—Audrey —me abraza con fuerza y no dudó corresponder. Tenía tiempo que no sentía la calidez de sus abrazos.
Escucho los sollozos de mamá que comienzan a tomar más fuerza contagiándome.
—Perdón por hacerte sufrir, mamá —niega y me mira.
—No tengo nada que perdonarte, yo te acorralé a tomar esa decisión. Siento haber sido tan dura contigo, siento no ser la amiga que tú buscabas en mí —acaricia mi rostro con delicadeza—. Ya no volveré a cometer esas acciones que te lastimaron, ya no seré solo tu madre enojona, seré tu amiga —lloro, me hace muy feliz escuchar eso.
—Te amo, mamá —la vuelvo a abrazar.
—Yo más, hija.
Estoy muy feliz de haberme reconciliado con mamá, yo la extrañaba mucho.
[***]
—Por cierto, ¿dónde está Bastian? —le doy el café que he preparado.
—Salió a comprar comida para el desayuno —me siento a su lado.
—A ya —me mira con más detenimiento. No estoy en las mejores fachas, únicamente estoy con un blusón—. ¿Te estás cuidando?
—Sí.
—Es lo mejor, son muy jóvenes para un posible embarazo, y yo muy joven para ser abuela —sonríe.
—Tienes razón.
—Audrey, regresa a casa —me mira a los ojos.
—Mama...
—Tienes que continuar tus estudios, los has dejado suspendido y estás a tiempo de ponerte al día para que no pierdas este año. No te voy a prohibir que sigas en tu relación con Bastian, pueden estar juntos y seguir su noviazgo, pero siendo respetuoso y respetando la casa —sería raro volver después de que me fui, pero puedo continuar con Bastian.
—Pero él y yo...
—Sé que ya son pareja, sin embargo, están muy jóvenes para enfrentarse a la vida... Acepta mi ayuda Audrey, ya después podrán vivir juntos como...
—Audrey —miro a Bastian. Su cara es de confusión y temor.
—Llegaste —me pongo de pie y voy hacia el que sigue como una estatua sin dejar de ver a mamá. Llego hasta él dándole una sonrisa de seguridad—. Todo está bien.
—¿Qué pasó?
—Ya te cuento... —miro a mamá— ¿Me puedes esperar?
—Sí.
—Gracias —tomo la mano de Bastian y lo llevó hasta la habitación.
BASTIAN.
Dejo la comida a aún lado y miro a Audrey. No sé que habrá pasado en mi ausencia, no sé de qué hablaron, pero tengo miedo.
—Bastian —me toca la mejilla—, amor, cambia esa cara.
—¿Cómo quieres que estés? Tu mamá está aquí... Yo...
—Ella ya no está en contra. Mamá ya acepta nuestra relación —la miro incrédulo.
—Pero ella se negaba...
—No sé que la hizo cambiar de opinión, pero ya no será un impedimento.
—No confío Audrey... —es raro ese cambio.
—Confía.
—Solo espero que no nos esté mintiendo para separarnos —sonríe.
—Amor, mamá quiere que regrese a casa...
—Lo sabía... La aceptación no es más que un pretexto —niega. Es que no confío después de oponerse tanto.
—Amor, ella solamente quiere lo mejor para los dos. Aún estamos muy jóvenes para cargar con muchas responsabilidades... Hagamos esta vez las cosas bien.
—¿Quieres irte con ella? —ella llegó y ya Audrey cambió su forma de pensar.
—Bastian, no busquemos peleas donde no la hay. Sabes bien que te amo, pero tenemos metas y sueños que podemos cumplir más rápido con ayudas de nuestros padres. Nada más será hasta que ambos tengamos la estabilidad económica para tener nuestras propias cosas. Sin embargo, eso no nos va a separar, solo que ya no estaremos durmiendo todos los días en la misma cama, después todo seguirá siendo igual. Yo solamente quiero lo mejor para los dos, y ahora que mamá nos apoya debemos aprovechar —la abrazo.
Ella tiene razón, sin ayuda de nuestros padres tardaremos en cumplir nuestros sueños. Por más que yo quiera darle todo a Audrey no voy a poder, si uno estudia el otro no va a poder. Quiero un futuro bueno y próspero, y si hay ese apoyo tengo que aceptarlo.
—Está bien, regresaremos con nuestros padres.
Esta vez lo haré nada más por Audrey. Quiero darle todo, amor, tiempo, cariño, detalles y una vida cómoda. Estudiaré y me esforzaré para poder estar con Audrey sin pero.
—Te amo —sus hermosos ojos marrones brillan como las estrellas del cielo.
—Te amo mucho más —pongo mi rostro a su altura y la beso.
Solo nos tomaremos una pausa, después volveremos a vivir junto, con la diferencia que será en nuestra casa, casa que yo misma le haré al amor de mi vida.
NARRADOR.
Micaela estaba muy contenta, Audrey y Bastian habían accedido a regresar. Solo quería el bien para los dos, para ella eran muy jóvenes para vivir juntos y estar llenos de responsabilidades.
Después de hablar con Bastian y hacer las pases se puso a desayunar con ellos. Mientras llevaba bocado a su boca, vio a su hija tan feliz con su odioso vecino, dándose cuenta nuevamente que fue muy cruel con ellos.
Mentalmente, Micaela le agradeció a Amira, ya que ella le dijo donde estaba Audrey. Sonrío y siguió desayunando feliz después de varios días de sufrimiento. Había hecho las pases con su hija, y eso era más que suficiente para tener una sonrisa en su rostro.
ETHAN.
—¿Quién fue? —interroga Stacy.
Bastian mandó un mensaje comunicando que regresaría a casa, por el hecho de que la vecina los encontró. Sabrá Dios como.
—Fui yo —dice la vecina.
—¡¿Qué?! Lo creía de Ethan, menos de ti...
—¡¡Oye!! Yo no soy chismoso —me siento ofendido.
—No quería ver sufriendo a mamá más. Ella ya entendió y no será un problema en la relación de ellos —asevera.
—Amira tiene razón. Además, Bastian no comunicó nada malo —opina Braulio.
—¿Y nosotros que? No va a dar una regañada por callar —mordió sus unas de los nervios
—Eso es verdad —doy mi humilde opinión.
—Solo háganse los locos. Lo hecho hecho está. Mamá no dará problema, ya dejen paranoia a un lado —pero que carácter más feo tiene esa niña detestable.
—No vayan a pelear chicas —aconseja Braulio.
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Editado: 12.07.2022