Mi Pequeño Secreto

2.

Isabella.

Aroma a tierra mojada, a uvas fermentadas, a naranjas y limones frescos, aroma a libertad, mis sentidos se vuelven frágiles ante este anhelo de volverme a sentir así de libre, mis sentidos se recargan como si yo también fuera parte de esta tierra.

—¿Nos vamos? —pregunta mi prima. —Al mal paso darle prisa, debemos ir junto al padre de tu bebe a contarle lo que está pasando. —dice mientras arrastra su gran equipaje, prácticamente desvalijó el departamento como si nunca vayamos a volver.

—Nos espera un largo viaje a la finca, déjame que lo piense en el camino, no quiero ocultarle el embarazo porque también es su derecho saberlo, pero con toda la historia que tenemos de enemistad, no me es fácil verlo como alguien de confianza.

—Llevas toda la vida conviviendo con él ¿Cómo puedes no tenerle confianza?

—Llevo toda una vida siendo alimentada con pensamientos y palabras hacia el que me dicen que siempre debo esperar que el me este por atacar, que no confíe ni en sus buenos días porque en todo buscara como verse beneficiado, incluso hasta esa noche de rodeo podría verse como una oportunidad donde el busco embarazarme para ahora incluir Miller entre los Salvatore, por más que yo no creo que fue así, simplemente mi método anticonceptivo fallo ya sea por mi irresponsabilidad de tener relaciones sabiendo que el implante ya casi cumplia su tiempo, o por cosa del destino, pero ahora debo aprender a confiar en alguien que me han enseñado siempre a no confiar, es como querer tirar un muro de pilares que fue construido bajo tierra, no me puedes pedir que lo haga de la noche a la mañana.

—Dos cosas, en primer lugar debes sacar una cita para sacarte ese implante, ya no lo necesitas y no queremos que le haga nada malo a bebé salvaje, y en segundo lugar, ese hombre tiene derecho a saber que esperas un hijo de él, sin importar que.

—Antes de que termine esta semana se lo diré, lo prometo, solo necesito llegar a casa, contarles a mis padres y enfrentar lo que se me viene.

—¿Le dirás primero a tus padres que estás embarazada de él? Eso no es bueno, sabes que tu padre es capaz de ir a buscarlo y acabar con él, y no sabrá porque, va a ser un desastre.

—No le diré a mis padres quien es el padre de mi bebé, hasta que hable con él, de eso estoy segura, prefiero ir diciendo las cosas con calma, porque sino me echarán y me dejaran a mi suerte.

—No digas eso, ellos jamás te dejarán en la calle.

—Les romperé el corazón, no dure ni dos años fuera de casa, sin embarazarme ni tener problemas.

—En realidad te embarazaste en las vacaciones en casa querida, así que no pongas ese pretexto, por más que ellos jamás se les pase la idea de que te embarazaste de uno de ellos, es una realidad.

No digo nada, solo camino a paso firme con mi prima detrás, entramos a un estacionamiento y ella chilla al ver su auto.

—Pero bebe ¿Que te ha ocurrido? Estas lleno de tierra, tan precioso que te deje.

Me rio ante sus ocurrencias.

—Casi dos meses en un estacionamiento junto a una gran ruta rodeada de tierra, no se que esperabas, yo te dije que lo mejor era que yo pidiera alguien en la finca que nos trajera y ya luego vemos cómo regresar.

—¿Y dejar a mi bebe en casa? Iba a regresar a casa y el ya no iba a estar, sabes lo que odian mis padres a mi bebe porque es un clásico.

—En realidad es un auto que ni sé si ya debería tomarse como clásico con todas las modificaciones que has mandado a hacerle.

—Es un clásico. —aclara ella sacando de su bolso un pañuelo rosa y comenzando a limpiar el polvo.

Abro la puerta para sacarme mis zapatos de tacón, y quedarme descalza, luego meto en los asientos de atrás nuestras maletas.

—Ya comienza tú transformación por lo que veo, solo en tu casa te he visto correr descalza, en el departamento jamás, llegas a un pueblo que este a tres horas de la finca y ya te descalzas como preparandote para llegar.

—Jamás andaría en tacones por la finca, no me quiero romper el tobillo, fui criada entre esa naturaleza silvestre, tan salvaje que hacen ver a los tacones como insignificantes en lo que refiere a peligro, en el campo jamás me he roto un tobillo ni nada por el estilo, romperme un tobillo por unos tacones seria la burla de toda la finca.

—Que dramática eres.

No le respondo solo nos subimos a su clásico moderno y emprendemos ruta a la finca.

Mi teléfono no tarda en quedarse sin señal y eso de alguna forma me da tranquilidad, porque vuelvo a esa vida sin apuros, una vida que considero más honesta que la que suelo llevar en la gran ciudad, donde todo está rodeado de falsos rostros, con falsas amistades, alli solo a mi prima la consideraba honesta, porque llevo una vida conociendola y siempre nos hemos tenido a nosotras.

Horas de recorrer una ruta casi desierta a diferencia de los camioneros o de los vehículos de la zona, y yo solo quiero llegar a casa y poder sentirme en mi mundo mas feliz, por mas que tenga que ir a hablar con mis padres sobre mi falta, no parece tan pesado si estoy en casa, es como si una fuerza extra con cada kilómetro que avanzo me recarga, y me hace creer que esto es posible.

El sueño de volver a casa, se hace con cada minuto una realidad, mi hogar, mi paraíso en la tierra, realmente si no fuera porque me estoy preparando para cosechar un futuro aún más prometedor jamás me hubiera planteado salir de mi hogar e ir a una ciudad tan caótica, donde solo hay rostros disfrazados de indiferencia y donde soy un número más, no tengo identidad ni personalidad, solo soy una sombra más en el asfalto, una mas del millon.




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