Mi Odioso Vecino [ Vecinos #1]

Capítulo 11.

—Audrey, tienes la blusa al revés. 

Ya valí mierda. 

—Audrey... 

No sé que mentira decir. 

—Señora Micaela, ¿por qué le dijo? Yo la iba a invitar a comer un helado para que se burlaran de ella. 

Espero y mamá nos crea las mentiras de Bastian. 

—Eres tonto Bastian, ¿por qué no me dijiste? 

Corro hacia la cama, agarro una almohada y comienzo a golpearlo. 

—¡¡Eres un bobo!! 

Muerdo mis labios para no reírme. 

—¡Audrey, Bastian, compórtense! 

Miro a mamá y me hago la víctima. 

—Bastian comenzó —hago puchero. 

Desde hoy me declaró actriz... pero la de las normales. 

—Es tu culpa por descuidada. Y Bastian, deja de ser malo con Audrey. Me dijiste que no iban a pelear. 

—Solo era una bromista que le quería hacer, tengo tiempo que no la molesto. 

Mamá ingresa a la habitación y mi cuerpo se tensa, porque mi cama no está nada decente. 

—Audrey, ¿no te da pena? —ella mira el relajo que está la cama. 

—Me olvidé de arreglarla. 

—Si quiere hago una publicación en Facebook para que vea lo desordenada que es. 

—Bastian —dice mamá cansada de nuestras "peleas" 

—Me voy a portar bien —dice con una sonrisa. 

—Iba a hacer unas compras, pero me da miedo dejarlos a ustedes dos solos y que terminen medio matándose. 

Si mi mamá supiera que ya no odio a Bastian como lo odiaba hace un par de semanas atrás. 

—Vaya con tranquilidad, yo me portaré bien. No molestaré a Audrey, y sobre todo no pelearemos. 

—Bastian, ¿seguro? 

—Si, señora. Sabe que soy un ángel, nada más me falta la aureola y las alas para ser un ángel completo. 

—No pelearemos, mamá. Yo no caeré antes la ganas de ahorcar a Bastian... 

Pero si caeré ante las ganas de besarlo y que me esté tocando.

—Eso espero. 

Ella me entrega los bocadillos y se va. Suelto el aire comprimido en mis pulmones. Escucho la puerta cerrarse y sobre todo el sonido del seguro. 

Alzó mi mirada y Bastian saborea sus labios. Camina hacia mi dirección y al estar frente a mí agarra un bocadillo y muerde. 

—Casi nos descubren. 

—Estuvo cerca, si no fuera porque te inventaste lo del helado estaríamos... talvez recibiendo una buena regañada o estuviéramos siendo asesinados por la zapatilla de mamá. 

Bastian me pone el bocadillo cerca de mi boca para que muerda y lo hago. 

—Tu mamá me ama, no creo que haya mucho problema. 

—Lo habrá, mamá es media rústica y... 

Si mamá se entera de que me dejó tocar de Bastian me mata, ya que ni siquiera somos pareja... Pero andamos haciendo cosas como si lo fuéramos. 

—¿Y? 

—Ella espera que tenga mi primer novio después de los 18 años. 

No miento, ella espera eso, tanto de Amira como de mí. Todo se debe a que mis abuelos eran bien escritos con ella. Aunque, ella mos deja salir a fiesta, y nos consiente, con los novios es severa. 

—¿Y como estás con ese tipejo? —pregunta de mala gana. 

—Por qué es a escondida. 

—Me voy a casa —dice nada amigable. 

—Basti... 

Me besa de una manera posesiva, pero me gusta esa posesividad. 

—No lo quiero en tu vida, termina con él —susurra sobre mis labios. 

Me da pena terminarle a Stefan cuando tenemos tan poquito tiempo de novios. Aunque también tengo miedo de terminar algo que podría tener un buen final, por algo que podría ser desastroso. Tengo que aceptar que con Bastian no tendré estabilidad, a él le encanta andar de diversión con las chicas. 

—Dame tiempo. 

Voy a esperar a tener el mes de novia con Stefan y terminarle con la excusa de que mamá me descubrió. También necesito aclarar mis sentimientos, y sobre todo saber que es lo quiere Bastian de mí. 

—Para que más tiempo —su voz es seria. 

—Bastian, yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho contigo... Pero todo está pasando muy rápido, y esto es una montaña rusa de emociones para mí. Necesito hablar con mi corazón y escuchar lo que quiere. 

—Cuando tomes una decisión hablaremos de lo esto que está pasando entre los dos. 

—Sí. 

