Mi Odioso Vecino [ Vecinos #1]

Capítulo 8.

Quisiera hablar con Bastian, pero por mi bien no lo haré. Estoy agradecida de que haya salvado del buen cero, pero no quiero enfrentarlo. 

—¿Quién te ayudo? 

Salgo de mis pensamientos y miro a Stefan; no es que yo le quiera mentir, pero si le digo que fue Bastian se molestara. 

—Fui yo —dice Stacy —. ¿Hay algún problema con eso? 

—Ninguno... Audrey, te dejo con tu amiga, iré a hablar con Rubén. 

—Está bien. 

Él me da un beso en mejilla y se va, y Stacy rueda los ojos. 

—Que preguntón. 

—¿Sabes que fue Bastian? 

La miro con los ojos entrecerrados, tengo la leve sospecha que esa desaparición del todo el día no fue cosas de la vida. 

—Yo lo vi sacando dos carpetas, y pensé que talvez fue él. 

—Uhm. 

—¿Ya no estás enojada? —hace puchero. 

—Si me compras unas papitas te perdono. 

—Vamos, te compraré dos por falta de una. 

Le doy una sonrisa y ella me abraza. 

—Te extrañé, no sabes como me dolía que me ignoraras. 

—Otro día acuérdate de mí. 

—Claro que lo haré. 

Ella deja de abrazarme y mete la mano a su bolsillo sacando mi celular. 

—Toma, Ethan me dijo que lo diera. 

—¿Ethan? 

—Sí... Vamos por las papitas. 

Me da el teléfono, me agarra de la mano y me lleva corriendo a comprar las papitas. Mientras ella compra yo reviso mi celular, y lo primero que veo es que el fondo de pantalla ha sido cambiado y las únicas dos palabras que se encuentran son: '¿Podemos hablar?' Entra una llamada y es de Bastian, decido no contestar para evitar cualquier inconveniente y apago el celular. 

—Toma —Stacy me entrega las papitas. 

—Gracias. 

Un celular suena y mío no es, ella mete la mano en su bolsillo y saca el celular de Braulio. Ella comienza a teclear. 

—Hasta te presta su celular —alzo una de mis cejas. 

—Es para que no me aburra, sabes que el mío está dañado... vamos a un lugar más cómodo —propone y guarda el celular. 

—Sí. 

Comenzamos a caminar y tengo que acelerar mis pasos porque Stacy está caminado muy rápido, ella baja la velocidad y comienza a teclear en su celular. Me pregunto mentalmente ¿con quién estará chateando si es el celular de Braulio? 

Ella se detiene ante la llamada y abre sus ojos como platos. 

—La mamá de Braulio... Audrey, quédate aquí y no te vayas, yo ya vengo —dice y se va corriendo dejándome con la palabra en la boca. 

Miro a mi alrededor y veo el cuarto de limpieza... este cuarto fue cuando Bastian se acercó más de lo normal a mí, me recuesto en la puerta y espero a Stacy. Suelto un suspiro y... siento que me caigo, pero unos brazos me sostiene y solo escucho el sonido de la puerta cerrarse. 

Alzó la mirada y quedo de piedra al ver a Bastian frente mi. 

—¿Por qué ignoras mis llamadas? —me quedo en silencio —Audrey. 

—Bastian lo que pasó está mal. 

—¿Por qué está mal? Somos jóvenes y podemos hacer muchas cosas. 

—Tengo novio y no debería de engañarlo así. 

—Termina con él. 

—¿Para qué? ¿Para ser una más del montón en tu lista? Bastian, yo quiero estabilidad emocional y eso es algo que contigo no voy a conseguir nunca. 

Él me mira con dureza. 

—¿Te arrepientes de todo lo que pasó? 

No me arrepiento, pero me siento culpable, confundida, mi estabilidad emocional está mal todo por todo lo que ocurrido en estos días. 

—Si, me arrepiento de todo. 

Me duele lo que acabo de decir. 

—Entiendo. 

Él se aleja de mí y sale del cuarto, mis ojos se ponen aguados y no puedo contener las lágrimas. Hace días atrás lo odiaba, y ahora estoy metida en un lodazal de confusión. 

Limpio mis lágrimas y salgo del cuarto de limpieza y voy al salón, ingreso y me siento en mi pupitre clavándome de cabeza sobre mi brazo. 

—Audrey —alzo mi cabeza. 

—Dime. 

—¿Qué pasó? ¿Tus papitas? 

Veo mis manos y mis papitas no están, supongo que se me cayó cuando Bastian me agarro, no lo sé 

—Se las regalé a alguien —ella enarca una ceja. 

—¿Hay algo que me quieras contar? 

—No, no hay nada. 

—Audrey, siempre nos hemos contado las cosas. 

—No es nada, es solo que... —me da pena decirle lo que pasó con Bastian —me duele la barriga. 

—Bueno... tengo ir con Braulio, ¿no te importa que me vaya? 

