Mi Peso en Autoestima

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Ya perdí la cuenta del tiempo que llevo pensando en todo esto.

¿Por qué rayos lo estoy pensando?

No puedo creer que siquiera esté pensando en llevar a cabo la propuesta, digo, ¡es un completo desconocido! ¿cómo podría creer en lo que él me dice?

 

El chico de la voz hermosa

Eso depende de la perspectiva.

Entonces ¿Qué dices?

¿Hablamos mañana?

 

Aquella Castaña

Hmm… Supongo que tendrás que esperar y ver…

 

El chico de la voz hermosa

Oh… Muy bien, te escribiré mañana…

Hasta entonces Preciosa.

 

Aquella Castaña

¿¡Preciosa?!

¿A qué viene eso?

 

El chico de la voz hermosa

¿Me dirás tu nombre?

 

Aquella Castaña

No

 

El chico de la voz hermosa

Pues entonces acéptalo.

Buenas Noches Preciosa.

 

 

¿Preciosa? ¿y a este qué le dio?

 

Se nota que no te conoce.

 

Recordar aquella conversación me provoca una sensación extraña, siento que me frustra no saber quien es esa persona y a la vez no quiero saberlo, porque eso significaría tener que yo revelarle quien soy; a su vez siento como que esta propuesta es algo dudosa, sin embargo no siento desconfianza, no sé si por que mi curiosidad es muy grande o porque simplemente pasé a ser tan tonta que si estoy en peligro no llegaré a darme cuenta hasta que ya sea tarde.

 

Sin embargo y contra mi propia lógica, me encuentro abriendo la puerta del refrigerador, buscando aquellos ingredientes para el jugo que el me dijo.

 

 

“Tres Rodajas de Pepino

Media Taza de Perejil

Una Cucharada de Jengibre

El Jugo de Un Limón

Un Vaso de Agua”

 

 

Una vez logré tener todo en cantidades exactas, meto todo a la juguera y mientras observo como los alimentos son procesados me pregunto ¿por qué decidí hacerlo? ¿realmente hace alguna diferencia si lo hago o si no?

 

Busco algo en que poner mi jugo y al abrir el mueble de vasos y tazas, no puedo evitar la sonrisa que se dibuja en mi rostro al ver ese objeto tan sencillo pero tan preciado.

 

Mi tazón favorito.

Este había sido un regalo de mi abuelita con quien vivía desde que nací y a quien había perdido hace poco más de un año debido a sus enfermedades y un fallo en el corazón.

 

Aún la extraño, más no puedo llorar, porque no tiene sentido, no para mi…

 

Tal cual como el chico me dijo, con cuaderno y lápiz me dispuse a sentarme frente al espejo en mi cuarto, el cual estaba pegado a la pared, a un costado de mi cama, me traje una silla del comedor y me dispuse a trabajar en aquella “tarea”.

Algo gracioso es, que si bien siempre tenía mi espejo aquí, nunca solía tomarlo mucho en cuenta, nunca me daba el tiempo de ver y realmente no muy seguido lo limpiaba.

Me tomó tiempo antes de lograr estar sentada y mirándome al espejo a la vez, tenia espejos en casa sin embargo, para mi siempre fue “fácil” evitarlos, como si no existieran.

 

Lo realmente curioso es que, una vez logré verme al espejo no pude dejar de mirarme, mis ojos tenían ojeras, mi cabello que en otros tiempos solía ser la parte favorita de mi ahora estaba revuelto y enmarañado en un torpe intento por amarrármelo para poder hacer las cosas sin que este se me fuera a la cara, mis ojos aún siendo claros me parecían apagados y sin brillo, mi piel está reseca y mi boca parecía que no tenia siquiera la intención de una sonrisa, mi cuerpo resulta ser tan grande que por el espejo no logras divisar la silla, me siento tan asquerosamente grande, como si en cualquier minuto mi cuerpo se fuera a “desparramar” por el asiento.

En mis ojos parecían asomarse las lágrimas, más no lo permití, cerré mis ojos, tome aire y me dispuse a comenzar la tarea.

 

Lo negativo de este año fue…



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En el texto hay: superacion, aprendizaje, camino

Editado: 29.02.2020

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