Mi primer amor

CAPÍTULO 17: Intentándolo Parte dos.

Llegamos a la siguiente excursión. Apenas entrabas se podía presenciar una cafetería toda rústica, con puertas y ventanas muy antiguas, al lado de ella se encontraba el establo y un poco más alejado se podía ver un camino donde guiaba a un bosque, que ahí era para cabalgar.

—Bueno chicos, mi nombre es Federick y yo los guiaré en esta excursión—dijo el dueño del lugar— lo que vamos hacer, es que suban a los caballos de a dos ya que no hay para todos y hay mucho estudiantes—dijo Federick.

—Estupendo, él viene conmigo—dijo Laila agarrando del brazo izquierdo a Zack.

—¡¿Que?! ¡No, el viene conmigo!—dije fulminando con la mirada a Laila y agarrando el brazo derecho de Zack.

—Tú preciosa, podrías venir conmigo—dijo Alex dirigiéndose a Laila.

—¡Ni loca, ni lo sueñes!—responde Laila.

Obviamente gané yo y me subí al caballo con Zack. Él me ayudó a subir y luego se sentó detrás mío.

—Bueno los que ya están arriba del caballo síganme—dijo Federick.

—Tengo un poco de miedo—le digo a Zack—es la primera vez que me subo a uno.

—No te pasará nada, yo te cuidaré—dijo y me sonrojé—¿Qué te parece si vamos por otro lado?—susurra en mi oído.

—¡Qué! ¡No, Zack no me quiero perder!

—No nos perderemos, pero es que ya me estoy aburriendo—Zack agarra las riendas en la que está sostenido el caballo y nos dirigimos hacia otra parte del bosque.

—¡Si nos perdemos te mataré!— dije un poco furiosa.

—Tranquila, todo estará bien—dice mientras ríe.

En el bosque había árboles, arbustos, pájaros que rondaban por este primero y de vez en cuando se veía alguna ardilla pasar por estos últimos. Nos quedamos varados en el medio de la nada.

—¿Estás seguro que sabes donde estamos?—pregunté mirando hacia los costados.

—Sí, estoy seguro—dijo medio dudoso.

En un momento vimos un caballo en el que estaban montados mi hermano y la novia.

—¡Mierda! Vayamos por otro lado—dije y Zack asintió con la cabeza.

Buscamos otro camino y nos encontramos con Lucas y Angie que estaban sentados bajo un árbol besándose y sin su caballo.

—¡WUUUUUUW!¡Esa es mi amiga!—dijo Sofi que estaba en la otra punta con Juli, pero ellas sí estaban arriba del animal. Gira a verme— ¡Oh Yeah! ¡Vamo, mis amigas son las mejores!

—¡Ay dios!¡Ya cállate!—dije. La verdad no sabia donde meterme cuando Sofía hacía esos comentarios—¿Que hacen ahí sentados?—les pregunté a Lucas y a Angie.

—Perdimos el caballo—respondió Angie—bajamos a descansar y sin darnos cuentas ya se había ido.

—Si seguro, descansar—dijo Sofía y Angie se ruborizó.

—¡Otra vez ustedes!—dijo una voz que salía detrás de los árboles.

Giramos a ver y era el director.

—¡Vamos todos a dejar los caballos y luego los castigaré!

—Director, perdimos un caballo—dijo Angie.

—¡¿Qué?!¡Dios santo, ustedes sí que tendrán un severo castigo!—respondió.

Llegamos al establo y dejamos los caballos, el dueño del establecimiento por suerte había encontrado el que se perdió y nos volvimos a las cabañas.

El director no nos había dicho nada durante el camino, pero seguro se venía la expulsión, ya la venia ver. Agarramos nuestras maletas y nos dirigimos al centro de las cabañas para acomodarnos e irnos a los colectivos que nos estaban esperando para llevarnos a casa.

—Antes que nada—empezó a hablar el director—quiero decirles que a pesar de algunos acontecimientos la hemos pasado bien y fue una linda experiencia, pero ese grupo de allá—dijo señalándonos— y siempre fueron los mismo que se han portado mal, de castigo no volverán a ir a un viaje juntos, por suerte los del sexto año el próximo año ya no estarán en esta institución así que será un problema menos—hace una pausa—pero a ustedes chicas las tendremos vigiladas y además luego de esto llamaremos a sus padres para informar de lo ocurrido.

—¡Dios! Mamá va a matarme—susurré.

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Ya habíamos vuelto a casa y mamá no decía una palabra de lo ocurrido.

—Mamá, yo lo siento—dije.

—De tu hermano me lo esperaba, pero de ti—dijo mientras dejaba su abrigo en el perchero y mi hermano la miró desconcertado.

—Lo sé, sé que estuve mal, no lo volveré a hacer.

—Eso espero—dijo mientras se sentaba en el sofá a mirar televisión—pero eso no quiere decir que no te castigaré, no saldrás por un mes.

—¡Un mes! Mamá no, no me hagas esto— sé que cuando vivía con papá nunca salía pero ya me estaba acostumbrando a estar con mis amigas y salir a las fiestas.




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