Mi Odioso Vecino [ Vecinos #1]

Capítulo 20.

Desvirgada, pero feliz en los brazos del hombre que amo. Bastian me da un beso en el cuello mientras me abraza con sus brazos y piernas. 

—Quiero que te quedes así conmigo, siempre. 

—Soy tuya Bastian, solo tuya —me  doy la vuelta y me lo beso tomando el control de la situación. Esta vez él va a gruñir. 

ETHAN. 

Los únicos que están disfrutando de la mini fiesta son los novios que llevan un siglo encerrados en las habitaciones. 

Le pongo pausa a la película y salgo de la habitación de mamá, ya que la mía está siendo utilizada de motel, pero bueno, no soy mal dato y me gusta que mis amigos disfruten. 

Bajo a la primera planta encontrándome con la vecina, pero ella está dormida en el mueble. Me acerco un poco más; no mucho, porque si se despierta es capaz de desfigurarme el rostro con otra cachetada y ya tengo bastante con la bofetada que me dio papá en la noche. 

Ella se remueve y me voy antes de que se despierte y piense algo malo de mí. Voy corriendo la cocina y me escondo de ella. 

La vecina limpia sus ojos y coloca sus lentes. Cabe recalcar que se ve bien con lentes, pero sin lentes se ve mucho mejor. 

Se pone de pie y camina hacia la dirección en la que me encuentro. Me hago el loco y salgo de la cocina, al verme ella me mira con coraje y se aparta como si le fuera hacer algo. La ignoro y sigo mi camino. 

Yo no le he hecho nada y me tiene coraje. Está loca la vecina. 

Subo la escalera encontrándome con Bastian con una pantaloneta negra y camisa negra. 

—¿Dónde vas? 

—A comprar algo —la camisa es cuello v y se le ve los chupetones que tiene. 

—Tú y Braulio son unos perros. Me hubieran dicho antes de que iban a coger para irme a otro lado follar, pero solo ustedes disfrutan mientras yo estoy en el cuarto de mamá viendo película. 

—No te quejes. 

—"No te quejes" —lo imito— Para la siguiente fiesta se van a la mierda los dos porque yo seré el que disfrute con mis amigas. 

—Ok —se ríe—. Ve a seguir viendo tu película. 

—Idiota —sigo mi camina mientras él se va feliz. 

Ingreso a mi habitación y veo mi celular. Sonrío y llamo a Carol. Tengo ganas de coger y no me voy a quedar así. Aunque, ¿no sé ni por qué me quedé?, debí irme hace rato. 

—Te espero, guapo. 

—Hay estaré, linda. 

Salgo de la habitación y maldigo para mis adentros. Yo no tengo auto y mamá no dejó el de ella, ya que está enojada con papá. Miro mi habitación y sonrío; toco la puerta. 

—¿Quién? 

—Yo. 

—¿Qué pasó? 

—¿Puedes pasarme un preservativo? 

—Espérame. 

Si de alguien aprendí a ser un andariego es a Braulio. Yo era un niño bueno e inocente que no sabía nada de las mujeres, pero Braulio y Bastian me llevaron por ese mundo tan exquisito. 

La puerta se abre un poco y la mano de Braulio me da el preservativo. 

—Toma. 

—Oye. 

—Dime. 

—Préstame tu auto, yo te presté mi habitación. 

—No te muevas de aquí —sonrío bien contento—. Toma y ven antes de la 6 de la tarde. 

—Aquí estaré. 

Agarro la llave y me voy. Bajo la escalera rápido y trato de parar no chocar con la vecina, pero ambos caemos al suelo y ella encima de mí. 

Tiro a la vecina a un lado y antes de que me pegue me pongo de pie y me voy sin mirar atrás. 

Esa niña es un caso serio y molestoso. Es bonita, tiene buen cuerpo, pero esa actitud de hielo es horrible. 

[***] 

AUDREY. 

Me termino de poner mi uniforme, me acerco al espejo, peino mi cabello y me hago un moño alto. 

Salgo del baño, recojo el uniforme de Bastian y lo llevo a la cesta de ropa sucia. Arreglo la cama y salgo de la habitación por a ver si Amira sigue aquí o se fue. 

