Mi Primer Amor (parte dos)

Capítulo Cinco: Estruendos

 Si bien, ella no sabía que él se encontraba en mi casa, pero en el coche comenzó a hacerme preguntas de: ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? y no tuve más remedio que contarle.

Al llegar a casa, mi amigo todavía no había llegado. Me senté en el sofá de la sala mientras que mi amiga caminaba de un lado a otro, trasladándose por la mitad de la habitación en espera de su novio. Mamá había dejado una nota diciendo que se quedaría hasta tarde en el trabajo, por ende, estábamos solas.

El timbre sonó, lo que hizo que mi amiga se detuviera. La miré enseñando un gesto de que no entendía nada, caminé hasta la puerta. Era Lucas del otro lado de la pared, apenas la deslicé para que el pudiera entrar se introdujo en ella con mucha rapidez.

—Lo siento Anne, es que no tengo llave—afirmó saludándome con un beso en la mejilla. Mi amiga se apresuró para correr hasta el dándome un pequeño empuje que logró tirarme hacia atrás.

—¿Estas bien amor? —comenzó a indagar mientras acariciaba sus mejillas—¿Qué te pasó? —le daba pequeños besos en los labios como saludándolo.

—Creo que debí decirte que no le digas nada—me miró de reojo ya que las manos de mi amiga impedían que su cuerpo moviera— estoy bien corazón— este intentaba alejarla ya que parecía que se estaba asfixiando— creo que debemos hablar en otro lugar— me miró para que lo dejara solo con ella, entendí su seña y caminé hasta la cocina. Él tomó de su mano y se dirigieron hasta su habitación. Tal vez estaba mal lo que intentaba hacer, pero sigilosamente me coloqué detrás de la puerta para poder oír su conversación. Sé que luego mi amigo me mataría, pero no quería que mi amiga se haga una mala idea mía ya que no le había nombrado la parte de que él se quedaría aquí conmigo. Aunque si él se va con ella también lo entendería.

—¿Por qué no me lo contaste? — escuché preguntar a mi amiga del otro lado del cuarto— eres mi novio y tengo derecho a saber de tu vida.

—Te lo iba a decir, pero aun no, no hemos vistos—respondió mi amigo—mi padre me botó de casa porque no quiero trabajar con él.

—¿Qué? ¿De verdad? —hace una pausa— pero si es un excelente trabajo, ya que no quieres estudiar, sería lindo que tengas un trabajo.

—No, no me gusta— suspiró mi amigo ante su respuesta— no lo entiendes, quiero hacer lo que a mí me gusta.

—¿Y, pero porque no trabajas de eso para poder hacer lo que te gusta? —mi amigo estaba en un problema de qué hacer con su vida y aunque le intentaba dar soluciones, el parecía no estar de acuerdo con ellas— aparte, si no trabajas de eso no tendrás donde que darte.

—Claro que sí, en lo de Anne— afirmó. Un silencio incomodo invadió su habitación— no te lo dijo— susurró por debajo, dando a entender que habló por demás. Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar sus primeras palabras, no estaba preparada para la reacción de Angie.

—¿Qué te vas a quedar acá? — sentí como la respiración de mi amiga comenzó a agitarse— ¿Por qué te vas a quedar acá? Puedes quedarte en la mía.

—Claro que no corazón, tus padres jamás lo permitirían— sentí como la cama se hundía; uno de los dos se había sentado en ella—me quedaré en lo de Anne por un tiempo, estudiaré lo que me gusta y trabajaré de eso.

—¿Pero, porque te tienes que quedar aquí? — por lo visto mi amiga no se había tomado bien la idea de que él se quede aquí. En parte lo entiendo, es como si el chico que me gustara se quedara a dormir en la casa de una amiga, los celos siempre iban a aparecer.

—Es que— exhaló mi amigo. Antes que pudiera seguir escuchando, la puerta central se había abierto. Mi corazón se exaltó del susto y bajé a la sala.

—¡Cariño, tu hermano ya mandó las invitaciones para su casamiento! —exclamó con alegría— ¿qué pasa? —preguntó a mi estado de agitación; mis amigos se estaban acercando a la sala. — Hola chicos, ¿Qué andan haciendo?

—Oímos que Matías te dio la invitación a su boda— cambió rotundamente de conversación. Noté que no quería hablar de ello.

—Sí, también mandó para ti— contestó mamá y se acercó para entregársela— dijo que podías ir con Angie— iré a comprar las cosas para la cena, no tardo— saludó a mi amiga y se marchó.

—Que bien, todo el mundo feliz y yo aquí sola—suspiré mientras me lanzaba hacia el sofá de la sala.

—No te preocupes ya te encontraremos uno—murmuró Angie— ¿pero sabes que es lo mejor? — hizo una sonrisa macabra.

—¿Día de compras? —preguntó Lucas lanzándose a mi lado. Me sorprendió la cara de Angie al ver que mi amigo se había sentado conmigo; sentí su rencor hacia a mí. Sé que no lo hacía de mala, sé que así eran sus sentimientos. Tal vez porque nunca fui celosa y eso pasa cuando si lo eres.

—Exacto—afirme ignorando su reacción—bien, pero lo haremos el fin de semana

—De acuerdo—aseguró Angie saltando de emoción, también ignoró sus sentimientos.

Al llegar la noche, mi amiga se había quedado a comer. Era entendible, quería pasar más tiempo con su novio después de lo que se enteró. Al terminar la cena, mi amigo acompañó en taxi a Angie hasta la casa, en este transcurso me di un baño y me prepararé para acostarme. Me sequé el cabello y en eso tocan la puerta de mi habitación.

—¿Ya has vuelto? —pregunté al ver a mi amigo parado frente a la puerta. Afirmó con la cabeza.




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