Mi Primer Amor (parte dos)

Capítulo Siete: Extasis.

Al día siguiente desperté en mi habitación abrazando a mi almohada. Me quedé dormida apenas llegué a la cama luego de terminar aquella noche espectacular, ya que jamás en mi vida experimenté tantos sentimientos juntos. Apreté mi almohada recordando cada detalle de aquel baile, su mano cálida acariciando mi cintura, sus labios que me generaban hundirme dentro de ellos para siempre, me sentía esplendida y segura a su lado, a pesar de tomar esa difícil decisión.

Tomé fuerza de voluntad, sujeté mi celular que estaba desparramado debajo de las sábanas y bajé a desayunar. Aunque eran las doce del mediodía, ya que llegamos a casa como a las seis de la mañana. Recordé que mamá se había traído bocadillos de la mesa dulce, asique, me apresuré a vestirme y bajé al comedor. Cogí una taza, me serví café y me senté en la mesa; mi mejor amiga ya se encontraba desayunando.

—¿Qué es tan gracioso? —preguntó Lucas al verme sonreír. Mis mejillas se entornaron coloradas—ahora cuéntame que sucedió en la boda, todos vimos lo que pasó en la pista— agregó mientras buscaba los bocadillos en la heladera y los trasladaba hasta la mesa.

—Zack, me pidió que fuéramos amigos—confesé. Cogí un muffin de la mesa y lo introduje en mi boca.

—¿De verdad? Pero no creo que sea por eso que estas tan feliz—dijo Lucas. buscó más café y volvió a sentarse.

—En realidad lo que me pone feliz, es haber bailado con él—contesté, soplé un poco mi taza ya que estaba caliente y luego le di un sorbo —pero — cambié de tema al ver que me llegó un mensaje en mi celular— ¿Sabes qué? — inclinó su ceja derecha— me acaba de decir Juli para salir a una fiesta esta noche con Angie.

—No escuché mi nombre ahí— contestó mientras terminaba su café. Le hice una seña dando a entender que también estaba invitado— es noche de chicas— suspiró— además no tengo mucho dinero y sinceramente con todo lo que bebí anoche no tengo muchas ganas de salir.

—Bien— bufé rodeando mis ojos; me levanté y caminé hasta mi habitación— ¡Juntas la mesa tú! — exclamé de lo lejos algo molesta, porque mi amigo no quería salir.

♥♥♥

—¡Oh, que sexy! — exclamó mi mejor amigo del otro lado de la puerta al verme colocarme el maquillaje. Ya era casi media noche y me estaba terminando de vestir para ir a la fiesta— espera— se acercó— tienes labial— colocó su dedo en el borde de mi labio para sacarme lo que sobraba de labial.

—¡Ya estoy lista! —exclamó Angie entrando a mi habitación— tu mamá me dejó pasar— dijo entre cortado al observar la situación. Lucas se alejó de mí intentando decirle que solamente estaba ayudándome con el maquillaje, pero mi amiga nos ignoró y prosiguió— será mejor que llevemos campera, por si refresca— revisó mi placar, cogió uno que le gustaba y salió de la habitación.

—¿Seguro que no quieres ir? — giré a ver a mi amigo inspirando hondo.

—No te preocupes por mí— sonrió de lado un poco abrumado y salió de mi habitación. Caminé hasta la sala de abajo donde se encontraba mi amiga; un taxi nos estaba esperando en la puerta. Sin saludar a su novio, encaminamos hasta él y nos subimos.

El viaje fue algo incómodo, ya que no emitimos sonidos. Si estaba enojada conmigo, tenía todo su derecho. A lo mejor mi amigo no debió hacer eso, a veces se olvida que tiene novia y hay cosas que hay que dejar de hacerlas para no herir a la otra persona. Antes, era muy común que él me arregle el maquillaje o hasta me aconseje de alguna prenda, es más, pensaba que era gay, que no tiene nada de malo, pero con el tiempo me equivoqué.

Bajamos del taxi; ambas pagamos la mitad sin decir alguna palabra. Un señor de seguridad no hizo señas con la mano para que entráramos a la fiesta, lo cual hicimos. A metros se lograba percibir el humo del tabaco quemándose; caminamos entre la gente hasta aproximarnos a la barra de tragos, donde Juli nos estaría esperando.

Angie le mostró tres dedos al chico que atendía la barra, dando a entender que estaba pidiendo tres bebidas.  Mientras ella conversaba con el joven sobre las bebidas, con mis ojos buscaba a mi otra amiga.

—¿Qué hay? — se acercó esta última saludando. Angie trajo cervezas y las repartió. Nos alejamos de la barra para introducirnos entre la gente.

—Todo bien— saludé — sé que es muy repentino la pregunta— me dirigí a Juli, ya que me estaba carcomiendo la conciencia— pero, ¿Cómo es que estas saliendo con Eric? — ella sonríe a tal indagación.

—Es una larga historia, pero prometo contártela— aseguró ella luego de darle un sorbo a su cerveza. Respeté su palabra, ya que no era un buen lugar como para contarme su historia.

—¡Hola chicas! — nos interrumpió una voz conocida—¿Cómo estás, Anne? — saludó un muchacho de cabello rubio, sus ojos eran color miel y vestía de camisa, jean y zapatillas.

—¿Qué estás haciendo aquí? — pregunté sorprendida al saber que era Elías. Jamás imaginé cruzármelo en este lugar. Angie se asoma a mi oído consultando quien era este joven— alguien que conocí en el pueblo— le murmuré.

—Uh, se ve bien guapo para ti—murmuró mi amiga la rubia y golpeé su hombro ya que él podía oírlo.

—Digamos que comencé a estudiar en la universidad—nos interrumpió— ya sabes que en el pueblo no hay— le hizo señas a un chico que estaba cerca de él, este se acercó y le entregó un vaso de cerveza, ambos chocaron puños y este se alejó— y mis padres alquilaron un departamento para mí.




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