Mi Primer Amor (parte dos)

Capítulo Tres: De vuelta a la ciudad.

Le conté a Emilia sobre lo que me había dicho mi padre de volver a la ciudad, ella me dijo que él tenía razón, que debía estudiar y que acá no iba a encontrar nada porque prácticamente es un pueblo fantasma. Esta vez no me reprochó por no haberle contado que me iba, es más entendió que mi futuro es mejor y me abrazó muy fuerte como despedida. Por supuesto que ese final, tenía que terminar con unas cervezas y música de la mano. Lo bueno de todo, es que Melanie me iba a acompañar en el viaje ya que ella también volvía a su hogar. Luego de eso, empaqué mis maletas y encaminamos hacia la estación de ómnibus. Al llegar con mi padre, su esposa y mi hermanita, la prima de mi amiga me esperaba ahí.

—Ahora entiendo por qué la llamas así—me susurró Melanie al oído mientras nos colocábamos cerca del autobús—tiene rostro de bruja.

—Bueno cariño, ya sabes—interpeló mi padre— me llamas cuando llegues, que te vaya bien y manda saludos—me abrazó— aunque sé que tu hermano no los querrá recibir.

—Lo siento papá—bajé la vista por sus últimas palabras.

—No te preocupes, sé cómo es tu hermano y tú no tienes la culpa—agregó papá luego de salir de mis brazos.

—Adiós hermanita—interrumpió Violetta y me abrazó—promete que volverás a ver películas conmigo y a hacer noches de pijamas conmigo.

—Lo prometo—respondí con una sonrisa y la abracé más fuerte.

—Bien, vamos que nos están esperando—interrumpió Melanie dirigiéndose al autobús y asentí. Abracé nuevamente a mi padre, saludé a su esposa con una media sonrisa y subí a este. Me senté con ella del lado de la ventana, no cruzamos palabras ya que ambas nos colocamos auriculares y nos centramos en la música que provenían de ellos. Mi mente viajaba con el sonido, mientras observaba el camino que se dirigía hacia la ciudad.

Ya quería ver a mis amigas, a mi mejor amigo y sobre todo a mamá que la extrañaba demasiado. Imaginaba como me iban a recibir cada uno de ellos al verme allí, ya que no había avisado a nadie, excepto a mi madre. Horas después llegamos a la estación de ómnibus, la mujer que me dio la vida se encontraba debajo de este esperando que bajara. Tomé mi bolso, bajé de este para coger mi maleta y me dirigí directo a ella para darle un fuerte abrazo.

—Hola cariño—saludó sin salir de mis brazos— ¿Cómo estuvieron los días con tu padre? — le hice una seña con mi rostro, dando entender que no muy buenos, pero dentro de todo, estuvo muy bien.

—Lo bueno de haber estado allí, es que hice nuevas amigas como Melanie—señalé a ella que estaba a un costado mío. Me soltó del cálido abrazo y saludó a ella con un beso en la mejilla.

—¿Qué tal señora? —se quedó pensando unos segundos su nombre.

—Susana—completó mamá. Mi amiga asintió y volvieron a saludarse, pero como despedida.

—Debo irme Susana—cogió sus maletas que estaban a su costado— mis padres esperan por mí— mamá asintió y nos despedimos de ella.

Mamá ayudó con mis valijas colocándolas en el baúl del coche. Al terminar, subimos a este y encaminamos hacia casa. En el camino, le conté lo vivido en el pueblo. Con ella tenía una confianza que podía hablar de cualquier tema, aunque no le había contado lo de Zack, ya que nunca tuvimos la oportunidad de charlarlo. Pero en este viaje directo a nuestro hogar, pude confesarle la experiencia que tuve con él y todo lo que pasó trasfondo.

Al terminar el recorrido, estaciona frente a la puerta de nuestra vivienda. Ella pensaba entrar el coche al garaje, pero un camión de mudanza estaba frente a este. Miré a mamá desconcertada, ya que no entendía lo que estaba sucediendo.

—Tu hermano se está por mudar— agregó ante mi rostro anonadado. Bajamos del vehículo y encaminé hacia mis maletas— con su novia—terminó de hablar.

—¿Con Belén? —pregunté inclinando una ceja. Tomé mis valijas y me dirigí hacia la puerta. Mi madre asintió con la cabeza. —Genial, seré hija única en la casa—dije con alegría.

—No creas que serás muy consentida—aseguró mientras cerraba el maletero, bufé al escuchar sus palabras.

Al dar mis pasos hacia la entrada, en la casa de al frente se logra escuchar el azote de una puerta que se abría de par en par. Me gire a observar lo que estaba sucediendo, un hombre calvo sale hacia la calle y arroja una muchedumbre de ropa que cae sobre el césped de la vivienda.

—¡Tú no eres más mi hijo! —exclamó este hombre. Reaccioné al notar que era el padre de mi mejor amigo, cuando vi a este salir por la puerta— ¡Quiero que te vayas y no vuelvas hasta que tengas bien en claro tus decisiones! — retrocedió sus pasos hasta el cerrojo de esta y la azotó con todas sus fuerzas, luego de entrar a su residencia.

Dejé mis valijas en medio del camino y me crucé a ayudarlo. Mamá me observó desde lo lejos y entró mis maletas— ¿Estas bien? — le pregunté a mi mejor amigo luego de agacharme a coger sus prendas. No omitió ningún sonido y se colocó a mi altura para darme un abrazo. Sostenía su ropa en mis manos y de apoco se iban resbalando hasta caer al suelo.

—Me alegro verte— Jaleo mi amigo sin soltarme— ahora debo irme— suspiró y salió de mis brazos. Detuve sus pasos al jalar su brazo derecho y volví a abrazarlo.

—Vamos a casa—murmuré— le preguntaré a mamá si te puedes quedar, ya que mi hermano se está por mudar.

—No—suspiró Lucas, al alejarse de mí— no te preocupes por mí— recoge la ropa del suelo— me las arreglaré.

—Claro que no— le quité las prendas de las manos— eres mi amigo y voy a estar para lo que necesites— bufé —si mamá dice que no, entonces te ayudaré a buscar otro lugar— agarré nuevamente sus vestimentas y caminé hacia mi casa

—Gracias—murmuró ayudándome con la indumentaria y me siguió.

—¿Qué sucedió? —indagó mamá, al ver que cruzábamos la puerta. Caminamos hacia la sala y dejamos tus cosas sobre el sofá.

—Ya tenemos todo listo— interrumpió mi hermano que salía de su habitación— solo falta irnos y acomodar todo en el departamento— Vacié mi placar y me llevé algunos recuerdos míos— detrás de él, sale un joven que trabajaba en camiones de mudanzas y se lleva las cosas al vehículo— ¿Qué tal Lucas? — Saluda a mi mejor amigo, en lo cual este asiente como respuesta— Por cierto— cambió de tema mientras mamá iba por unas bebidas frescas— Me voy a casar.




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