Capitulo 9 : un recuerdo del pasado

Hace mucho tiempo cuando los cuatro reinos aún no habían sido creados, existía un solo reino conocido como el reino Sauces, un reino al cual estaban afiliados más de treinta aldeas y pueblos de diferentes razas, gracias a la mano dura, pero amable del rey las diversas razas convivían en paz, era realmente un sueño hecho realidad para cualquier ser vivo.

Todo iba perfectamente bien hasta que algunos bandidos saquearon una mazmorra prohibida en búsqueda de poder y riqueza, en ese lugar estaba grabado una advertencia de que por nada del mundo se abriera el ataúd de piedra, pero esas personas amantes de lo ajeno no dudaron en profanar ese ataúd liberando un mal del pasado que fue sellado en ese lugar.

Según la poca información que quedaban en las viejas bibliotecas del reino, este ser era un rey demonio el cual era el verdadero gobernante de estas tierras al cual lograron derrocar gracias al trabajo unido de demonios, humanos, personas bestias y elfos, a pesar de que se le intento matar una de sus skills pasivas era capaz de traerlo a la vida cada vez que moría, al final se tomó la decisión de sellarlo en el interior de una mazmorra muy peligrosa.

El rey demonio una vez liberado uso su poder logrando crear su viejo reino de la nada misma destruyendo una aldea en el proceso, este aborrecible ser capturo con vida a todos los habitantes de esa aldea para que sus antiguos comandantes y generales reencarnaran en sus cuerpos, en menos de dos semanas ese demonio de alguna manera logro conseguir un gigantesco ejercito con el que le declaro la guerra al reino Sauces y a sus afiliados.

La guerra duro cerca de dos años en los que se perdieron innumerables vidas, las pocas personas que aún quedaban en las aldeas o pueblos vivían completamente atemorizados de que sus hogares fueran el siguiente lugar que el rey demonio atacara, la esperanza poco a poco comenzaba a perderse en los estragos de la guerra, en cuanto a mí en esos momentos solo era una indefensa súcubo que temía por la seguridad de su aldea, para mi todo parecía perdido mientras contemplaba la idea de escapar en un barco sin un rumbo definido.

Una mañana el sonido de un cuerno de guerra despertó a la aldea entera, con temor algunas personas se asomaron a ver qué pasaba pudiendo ver que en la entrada estaban parados tres chicos, eran un humano, una elfa oscura y un chico con cuernos junto a una cola escamosa, a pesar de que la elfa junto al chico con cuernos desprendían un aura poderosa, el chico humano dio un paso al frente mientras sostenía un estandarte que tenía grabada el emblema de un árbol de sauce dentro de un escudo.

Al ver que solo eran tres chicos las demás personas que estaban escondidas se acercaron con cierta precaución, entre todas esas personas estaba yo un poco asustada al ver a ese chico con cuernos y cola escamosa, luego de un tiempo termine enterándome que pertenecía a la raza de los dragones, una raza completamente desconocida para mí en ese tiempo.

“!La esperanza no está completamente perdida!, ¡no agachen la cabeza esperando el final inevitable!, ¡alcen la cabeza con orgullo y empuñen sus armas para luchar por un futuro brillante!, ¡si todas las razas nos unimos como en el pasado podremos derrocar una vez más a este viejo tirano!, ¡por eso vengo a pedirles que se unan a mí en esta batalla por el futuro!, ¡todos los que estén dispuestos a luchar a mi lado por favor den un paso al frente con la cabeza en alto!”.

Ninguna súcubo dio un paso al frente en ese momento, siendo sincera en el fondo sentía mucho miedo ya que no quería morir o ser capturada por el enemigo, pero al ver la cara de miedo de mis hermanas súcubos sabía que no podía quedarme con los brazos cruzados, así que tome la decisión de luchar en el nombre de la raza de las súcubos, por lo que di un paso al frente con timidez siendo vista por las demás habitantes de la aldea.

“Nunca eh sido una luchadora, al contrario, me dedico al trabajo agrícola y sé que las súcubos tenemos mala fama por ser lujuriosas, pero si estas dispuesta a aceptar a alguien como yo en tu equipo, con gusto me sumare a tus filas para luchar por un futuro brillante”, esas fueron las palabras que pude decir con toda la valentía que reuní en mi cuerpo, aunque eso no evito que el chico dragón soltara una carcajada por lo que agache la cabeza con tristeza.

Pero algo que no espere fue que la elfa sujetara de la cabeza al chico con cuernos y lo golpeara contra el suelo mientras le decía “no te burles de la valentía de una dama cuernitos, que tu solo saliste del nido cuando te echaron a patadas”, el otro chico al ver esto simplemente se acercó a mi sujetándome del mentón con suavidad mientras me decía “esa valentía tuya junto a la determinación de tus ojos te hacen una persona muy valiosa para nuestro equipo, a partir de ahora considérate la cuarta miembro oficial de mi equipo de justicieros”.

Esas amables palabras se quedaron rebotaron en mi mente durante todo el tiempo que estuve empacando mis cosas para partir con esas tres personas, aunque mis amigas intentaron convencerme de que me quedara decidí ignorarlas, esas palabras que aquel chico dijo con tanta determinación y valentía me motivaron a pelear en nombre de mi raza, sin mencionar que ya me había ofrecido y el líder de ese equipo ya me había aceptado como parte de su grupo por lo que era imposible dar marcha atrás en ese momento.

Ante la mirada desconcertada de mis conocidos partí sin saber que me depararía el destino, pero si de algo estaba segura era de que pasara lo que pasara aportaría mi grano de arena con tal de que el reino sauces saliera victorioso de esa guerra, estos bellos momentos cuando todo empezaba siempre los atesorare con felicidad, ya que gracias a eso finalmente me convertí en aquello que siempre debí ser, ¡me convertí en la nueva reina demonio!.

—¡Reina!, ¡reina!—llamaba una voz masculina.

¿Qué está pasando?, ¡se supone que nadie debería molestarme cuando estoy teniendo mi sueño reparador!, ¡este preciado momento en el que reflexiono conmigo misma es sagrado!, ¡no debe ser interrumpido!.