Dejo los bocadillos a un lado y me le acerco. Rodeo su cuello y miro el bosque que hay en sus ojos. Bastian pone sus manos en mi cintura y me pega a su cuerpo. Él agacha su cabeza para que nuestros labios se encuentren y los roza. 

—¿Te gusta como te beso? 

—Me encantan tus besos, tu mirada intensa y la manera en que me tocas. Él sonríe y baja sus manos hasta mis nalgas. 

Yo no sé que pendejada es un tengo, pero me derrito estando en sus brazos, o cuando me habla con su voz ronca.

—Bésame Bastian. 

Como si fueran un buen chico me hace caso y me besa. Su lengua saluda a la mía y comienzan a jugar. 

He hecho la mejor y la más grande locura con Bastian, definitivamente la volvería a repetir otra vez.

Después

—Está rico los pastelillos —dice mientras se come la mitad del último pastelillo que queda, y me da la otra mitad. 

Él juega con mi cabello, mientras termino de comer. Bastian se encuentra recostado en la cama y yo recostada en su pecho. 

—Mamá prepara cosas muy ricas. 

—Eso lo tengo más que claro —me da una sonrisa traviesa. 

—Tonto... ¿Tus padres vienen hoy? 

—No. Ellos vienen mañana en la noche. 

—¿Vas a la fiesta de Braulio? 

—No quiero ir, pero no puedo fallarle a mi amigo. 

—Yo también quiero ir, pero el novio de mamá. 

—¿Novio? 

Me doy la vuelta y pongo mis brazos en su pecho y los cruzo. Acomodo mi barbilla en mis brazos mientras lo miro a los ojos. 

—Mamá tiene una pareja, y nos lo presentará más tarde. 

—Tu mamá es igual de bonita que tú —sonrió—, así que es normal que tenga a alguien enamorado de ella. 

Quiero confirmar algo que no viene con el tema que estamos hablando, pero quiero saber. 

—Bastian. 

—Dime. 

—¿Renunciaste a ser capitán por Stefan? —él hace una mueca de desagrado. 

—En parte. No me cae bien, y porque estoy acostumbrado a trabajar con Braulio. 

—Siempre has sido el capitán, y que no lo seas este año es raro. 

—Tampoco es como si fuera algo importante. 

—Adoras el basquetbol y disfrutaba mucho de ser el capitán. 

—Lo fui por 5 años consecutivo, era momento de darle oportunidad a otro. 

—Está bien que le des la oportunidad a otro, pero quiero saber ¿qué harás en los entrenamientos? 

—Entrenar. 

—Sabes muy bien de lo que te quiero decir. 

—Si tenemos problemas dejo el equipo. Me gusta el basquetbol, pero no es mi pasión. 

—Tu pasión es la arquitectura. 

—A si es señorita. 

—Yo solo voy a estudiar fotografía. 

—Hablando de fotos, no te he pagado la sesión que me hiciste ayer —ruedo los ojos. 

—Te las regalo, para que se las envíe a tus amiguitas. 

No puedo creer que esté haciendo una escena de celos. 

—Pero si las fotos son para ti —lo miro fijamente—, para que la pegues en la pared y veas a tu sexy vecino ante de dormir, y de paso te puedes masturbar mientras me ves e imaginas que soy el que te toca. Incluso puede ser de ayuda para que tengas sueños eróticos conmigo. 

Él me mira divertido. 

—Bastian. 

—Nada más es mi dulce opinión. 

—Esa opinión no tiene nada de dulce. 

En un movimiento ágil Bastian termina encima de mí. 

—Es muy dulce, porque te vas a venir pensando en mí. 

—A veces me molesta esa seguridad que tienes —manifiesto y espero atenta su repuesta. 

—Eso es lo que me hace único e irremplazable. 

Rodeo su cuello y juego con su cabello. 

—Odio esa arrogancia, pero a una pequeña parte de mí le gusta. 

—Yo le gustó a cualquiera —me besa. 

Sus manos recorren mis muslos y los aprieta haciéndome jadear. Bastian me besa con fiereza, y es como si quisiera algo más y ya sé que es; pero eso no se lo daré... tengo la esperanza de llegar virgen al matrimonio... aunque como voy, yo creo que talvez no llegue. 

—Audrey —me llama Amira. 

Amira es inoportuna, aunque debo admitir que llega es bueno momento porque si no Bastian seguiría de largo. 

—Dime —Bastian besa mi cuello. 

—Necesito que abras la puerta, quiero enseñarte algo. 

