Mi Primer Amor (parte dos)

Capítulo Uno: Viviendo con mi padre.

—¿Qué te pasó? ¿Por qué quisiste que nos volvamos? — interpela Emilia mientras se sentaba a un costado de su cama.

—Sé que voy a sonar como una idiota—me senté a su lado—solo que Elías me besó y me sentí tan rara, que comencé a pensar en Zack y volvieron los sentimientos hacia él, aunque nunca se fueron, pero. —hablé apresurada sin dejar de salir un poco de aire por mi boca—y sé que sonaba egoísta al irme así con vos, de seguro que querías coquetear o disfrutar la noche, pero yo te robé eso que tanto querías…

—Espera, ¿Qué? —interrumpió Emilia.

—Qué me puse a pensar en Zack y volvieron los sentimientos hacia él y…—rodeaba los ojos mientras repetía mi discurso.

—No, esa parte no—hace una pausa— el principio—agregó Emi.

—¿Que Elías me besó? —pregunte con duda.

—¡Wow, que genial!¡Al fin te pasa algo bueno! —exclamó mi amiga con emoción— y yo pase toda la noche como una idiota buscando un baño—largó una risita tonta—no te preocupes, yo también quería irme de ahí, ya me estaba aburriendo.

—Ya te pareces a mi amiga Sofí—respondí con una sonrisa—por lo del baño.

—Oye tanto que me la nombras tengo que conocerla, y más si es tan buena como yo— Emi se echó a reír y yo rodee mis ojos— bueno, hablando de Elías ¿Qué piensas hacer con él?

—Pues, nada, solo fue un error—contesté mientas me colocaba el pijama.

—Claro que no, creo que ya es tiempo que te olvides del imbécil de Zack y busques a alguien mejor—aseguró mi amiga, luego de cambiarse de ropa y meterse a la cama.

—No lo sé, vamos a dormir—contesté dándome vuelta en la cama, mientras que mi amiga apagaba la luz. Me quedé por unos segundos mirando a la nada, ya que estaba todo a oscuras, pensando en el suceso anterior y el rostro de Zack. Mis ojos comenzaban a cerrarse para entrar en un sueño profundo.

—¿¡Adivinen quién consiguió entrada para el mejor boliche del pueblo!?—gritó Melanie prendiendo la luz de la habitación y abriendo las ventanas.

—¿¡Qué haces loca de mierda!?—Exclamó Emilia. Abrí un solo ojo y pude que el maquillaje de mi amiga estaba todo corrido.

—Las levanto, ya son las once de la mañana—afirmó Melanie. Por un momento creí que habían pasado cinco minutos desde que había cerrados mis ojos.

—¿¡Qué?!—grité, me levanté lo más rápido que pude, ya que había revisado el celular para ver la hora y tenía cinco llamadas perdidas de papá— me tengo que ir chicas, me van a matar—agregué. Me cambié apresurada y me dirigí hacía la puerta—¿Qué haces así vestida? —le pregunté a Melanie antes de salir, ya que seguía con la ropa de anoche.

—Ah, es que recién llego—respondió ella—espero que vayas a la fiesta—gritó mientras me alejaba de la habitación.

Caminé por sendero que guiaba hasta mi casa, de seguro tenía todo el maquillaje corrido como mi amiga, pero no me importaba porque no había nadie en la calle. Por suerte cuando entré a casa no había nadie, me dirigí hacia la cocina y había una nota arriba de la mesa.

´´Anne: nos iremos a la casa de la mamá de Mariana a almorzar, volveremos en la noche, te deje comida en el refri, te quiero. Papá. ´´

Recogí la nota y la arrojé al cesto de basura. Cogí un vaso de la alacena, abrí la heladera y me serví agua que había en una jarra. Bebí el vaso de agua y me dirigí a mi habitación. Abrí el ropero y me encontré con el desorden que había dejado, rebusqué entre la ropa lo que me iba a poner hoy y me dirigí hacia el baño, antes de que pudiera entrar a la ducha un mensaje llegó a mi celular.

 ´´Hola hermana, estoy en el pueblo con Alex, si no está papá podría pasarme un rato. Matías’’.

Respondí su mensaje, diciendo que no se preocupara, porque papá se fue con la bruja a comer de la bruja anciana y que podía venir tranquilamente.

Luego de una hora, salí de la ducha y me dirigía de vuelta a mi habitación.  Me coloqué un short de jean, una remera blanca de tiras lisa, cepillé mi cabello y me senté en el sofá a esperar a mi hermano, mientras que él venía prendí la televisión.

—Vaya, la verdad que la casa de tu papá está muy buena—oí una voz que provenía del jardín. Bajé el volumen de la tv y me dirigí hacia este.

—¿Qué hacen? — pregunté al ver a Alex que estaba tirado en el piso y a mi hermano que se encontraba arriba de la tapia—te dije que papá no estaba—puse mis ojos en blanco. Mi hermano saltó el tapial y ayudó a su amigo a levantarse.

—Lo se hermanita, pero por si acaso hay que prevenir—respondió Matías mientras me colocaba una mano en la frente.

—Pasen idiotas—dije mientras entrabamos a la casa.

—Qué manera de recibir a las visitas—agregó Alex mientras se sentaba en el sofá y colocaba sus piernas en la mesita frente al televisor.

—Sí, también qué manera de ir a visitarlas—lo fusilé con la mirada.

—¿Qué tal la vida por acá?  —cambió de tema mi hermano.

—Bien—contesté— ahora papá me deja salir, asique me voy con unas amigas de fiesta—me senté al lado de Alex— la bruja siempre bruja y papá el mismo de siempre.




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