Corro todo lo que puedo, mis piernas ya están cansadas, se me dificulta respirar, la lluvia cae sobre mi empapándome, me tiembla la barbilla, no voy a llorar, debo ser fuerte, esas fueron las palabras que me dije a mi mismo durante años, debo seguir.
—No podre seguir — me detengo intentando recuperar el aliento — la edad ya me está afectando.
—Hombre, por Dios, apenas tienes 27 años y ya te estas quejando — se queja Arthur —Ya me mojé y todo por tus achaques de viejito y deja de llorar si no quieres que te golpee.
—Es que me acorde de cuando corrimos bajo la lluvia — digo con voz temblorosa.
Arthur me agarra del cuello de mi camisa, está furioso, quien no, si llevamos corriendo más de una hora bajo la lluvia y todo porque no tuve cuidado y dejé la puerta abierta, el perro de Arthur se escapó, ya buscamos, pero nada y eso me hace sentir más culpable.
—Vete a casa, seguiré buscando — intento que mi voz no se quiebre.
—Si te dejo aquí capaz y terminas desmayándote — se pasa una mano por su cabello — vayamos a casa, podemos enfermarnos.
Cuando llegamos a casa, me voy directo a mi cuarto, me quito la ropa y me voy al baño a ducharme, al abrir la puerta del baño me topo con la sorpresa de un perro durmiendo sobre el tapete, empiezo a temblar, quiero reír, pero también llorar, le grito a Arthur este entra corriendo.
—Que pas-
—Alguien nos ha jugado una broma — digo entre dientes
—Amigo, que buen escondite — se arrodilla Arthur abrazando al perro.
Salgo del baño, tomo una muda de ropa y me voy a cambiar al otro cuarto, me pongo cómodo en la sala de estar, prendo la tele, pongo el anime de naruto, esto es algún tipo de recuerdo de aquel tiempo.
—Deja…de…correr
—Tu deja de seguirme — grita Olivia
—Cómo es que corres tan rápido — le grito
*Tres horas antes*
“Olivia, va de regreso a la casa hogar, tus padres vinieron hablar con ella”
¿Qué?, a donde va, miro mi reloj son las 5:30 p.m. el autobús para provincia sale a las seis, de mi casa a la terminal en coche me hago 20 minutos y caminando 30, mis padres no querrán llevarme, no puedo usar el auto por ser menor de edad, ni hablar, toca sacar el todo terreno, me voy al garaje y saco la bici que está llena de polvo, me pongo mi casco, rodilleras y coderas.
—Hoy simularemos ser corredores profesionales — musito
—¡Christian! — escucho gritar a mi madre cuando arranco
—A donde crees que vas jovencito — mi padre me grita
—Voy hacer la estupidez más grande de la historia — les grito antes de desaparecer entre el camino solitario
Pedaleo lo más rápido que puedo, el camino que tome es de terracería, sin contar que tiene más baches que camino, es por eso que casi no pasan coches por aquí, paro cuando llego a mi peor enemigo “la bajadita”, entrecierro los ojos, me inclino un poco y echo andar la bici, pongo un poco el freno… ¡Maldición! Había olvidado que se le rompió el freno y es por eso que la había dejado de usar.
—¡MAMAAAAA! — grito cuando bajo la bajadita a toda velocidad
Quiero frenar con mis pies, pero no puedo, abro los ojos de par en par cuando veo el gran bache que esta frente a mí, muevo el volante para esquivarlo, me rio y miro al bache.
—Me llaman toreto — le grito
Para cuando vuelvo la vista al frente, veo una curva demasiado cerca… no alcanzo a dar la curva y termino yéndome de boca contra el suelo, me quedo así por unos minutos, levanto un poco mi mano para mirar el reloj 5:49, me levanto rápido para tomar la bici…bici que está destrozada, me sobo el cuello, aún tengo tiempo, estiro un poco las piernas.
—Perdón, por dejarte aquí querida amiga — miro la bici
Corro lo más rápido que puedo, miro el reloj 5:58, ya casi llego, entro corriendo a la terminal, me hace falta hacer más ejercicio, empiezo a preguntar por el autobús que va a provincia y me dicen que ese autobús ya salió, grito internamente, salgo de la terminal y me voy a la dirección de donde vine.
—Espero y aun quede la bici — murmuro
—¡Hombre! Pero a ti que te paso — dicen a mis espaldas volteo para ver de quien se trata
Es Arthur y Olivia
—C-Chris, que te paso — me mira de pies a cabeza Olivia
—¿Arthur? — murmuro, ambos se miran
Olivia intenta acercar su mano, la quito y me voy contra Arthur tomándolo del cuello.
—Me dijiste que se iba — le reclamo y él sonríe
—Oh, sobre eso…era una broma, en realidad vinimos a dejar a la madre abril — se ríe, lo miro furioso — aunque es cierto la parte de tus padres
—¿Qué fue lo que te dijeron? — menciono esperando la respuesta de Olivia
La miro de reojo, juguetea con sus dedos, duda, abre la boca para hablar y después la vuelve a cerrar.
—No fue nada malo
—¡Dime! — grito, ella brinca del susto
—¡Tranquilo! — Arthur pone su mano sobre mi hombro —te pones así por una simple broma
—Debemos irnos Chris… no pienses nada malo de tus padres
—¿Qué no piense nada malo?... que quieres que piense cuando ellos me prohibieron acercarme a ti ah
—Que… yo…les dije que por tu futuro eso era lo mejor — la miro, tiene la cabeza agachada
—Así que tú eres la que quieres que me aleje de ti — suspiro —váyanse al diablo
Sigo mi camino, estoy furioso y decepcionado, quien se cree ella para decidir sobre mi futuro…pateo una piedra, me agacho agarrándome la cabeza, maldición ni siquiera debimos ser amigos, sigo mi camino, estando frente a la bici “Mis padres me mataran”, cuando la voy a tomar escucho un jadeo atrás de mí, volteo y veo a Arthur y Olivia con los ojos abiertos.
—Como…que paso…por eso estas así…v-vayamos a un doctor — empieza habla Olivia
Arthur sigue en shock.
—Estas seguro que no eres un fantasma — murmura Arthur
—Te cargare, sube a mi espalda — se agacha Olivia
—Que, no claro que no hare eso — me quejo — le dice que se fueran al diablo que hacen aquí
#5860 en Novela romántica
#1534 en Chick lit
depresion, romance primer amor cosas de la vida, superacin personal amor propio reflexin
Editado: 25.11.2024