Sin duda ser la niñera de luna es algo muy difícil. La pequeña todo el tiempo anda viva. (Emocionada)
Y encontrarme con su padre cada rato ya no es algo incómodo, acepto que es su casa y puede salir y entrar cuando le de la gana, pero estos meses que he estado viviendo con ellos, antes me sentía incómoda.
Despertarse temprano para cuidar de esa pequeña princesa me pone feliz, es como si fuera mi hija. Hasta me está dando ganas de tener una. Pero creo que con Luna es suficiente aunque no sea mi hija.¡Se le quiere como una!.
Me levanto de la cama, voy directo al baño para cepillarme, me he duchado y arreglado. Mi cabello está peinado ondulado y de retoque me puse un moño atrás quedando aesthetic, y de vestuario me puse un short con una blusa para estar más cómoda.
Siempre cuando salgo de mi habitación voy directo a la habitación de Luna, para ver cómo amaneció. Pero hoy baje del segundo piso yéndo directo a la sala buscando a Marta.
Al llegar a la sala, no vi a nadie, opté por ir a la cocina y hay encontré a Marta preparando el desayuno. Su sonrisa me dio la bienvenida.
— Buenos días, Clara — dijo. — ¿Cómo amaneciste?
— Muy bien, gracias — respondí. — ¿Y tú?
Marta sonrió.
— Excelente. ¿Quieres café?
— Sí, por favor — dije.
Mientras Marta me servía el café, escuché pasos en la escalera. Era Alejandro.
— Buenos días — dijo, con una sonrisa.
Me sentí nerviosa, pero intenté mantener la calma.
— Buenos días, señor— respondimos al la vez con Marta.
Alejandro se sentó a la mesa. En unos segundos Marta le dio un café y al rato me dio el mío a mi.
—Gracias— respondí mientras le daba un sorbo a este.
—Quiero que arregles a Luna antes de las 5—habla rompiendo ese silencio en el lugar.
—¿Sucede algo?—pregunto sin tapujos, y sin miedo que me responda feo, o me mire mal.
—No debes de saber nada— dice levantándose ando un último sorbo al café.— ..Y tú también, cuidarás de ella. Así que vendrás con nosotros—habla largandose del lugar.
Aquí vamos de nuevo.
Al rato voy a la habitación de luna y me la encuentro dormida. La levantó aunque siguiera con la flojera le pude levantar.
La bañe y le puse un pantalón con una blusa. ( Le quedaba tan hermoso) . Como sabía que después Hibamos a sudar le puse ese outfit.
—Eres una niña hermosa— le dije mientras le acomodaba su moño.
— Y tú una mami perfecta! — me dijo con emoción mientras se reía en su sillón.
—Luna...no soy tu madre— le dije con una voz preocupada, pero en un lado me sentía feliz que me dijera madre. Pero por el otro no.
—Eres todo lo que una madre perfecta hace.
—ya..pero no soy perfecta ni tu madre.— le dije.con una vos suave mientras le acariciaba sus mejillas.
—esta bien..— dijo ya sin protestar.
—Bueno. ¡Vamos a jugar!— dije entendando subirle los ánimos.
—¡Sii!
Las actividades que hacemos con Luna, siempre es para su Aprendizaje y desarrollo. Mientras jugamos aprende una de otras cosas.
En el almuerzo no quería comer. Lo cual de me hizo estraño, pero le hice una jugada que me hacía mi madre cuando era pequeña, y era hacerme reír mientras me hacía el avioncito.
Estuvimos toda la tarde haciendo actividades, jugando y comiendo una que otras cosas.
Ya eran antes de las 5 y tenía que alistar a Lunita rápido.
La bañe. Y le puse un vestido color rosado hermoso. Y le hice una coleta en su cabello.
Por mi parte,tuve que ir corriendo a arreglarme ya que faltaban 20 minutos para que fueran más 5.
Me duche y me puse un vestido blanco con tiras hermosas. El vestido era corto, me llegaba más arriba de las rodillas pero era muy hermoso. El cabello me lo dejé ondulado.
Ya lista fui donde se encuentra Luna que por cierto la dejé cerca de Marta para que le pusiera cuidado mientras me duchaba.
Las puertas de abriendo dejándome ver a Emilio. Con su traje negro. ( Me parece que es su uniforme)
— Hola— lo saludo mientras le doy mi mano a Luna para que la agarre.
— El señor me mandó a que la llevará.— dice después de saludarme.
— Está bien, nosotras ya estamos listas.— suelto acercándome a Luna.
Asiente y vamos dirección a el. Nos despedimos de Marta y nos fuimos.
El viaje en auto fue silencioso. Luna se quedó dormida en el asiento trasero, con su respiración pausada.
Emilio conducía con concentración, sus manos firmes en el volante.
Mientras que yo observaba el paisaje que pasaba velozmente por la ventana, sintiendo una mezcla de nervios y curiosidad. No sabía a qué tipo de reunión se dirigían, ni quiénes estarían allí. Tampoco sabía qué papel se esperaba que desempeñara.
Al llegar al destino, un imponente edificio de cristal y acero, se presentó ante mis ojos, y yo me sentí aún más nerviosa. Emilio estacionó el auto y se bajó, abriendo la puerta trasera para que yo pudiera bajar con Luna. La pequeña se despertó con un bostezo y frotó sus ojos.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al entrar en el edificio. La entrada era un espacio amplio y elegante, con paredes de mármol pulido y un techo alto con una imponente lámpara de araña. La música suave y sofisticada que se escuchaba en el ambiente me hacía sentir incómoda, como si no perteneciera a ese mundo.
A mi alrededor, la gente se movía con seguridad y naturalidad, vestida con trajes impecables y luciendo una sonrisa confiada. Yo, con su vestido blanco sencillo y mi cabello ondulado, me sentía fuera de lugar. Me aferre a la mano de Luna con fuerza, tratando de mantener la calma.
La pequeña, en cambio, se mostró fascinada por el ambiente. Sus ojos se abrieron con asombro al ver la decoración y la cantidad de gente que se encontraba allí. Se soltó de la mano de mi, y corrió hacia un grupo de niño que jugaban con unos juguetes caros,
Clara la siguió con la mirada, sintiéndose aún más nerviosa. No sabía qué hacer, ni cómo comportarse. Se sentía como una intrusa en ese mundo de lujo y sofisticación.