Bajo y la veo escribiendo en su cuaderno. Amira alza la mirada y camino hacia ella. 

—Parece que te dieron de más porque caminas toda abierta —me río. 

—Parece que no matas ni una mosca. 

—Ve caminando mejor porque después mamá se da cuenta. 

—Gracias por el consejo. 

—¿Cómo te fue? —ya hasta perdí la vergüenza de hablar sobre hacer el amor. 

—Bien. 

—¿Se cuidaron? 

—No —va a hablar—. Pero Bastian fue a comprar la pastilla. 

—Ya te iba a regañar. 

—No soy tan descuidada. 

—Que bueno. 

Mueve sus lentes y solo lo hace cuando pasa algo que no le gusta. 

—¿Qué te pasa? ¿Te molesta que me haya entregado a Bastian tan rápido? 

—No me molesta que te hayas entregado a Bastian. Es tu cuerpo Audrey, y tú puedes hacer con él lo que desees. Además, conoces a Bastian desde niña. 

—Sí... ¿Entonces que te pasa? —se queda pensativa. 

—¿Crees que un mujeriego cambie por amor? 

—La verdad no lo sé... Bastian andaba con chicas, pero él siempre me amo a mí... La verdad no sé qué decirte... ¿Te gusta un mujeriego? 

—No... Simplemente curiosidad. 

La puerta se abre y mi bello novio ingresa. Me da una sonrisa y se acerca a mí. 

—¿Ya se fue Braulio? —se sienta y toma mi mano. 

—No —responde mi hermana con seriedad. 

—Su auto no está afuera. 

—Se lo llevó tu hermano —mueve sus lentes. 

Seguro tuvo un problema con Ethan. 

—Entiendo —Bastian me hace seña para que lo acompañe a la cocina. 

—Sé lo que hicieron —Bastian mira a Amira—. De mi boca no saldrá nada —agrega. 

—Gracias. 

—No hay de qué. 

Bastian me entrega la pastilla y se pone de pie. Miro la pastilla anticonceptiva y sonrío. El mundo ha cambiado mucho, y la juventud también. 

—Toma —agarro el vaso de agua que Bastian me da y me tomo la pastilla. 

Me tomo toda el agua porque después de tanto ejercitarme en la cama salí exhausta. Escuchamos risas. Braulio y Stacy bajan muy sonriente agarrado de la mano. 

Sé que soy muy joven, pero quiero disfrutar cada segundo de mi juventud y la quiero disfrutar al lado de Bastian y juntos a mis amigos y hermana. 

[***] 

La casa de Bastian quedó impecable, nadie sospecharía lo que paso ahí. 

No solo las parejitas disfrutaron porque el Ethan llegó todo chupeteado, se notó que la pasó bien. Antes no entendía a mis compañeras de colegio, pero ya las entiendo. 

—Les cuento —miro a mi madre mientras toma su café. 

Antes de que mamá llegara yo ya estaba en casa con Amira. Mamá no sospecha de nada de lo que hago. 

—¿Qué cosa? —pregunto muy feliz. 

—Vi a la hija de la vecina criticona con un chico mayor que ella y salían de un motel  —me hago la asombrada. 

—¿Cuál de las tres? —pregunta mi hermana. 

—La de 14 años. Que bueno que ustedes no son como ellas. Es que eso es ser descuidada, porque esa niña está muy pequeña para tener novio y para el colmo más grande que ella —trago mi café. 

—Cada quien cría a sus hijos a su manera —opina Amira. 

—Es que tiene que ser exigente. Yo jamás permitiría que a la edad de 14 años tenga novio. Ustedes pueden tener novio después de los 18 años y tienen que traerlo a presentar. Me siento tan feliz que ustedes sean bien centradas y no anden queriendo ser grande cuando no saben ni lavarse bien las nalgas todavía. 

Trago grueso. Si mamá supiera que tengo novio, que ya no soy virgen, que me dejo tocar por Bastian y que yo también lo toco... Definitivamente, me mataría una 100 veces.




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