No podía creerlo, ¿Cómo son las casualidades de la vida?, verlo ahí afuera antes de salir de casa, decir un comentario y ¡Boom! Las cosas sucedieron tal y como lo pensé. Siempre he creído en las señales del destino, pero también en las casualidades —Tomé mi lápiz y abrí mi libreta pues la clase había comenzado, era primer día, no podía distraerme.
Pasaron las horas.
—Chicos, para mañana necesito que traigan los siguientes materiales —Dice el profesor— me pregunto si no es muy pronto para dejar tarea, no se supone que el primer día es solo decir nuestros nombres y ¿qué esperamos de la materia?, Es la parte triste de crecer y estar a nada de elegir nuestras carreras.
Apunto los materiales, aunque he de admitir que no importa que lo apunte, casi nunca checo la libreta donde lo apunté. Salimos al descanso y comencé a platicar con mi amiga sobre este nuevo ciclo escolar. Una típica plática de amigas. Nada interesante para ser verdad. Solo no puedo dejar de pensar en lo que sentí al momento de verlo entrar, no soy buena para el amor, nunca he tenido novio. Sí, a mis 17 años jamás he tenido novio, ya hasta mi madre me hace burla de ello.
Pero desde mi último corazón roto, la traición de mi mejor amiga, que a pesar de todo sigue siendo mi mejor amiga aunque tal vez no debería, me he vuelto más temerosa y desconfiada. ¿Cómo volver a confiar en una amistad? Cuándo a la chica que considerabas tu mejor amiga, a la que le confesaste lo que sentías por aquél chico en el festival de la primarvera y en ese mismo festival años más tarde te hayas enterado de la traición más vil que una adolescente pudo haber sentido, aún recuerdo ese día, y lo destrozada que regresé a casa, los ví besarse y bailaban felices. Ella sabía que me gustaba y aún así se fijó en él. Ya lo he superado, la perdoné, y nada cambió, la única que cambió fui yo.
No creo en los mejores amigos, no creo en una amistad incondicional, ya lo dicen por ahí "tú peor enemigo es tu mejor amigo", cuando una amistad acaba, esa persona es la que conoce nuestras fortalezas, debilidades y secretos, así que nos bueno confiar completamente en las personas. Eso fue lo que aprendí. Ytal vez eso explica porque en estos momentos me es más difícil encontrar a mi chico ideal. No es que me urga hacerlo, pero si tengo curiosidad de quién será mi primer novio. Y el chico, mi vecino quién ahora es mi compañero de clases ha sido mi amor platónico toda la vida, no me gusta, pero me parece una persona atractiva e interesante. Viendo como la vida me lo ha vuelto a poner en el camino. Tal vez es una señal.
Las clases pasaron, como normalmente deberían de pasar. Tenía hambre ya, tomé la deliciosa hamburguesa que me había preparado mi mamá, porque a pesar de tener 17 años aún me mandaba mi lunch para que no muriera de hambre. Era tan perfecta, mi hamburguesa, bueno, también mi madre.
—Marianne, ¿Cómo está el frío ahí abajo? —Me dice el estúpido de Adrián, es verdad, soy pequeña, más pequeña que una persona considerada pequeña pero no es necesario ese tipo de comentarios.
—¡Te puedes callar! —Alzo la voz, no solo interrumpió mi cita romántica con mi hamburguesa sino que vino solo a molestar.
—Oye, me podrías pasar los apuntes del maestro de historia —Sonríe y me toca el hombro.
Algo que no me perdono, y que considero mi don y maldición es que soy muy buena, o como diría mi madre muy pen...mejor no digo la palabra, en cierta parte mi lema de vida es "Al que obra bien le va bien", así que trato de ser buena persona aunque haya gente que no lo merezca.
—Ten, pero me la devuelves en la siguiente clase ¿De acuerdo? —Tomo mi libreta de mi mochila y se la doy, mis libretas son mi más preciada posesión.
Era mi primer día de clases y ya me habían dejado tarea para toda la semana, se podría decir que siempre he sido la nerd del salón, pero me encanta, siempre he dicho que tengo el equilibrio entre el relajo y diversión y el estudio.
Regresé a mi salón después de mi descanso. Una nueva clase más.
—¡Chicos, Yo seré su maestro de Estructura en el lenguaje! —Era un hombre flaco, alto y con un carisma que admiraba, tenía un humor tan ácido que dije ¡Será mi maestro favorito!.
—El día de mañana tendrán que exponer chicos, así que formen sus equipo, de 4, ni uno más ni uno menos.
—Marianne, tú y yo ¿Te parece?. —Me dijo mi amiga de años, después de nuestro reencuentro obviamente iba a estar con ella, era estudiosa, Rubí a pesar de ser algo desordenada sabría que sería un buen elemento—Ella es Luna, estuvo conmigo el año pasado Marianne.
—¡Perfecto! —A Luna ya la había visto y me agradaba así que no tuve problema en aceptarla.
A lado de mí había un sujeto, cuyo rostro parecía tallada por los mísmisimos ángeles, amo esa frase, y queda perfecto para la situación. Nos faltaba un integrante del equpo y dije si yo no doy el primer paso ¿Quién lo hará?. Mi chico vecino compañero estaba del otro lado y ya tenía sus amigos, así que fracasaría en el intento.
Agarraré valor e intentaré preguntarle al chico de a lado si desea estar con nosotros. Pero que tal si me dice que no, ¡maldita inseguridad!, ¡Marianne! Tranquila, solo es cuestión de preguntarle y si te dice que ya tiene equipo o algo, no pasa nada.
—Oye ¿Te... —Marianne —Me interrumpe Luna.
—Me pregunta Aurora sí puede estar con nosotros. — Desgraciadamente, soy una persona tan buena, que no le diré que no. Y fue así como perdí la oportunidad de estar con el chico que pudo ser el amor de mi vida. Si tan solo me hubiera decidido pronto.
—Alumnos, el día de mañana tendrán que exponer, así que preparen sus diapositivas y estudien —¡Amo exponer! pensé. —Mañana escogere a un integrante del equipo para que pase.
Maldita sea, creo que uno de mis fuertes es exponer, realmente quiero pasar porque mis compañeros definitivamente no estudian. Ojalá me toque el día de mañana.