Mi Primer Amor (parte dos)

Capítulo Ocho: ¿Se puede volver a escapar?

Sentí que un rayo de luz quería entrar en mis pupilas, no podía abrirlos asique golpee la mesa que se encontraba al lado de la cama en busca de mi celular. Mi mano no lograba encontrarlo, asique decidí buscar bajo las sabanas, por suerte allí estaba, desparramado debajo de la almohada. Miré la hora y mis ojos de abrieron de golpe al ver que ya era tarde; me senté en la cama sin destaparme y noté que esta no era la mía. Al girar mi rostro noté que una imagen varonil y bastante guapa dormía a mi lado. Levanté la sábana que estaba de mi parte para fijarme si estaba vestida.

—Carajo—murmuré, mis párpados se expandieron al ver que vestía con una remera de hombre y ropa interior bajo de ella. Suspiré profundo intentando recordar algo de la noche anterior. Elevé la sabana que estaba en la parte del chico para revisar si él también estaba en ropa interior.

—¿Ya despertaste? —susurró su voz masculina logrando que sobresalte; sus ojos aún se encontraban cerrados.

—¿No…. nosotros?—balbucee. ¿Cómo puede ser que despierte en la cama de un chico y no recuerde nada de lo que hice? Soy una idiota, tengo que ser consiente de mis acciones, pueden llevarme una tragedia. Lo señalé insinuando que si había pasado algo

—Sí—afirmó. Mi pecho empezó a estrujarse ¿Acaso lo había hecho con él? ¿Él sería capaz de sacarme mi pureza en un estado de ebriedad? Tenía muchas expectativas de él, pero jamás creí que sería capaz de hacerme algo así—es broma—sonrió mientras despertaba, mi alma volvió a su lugar y lo golpeé con una almohada.

—Idiota—lo insulté y me levanté de la cama—Si no hiciste nada, ¿Por qué estoy así?

—Anoche te pusieron una droga en el trago—se sienta en la orilla de su cama y acomoda su cabello—ya te dije que no bebas de otros—me reprochó y rodeé mis ojos—asique te traje a casa, empezaste a bailar arriba de la cama muy desacatada y te sacaste la remera—colocó su mano en la frente recordando aquél momento—luego te tiré una de mis remeras, te la colocaste y minutos después te sacaste la pollera.

—Dios, que vergüenza—expresé sonrojada. Miré mi vestimenta y noté que no estaba con la misma prenda que la de anoche, mis mejillas se tornaron más rojas —pero, ¿no…?

—No, quédate tranquila que no hicimos nada—suspiré al escuchar sus palabras. Aunque un poco triste me puse, o sea no que quería que sacara mi pureza en un estado de ebriedad, pero si estaba consciente tal vez tenía la oportunidad de hacerlo con Zack, ya que mis sentimientos nunca cambiaron. Pero debo recordar que ahora somos amigos. —Ven vamos a desayunar—pude notar su torso que marcaba muy bien sus abdominales, no pude evitar observarlo. Se levantó y caminó hacia la salida. Si, efectivamente era él, era Zack la persona que con solo sacarse la remera da vuelta mi mundo y mi … cuerpo. Bueno, sí, ya me levanto y lo seguimos a él.

—Primero me cambiaré y luego iré—aseguré, él asintió y se fue.

No puede ser que esté en la casa, espera...Esta no es la casa de Zack, ¿Será el departamento de Alex? Recuerdo que Lucas me había nombrado algo de que ambos estaban viviendo juntos. Aun así, no me creo que desperté al lado de él, me siento algo incómoda ya que todavía lo amo y no puedo hacerme la idea de que somos amigos, o sea, despertamos en la misma habitación y en la misma cama, como si fuéramos una pareja.

—Por favor Anne, tienes que dejar de pensar en tonterías, así no podrás verle la cara cuando bajes ya que te ruborizas al pensar en la situación anterior y debería avergonzarme, estuve en ropa interior delante de él — pensé en voz alta sabiendo que nadie me estaría escuchando.

—¿No vendrás? — me exalté al ver que la puerta de la habitación se abrió de golpe.

—Sí— me sonrojé y caminé tras de él luego de haber terminado de cambiarme.

Caminamos por un pasillo hasta llegar a las escaleras, cruzamos una sala pequeña hasta llegar a la cocina. Tomó las llaves que se encontraban colgadas al final de la pared — si quieres puedes ir haciendo café— ordenó él mientras abría la puerta —iré a comprar algo para comer— cerró la puerta y se fue.

Comencé a revisar sus cosas, bueno en realidad eran las de Alex, aunque todavía no se lo pregunté. Un nudo en mi garganta empezó a aparecer ¿Cómo puedo estar tan tranquila aquí sabiendo que está mi ex? Porque si no me olvido es mi exnovio. Despertar al lado de él, hizo que muchos sentimientos míos se encontraran, mi corazón dejó de estar feliz y un nudo en la garganta empezó a salir. Duele recordar lo tonta que fui por huir de él, duele saber que no fui capaz de resolver mis problemas con madurez y escapé de ellos. 

Tal vez sería mejor que me fuera de aquí, no vamos a volver a ser una pareja, él solo está siendo amable conmigo porque dijimos de ser amigos y sé que fue mi decisión, pero hay veces que siento que no puedo. Todavía sigo enamorada, no sé si podré soportarlo ya que tendré que reprimir la esperanza de volver a estar con él.

Cogí mi celular que había dejado arriba de la mesa y marqué al número de mi mejor amigo— por favor, atiende— me dije a mi misma mientras salía de la casa. Miré para ambas esquinas esperando no encontrarme con Zack, por suerte lo hizo —¿Lucas? — por fin me había cogido la llamada— necesito verte — detrás de él me dijo que vaya hasta la cafetería en la que lo habían contratado, asentí a su llamado y colgué. Tomé un taxi y encaminé hasta allí.

Al llegar me senté en unas de las mesas y observé como mi amigo trabajaba.




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