—Ve con tranquilidad. 

Stacy se va y me quedo en el salón con mi corazón sufriendo. 

STACY. 

—¿Has visto a Bastian? 

—No. Seguro está de mal humor. 

Comienzo a caminar a pasos rápidos en busca de Bastian. 

—Cupido, tu trabajo no está funcionando, esos dos van de mal en peor. 

—Tranquilo, ya tengo más cosas en mente. 

—Sigo con los caramelos que me pediste y ya tiene otra cosa en mente. 

—Esos caramelos no dejes de traerlo, no pierdo la esperanza de que Stefan falte a clases para usarlos. 

—¿Tú crees que va a faltar? 

—He estado hablando con Dios y no pierdo la esperanza de que me escuche. 

—Esperemos que lo haga... ¿Cuál es el otro plan que tienes en mente? 

—Hacer una fiesta y también necesito tu ayuda. 

—Este fin mis padres se van, así que si podemos. 

—Bien. 

Me detengo al ver a Bastian con una cara de amargura. 

—¿Estás bien? 

—Sí... gracias por la ayuda. 

—Somos amigos —digo. 

—¿Qué vas a hacer Bastian? —le pregunta Braulio. 

—Nada... tengo que hacer algo —dice y se va. 

Hacer de cupido no es una tarea fácil, pero no puedo fallar. 

[***] 

AUDREY. 

—Chao —se despide con un beso Stefan y se va. 

—Vámonos Audrey —dice Amira y la sigo. 

—Chao Audrey —grita Stacy desde del auto de Braulio. 

Muevo mi mano despidiéndome de ella, aprovecho y miro al parqueadero, justamente Bastian y Ethan entrar al auto y se van. 

—Audrey, vámonos que no tenemos todo el día. 

—No te enojes. 

Meneo mi cabeza y sigo mi camino hacías la parada, llega el autobús, subo y espero unos minutos para que comience el recorrido. 

[***] 

Llegamos a casa, almorzamos, me di un baño y me acosté a dormir, ya que es la única manera de olvidarme de todo y de todos. 

Días después. 

—Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe—dice Stacy feliz, ya que Braulio hará una fiesta este fin. 

—El mío no lo sabe. 

—Audrey, dale a tu cuerpo y tu alma lo que quiere. 

Eso sonó como una indirecta directa. 

—Mi cuerpo y mi alma quieren descansar. 

—Si tú lo dices... ¿Sabes por qué no vino tu novio? 

Stefan me escribió que no asistiría a clases, por el hecho de que amaneció con una severa jaqueca. 

—Está enfermo. 

—Tampoco es que hace falta. 

—¡Stacy! —exclamo. 

—Viene el profesor. 

Me quedo en silencio. A Stacy no le agrada mucho Stefan y no sé sus motivos. Miro la espalda de Bastian y muerdo mis labios al sentir el deseo de besarlo. 

Estos dos días no me ha hablado, ni me ha molestado y tampoco me mira, y aunque es difícil la situación debe seguir así por mi bien. 

Después. 

Miro a mis compañeros cuchichear, ya que la profesora de matemáticas no ha llegado. 

—Chicos, hay reunión y la profesora dijo que podemos hacer cualquier cosa; no podemos adelantar clases porque la reunión solo durará una hora y los otros veinte minutos vamos a tener clases. 

—¡Si! —gritan la mayoría. 

Todos comienza a sacar sus celulares, unos chatean, otras se toman fotos, otros comienzan a chismear y yo pues únicamente me dedico a observar a todos, especialmente a una persona. 

[***] 

—Chicos, tengo unos dulces aquí, ¿quieren jugar? —pregunta Braulio enseñando los caramelos largos. 

—Si —responden algunos. 

—Necesito cinco chicas y cinco chicos —manifiesta con una gran sonrisa. 

3 compañeros y 3 compañeras se ofrecieron, pero falta 4 personas más. 

— Braulio, juega tú también —dice Carlos. 

—Está bien. Yo también jugaré. 

—Yo me apunto —dice Stacy 

—Solo falta dos —declara Braulio 

—Audrey, juega tú también —me sugiere Stacy 

Estoy aburrida y se ve que el juego va a estar divertido. 

—Está bien. 

—Yo también quiero. 

Mi mirada se clava en Bastian, qué sigue muy serio. 

—Bueno, estamos completos y ya no se pueden salir del juego —dice Braulio borrando la idea de mi cabeza—. Primero hagamos las parejas: Micaela con Fabricio, Dayana con Yandri, Natalie con Carlos, Audrey con Bastian y Stacy conmigo. 

Esto debe de ser una broma fea, porque no me toco con otra persona, y lo peor es que no puedo salir del juego. 

Miro a los ojos a Bastian y mi corazón tiembla, velozmente desvío mi mirada. 