—Ya voy, estoy terminado de hacer el ejercicio —miro a Bastian que sigue como vampiro en mi cuello—. Bastian —musito. 

Él me mira y me da otro beso que tuvimos que cortar porque Amira sigue insistiendo. 

—Audrey, ¿hasta qué hora te espero? 

—Espérate. 

Ambos nos ponemos de pie, y mi mirada se clavan en su paquete. 

—Bájale a eso Bastian. 

—Iré al baño. 

Tengo curiosidad por ver lo que va a hacer, pero no puedo. Medio arreglo mi habitación con flash y le voy a abrir la puerta a Amira. 

—Dime —le digo con una sonrisa. 

Mi hermana me mira de pie a cabezas. 

—Sigues vivas, y si estar enojada. Pensé que ya se te había reventado el hígado por estudiar, y sobre todo por estar con Bastian. 

—Estoy tomando clases de yoga por YouTube, eso me está ayudando mucho con mi paciencia. 

—Deberías recomendarme algunos. 

Ella ingresa a mi habitación y la recorre como la luz de las impresoras. 

—¿Y Bastian? 

—Está en el baño... Creo que tiene daño de estómago. 

—¿En serio? Son más de la 6 de la tarde y recién dices que está enfermo. 

Ella me mira fijamente. 

—Creo yo —trato de arreglar la situación. 

—¡¡Estoy bien, solo estoy apreciando lo guapo que soy!! —grita Bastian. 

—¿Cuál de las dos?—me enseñas la dos blusas. 

—La amarilla. 

—Gracias —dice y procede a irse. 

Cierro la puerta y seguido sale Bastian del baño. Él camina hasta el escritorio y agarra el libro de química. 

—Ya es tarde y este diamante tiene que irse... Sé que no quieres que me vaya, pero tengo que hacerlo. 

Se me acerca y posa sus dos manos en mi cintura. 

—Disfruta de la fiesta. 

—Yo quería bailar contigo, pero bien pegados. 

Es que de solo imaginar ese baile me excito. Cabe recalcar que Bastian baila increíble, y podría trabajar como Stripe. 

—Yo no sé bailar de la manera que tú quieres... Yo solo me muevo a lo antiguo. 

—Solo tienes que dejarte llevar por la música, mover tu cadera muy lenta y poco a poco y aumentando la velocidad de tus movimientos. 

—Demasiado complicado para alguien como yo. 

—Doy clases en privado de Baile... la única condición es que no me gusta bailar con mucha ropa, entre menos es mejor la cosa. 

Tengo muchas ganas de aprender a bailar.

—Yo paso... 

Estando Bastian solo en la fiesta abra muchas chicas y seguro aprovechará para acostarse con ellas. 

—¿Por qué es cara? 

—Nada. 

—Audrey. 

—Va a ver chica en la fiesta, y tú no eres un ángel. 

—No bailaré con nadie —alza su mano derecha en señal de juramento. 

—No besaras a nadie, no tocaras a nadie, no miraras a nadie de una manera prohibida y no tendrás sexo con nadie. 

—Lo prometo. 

Me roba otro beso, y está vez muerdo sus labios. Quiero que quede marcado por mí... o mejor dicho, ese es sello de que Bastian García es mío. 

—Sé que estoy muy bueno, que soy un pedazo de carne muy sabrosa, pero lo que me hiciste es canibalismo. 

Toca su labio mordido. 

—Yo me entero de todo, Bastian. 

—¿Eres vidente? 

—Es un don especial que tenemos las mujeres. 

—Pregúntale a quién tú quieras mañana... Hay que hacer esto más divertido. Si yo salgo con otra chica haré lo que tú quieras, pero si no salgo... tú —agarra mis cachetes y me lo aprieta—, iras a mi casa, subieras las escaleras, entraras a mi habitación, te desnudaras y te tocaras para mí... ¿Entendido? 

—Entendido. 

Ojalá y yo pierda.

—Bien, esperaré ansioso el maravilloso espectáculo. 

Me da un pequeño beso de pico y se va. Muerdo mis labios; mi cuerpo se ha calentado mucho. 

—Un baño no me caería nada mal —me digo a mi misma. 

Ingreso al baño y me desnudo. Entro a la ducha y prendo la llave. La fría agua caer en mi piel haciéndola enchinar. Cierro mis ojos y como si algo me poseyera comienzo a manosear mi cuerpo. 

—¡¡Ah, Bastian!! 

Muevo mi dedo con sutileza, mientras a mi mente se nuble de recuerdo más reciente con Bastian.




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