CAPÍTULO 8: Me declaran la guerra

Sonó el despertador y con mis amigas bajamos a desayunar, en eso baja mi hermano con la cara toda pintada.

—¿Qué?—pregunta sin entender nada

—Nada—dijimos intentando no reinos.

Se ve que anoche no se fijo en el espejo que tenia todo el rostro pintado y se volvió a dormir.

—¡Ya!—grita—¿Tengo un payaso en la cara que se ríen?

Comenzamos a reinos a carcajadas todas juntas.

—No, nada, es que eres feo cuando te levantas— No se me ocurrió otra cosa que decir.

Rodeó sus ojos y se puso a tomar su café.

Nosotras nos dirigimos hacia mi habitación para vestirnos.

Unos minutos después se escucha desde el baño.

—¡ANNELEY!—se escucha abrir la puerta del baño— ¡QUE ME HICIERON!

—Vamos chicas corramos al auto antes que nos deje sin ir al colegio—dije.

Salimos corriendo y nos acomodamos en los asientos.

—¡COMO SE LES OCURRE ENTRAR EN MI HABITACIÓN Y HACERME ESTO!—dijo al subirse al coche.

—Era una apuesta Mati, las apuestas deben cumplirse—respondi y mis amigas no decían nada.

—Se van a arrepentir, se los aseguro—dijo.

Hoy no buscamos a belén ya que eramos muchas en el coche.

Al llegar al colegio nos dirigimos directamente al aula.

—Buenos días alumnos, espero que hayan terminado sus trabajos en grupo.Pasaré por banco a recogerlos—dijo la profesora de historia.

—Tenían que haber visto su cara antes de subir al coche—dijo Angie

—Si,fue muy graciosa— dijo Juli

—Tenemos que volver a repetirlo— dijo Sofi.

— Si, pero tenemos que tener cuidado, es probable que Matías se vengue—dije y comenzamos a reír recordando la cara mi hermano.

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La clase de historia ya había terminado y nos dirigimos al patio, al llegar vimos a Lucas sentado bajo un árbol y fuimos hacia el.

—Hola chicas—dijo— ¿Qué cuentan?—preguntó

—Nada,anoche hicimos pijamada en casa de Anne y le gastamos una buena broma a Matías, el hermano—dijo Juli.

—Que bien y no me invitaron—dijo bromeando.

—Ha lo siento, pero era solo chicas—dije siguiendo la broma.

—Aunque tal vez hubiese sido mas divertido si venias con nosotras—dijo Angie.

—Me hubiese encantado—dijo Lucas con una sonrisa de lado.

Terminó el recreo y fuimos la siguiente clase, en la cual fue tan aburrida que me la pase durmiendo, el profesor llamó dos veces mi atención y dijo que la próxima iba a dirección. Ya estaba acostumbrada ir, pero no quería mas problemas así que intentaba centrarme en la clase. Luego de eso, tocó la campana al recreo y como siempre me distraigo haciendo otras cosas termino llegando tarde a todos lados, eso quiere decir que ya estaba retrasada para ir a almorzar.

Antes de entrar ala cafetería siento que me jalan el brazo colocándome en un costado sin que alguien nos viera.

—¡Escúchame!—dice Laila murmurandome—¡Quiero que te quede claro, que no me gusta lo que estas haciendo!

_ ¿De que hablas?—pregunté muy sorprendida

—Tu sabes muy bien de que te estoy hablando—dice agarrándome de la remera—no juegues conmigo porque vas a terminar mal.Te lo advertí una vez y te dije que te alejaras de él y no me hiciste caso.

Agaché la cabeza pero ella me la levanto con una mano en la barbilla

— Empezó la guerra— Me dijo y se fue.

No quería hacerle caso, quien se creía esta para darme ordenes, pero tampoco quería hablar con Zack, seguía enojada con él.

—¡Si ella quiere guerra, tendrá guerra!—dije en voz alta y el conserje que pasaba me quedó mirando. Le sonreí y me fui rápido a la cafetería.

— Anne, ¿Por qué tardaste tanto?—preguntó Angie.

—Lo siento chicas, hoy no me sentaré con ustedes—dije y todas mis amigas me quedaron mirando sin entender nada.

Subí las escaleras y me dirigí hacia la mesa en la que estaba mi hermano. Laila me estaba viendo con una mirada fulminante.

—¿Qué haces?—preguntó mi hermano.

Lo miré asustada y con timidez.

—Pues, como soy tu hermana, tengo derecho a estar aquí—dije—¿Verdad?— pregunté mientras sonría y agachaba la cabeza.

Me ignoró y siguió hablando con sus amigos. Belén se hizo a un lado para que me sentara al lado de ella. No me interesaba sentarme con ellos, solo me había dado rabia lo que Laila me había dicho y quería hacerla arder de la bronca. Ya se que me estaba comportando como una chiquilina, además me dió mucha vergüenza que todos me ignoraran, pero quería hacer enojar a Laila sentándome en la misma mesa que Zack.

Toco el timbre que indicaba que había terminado la hora del almuerzo y como siempre no pude comer casi nada porque llegué tarde.

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Entré en la clase de matemáticas y me senté en mi banco, vi que las chicas me estaban mirando con los brazos cruzados.