—Lo que vamos a hacer es esto...—Braulio se acerca a Stacy y coge unos de los de caramelo masticable y una de las puntas va a la boca de Stacy— Creo yo que ya han visto este juego, pero se lo explicaré de la mejor manera posible; primeramente, ambos se llevan las puntas del caramelo a la boca, luego comienza a morder (verán ustedes si lo hacen lento, rápido), el que acabe primero es el ganador. Espero me entiendan, soy malo explicando —ríe. 

—¿Al final es un beso? —pregunta Natalie. 

—Eso es si ustedes quieren, porque hay algunas forma de evitar que sus labios se toquen, ustedes busquen la manera que hacerlo. Recuerde que ya no hay vuelta atrás, vamos a hacerlo rápido por el hecho que solo quedan... —ve su reloj de mano— 15 minutos. 

—Hazlo tu primero —sugiere Carlos. 

—¡Yo no le tengo miedo al éxito...! —vocifera —Mirian, ten cuenta de que no venga ni un profesor —ordena. 

—OK. 

—Vean y aprendan. 

Braulio lleva el caramelo a su boca y tanto Stacy como él comienza a comerlo. 

Veo a Bastian de reojo y no puedo ser que voy a hacer este juego con él; obvio que no voy a permitir que nuestros labios choquen, Tiffany me haría problemas y Stefan también. Mis compañeros comienza a hacer barra, así que miro a Stacy y Braulio que ya casi termina el caramelo. 

Braulio da la última mordida y de un solo movimiento la besa y Stacy corresponde bien contenta. 

Mi mente se llena de recuerdos de mis besos con Bastian, siento el deseo de volver a besarlo y no sé cómo voy a jugar sin que mis impulsos me jueguen sucio. 

Stacy y Braulio dejan de besarse y ambos dan una gran sonrisa. 

—Ya saben lo qué tienen que hacer, todos depende de ustedes. 

La siguiente pareja es Micaela con Fabricio, quienes le siguieron los paso a Braulio y se besaron; le sigue Dayana con Yandri, y como son novio se terminaron besando, continua Natalie con Carlos y ellos hicieron lo posible para que sus labios no rozaran y lo lograron. 

—Ahora Audrey y Bastian —comenta Braulio con emoción. 

Mi corazón comienza a bombear sangre precipitadamente, hasta la lengua me está sudando en estos momentos (suspiro). No pienso tocar los labios de Bastian, yo voy a hacer lo mismo que la anterior pareja. 

Cojo el caramelo que me da Braulio y llevo una de las puntas a mi boca (hay una tensión muy sofocante), Bastian se acerca a mí y se pone a mi altura llevando la otra punta del caramelo a su boca de manera muy sexy que me hace estremecer. Nuestras miradas chocan, y él lentamente comienza a comer el caramelo y yo también. 

Busco en mi imaginación una forma de evitar que nuestros labios choquen, no quiero tocar ese pedazo de carne tan apetitoso. 

¿Por qué van muy lento? 

Que intenso. 

Míralos. 

¿Qué dirá Tiffany? 

Apuesto que van a hacer lo mismo que la otra pareja. 

Audrey soltará primero el caramelo. 

No hago casos a los murmurios y sigo comiendo el caramelo. Cada vez el caramelo se hace más corto, y nuestras narices se han encontrado; nuestra mirada sigue fija y siento como todo dentro de mí se remueve, y me invade esa sensación que aparece cuando estas en un momento muy tenso. 

¡¡Ah, están cerquita!! 

Vamos que falta poco. 

Tanto Bastian como yo nos detuvimos (siento su respiración); siento tantas cosas, desde confusión hasta nerviosismo, y también siento miedo. Todo a mi alrededor ha desaparecido, y mi mente se llena de mis recuerdos con Bastian (recuerdos buenos y malos); y solo en cuestión de segundo siento dentro de mí una explosión de muchos sentimientos que me electrocuta todo mi cuerpo. 

—¡¡La profesora!! —exclama Mirian. 

Desvío la mirada hacia Mirian y todo se detiene al sentir los labios de Bastian sobre los míos; él hace un ligero movimiento con su lengua (como saboreando mis labios) y se aleja de mí. 

No articulo palabra y miro a mis compañeros que nos miran fijamente, deslizo mi mirada a Bastian y él me da una mirada intensa y el sabor dulce del caramelo se desplaza por mi boca haciéndome sentir mariposas en el estómago. 

—¡Jóvenes! —miro a la profesora— ¿Sucede algo? 

—Nada profe —responde Braulio. 

—Bien, tomen asiento. En estos pocos minutos que nos queda hablaremos un poco de la clase pasada. 

—Si —dicen y cada quien se sienta en sus respectivos lugares. 

No puedo evitar saborear mis labios, discretamente cierro mis ojos y recreo de nuevo el momento y las sensaciones son las mismas. 

La profesora comienza a hablar y abro mis ojos, fijando mi mirada en Bastian.


~cerezos




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