, como siempre. — Exclamó Angélica con un tono bastante burgués.

Alex no lo podía creer, este par seguía siendo el mismo. Así que les preguntó cómo iba su vida, si habían conseguido buenos empleos.

—¿Qué dices? Trabajar nosotras, no mi amor. Nosotras estábamos en la universidad por obligación, para que nuestros padres nos siguieran dando dinero. — Exclamó Stephany.

—O sea que estudiaron para dejar su diploma guardado en un cajón. — Exclamó Alex.

—No, como crees, eso nos sirvió y bastante, ¿Verdad Angélica?. — Exclamó Stephany con una sonrisa burlona, mientras se llevaba la copa de vino a la boca.

—¡Jajajaja! Así es querida. — Exclamó Angélica.

—De verdad que no logro entenderlas, me lo pueden explicar mejor. — Replicó Alex.

—Lo que pasa es que ese título nos ayudó a lograr nuestros objetivos, te explico.

Nosotros enviamos hojas de vida a las empresas donde vimos que los gerentes eran más atractivos, y por suerte, nos llamaron a dos de esas empresas, créeme no había pérdida, pues solo escogimos gerentes guapos.

Al vernos no dudaron en contratarnos, así que nuestra primera parte del plan fue un éxito, cuando nos ponían a hacer algún trabajo, buscábamos la forma de que alguno de los de allí lo hiciera por nosotras, obviamente hombres, quienes con solo guiñarles el ojo, lo hacían todo por nosotras.

De a poco fuimos conquistando a los gerentes, y ahora aquí estamos mi querido. Dándonos la buena vida, nuestra mayor preocupación es ir a la peluquería, a las tiendas más costosas y demás para mantenernos bellas.

¿Qué te parece? No fue un buen plan de negocios. — Expresó Angélica.

—Ustedes dos sí que me sorprenden, yo pensé que ya habían sentado cabeza y que se habían vuelto más empáticas, pero veo que siguen siendo las mismas. — Exclamó Alex, mientras tomaba un trago de vino.

—¡Qué grosero eres! Cada uno ve lo que quiere hacer con su vida, y en nuestros planes no estaba trabajar sin parar. — Exclamó Stephany.