Mi primer y último crush

3.- Amiga date cuenta

—Entonces corriste como loca cuando te dijo eso ¿eh?

Holland me mira perspicaz, recorriendo con su mirada cada parte de mi cara sudada de correr todo el pasillo.

—Bueno... ¿sí?

—¿Y qué le piensas decir?—me pregunta. Yo no sé que hacer, solo sé que nada sé.

Me mordisqueo el labio inferior. La peluca me sigue apretando y el vestido se me está metiendo por mi interior, algo incómodo en absoluto.

—Espero que le digas que no.—observa mi cara dudosa—. No me digas que quieres decir que sí ¿eres pendejo? Te va hacer trizas si se entera de que eres un chico vestido de chica.

¿Cómo se llama ese sentimiento que hace que quieras hacerlo aunque sepas que te hace daño? ¿ser masoquista? No quiero perder esta oportunidad de besar esos labios que he soñado todos estos años en conquistar, no quiero perder esta gran oportunidad de poder hablar con él sin importarme lo que digan los demás.

Una cachetada me despabila de mi imaginación, el rubio me acaba de dar un buen tortazo con sus débiles manos.

—Amiga date cuenta. Cuando se entere de la verdad, no vas a existir, te va a asesinar.

—Y sí... ¿lo enamoro?

—No va a suceder—Afirma con un tono duro que me descuadra. Sus ojos castaños conectan con los míos, mandando oleadas de... ¿celos? hacia mi persona—. No estamos en una novela o película. Te va a despreciar.

Mi tono de voz tambalea, pero me animo a decirle: — ¿Por qué? ¿por qué no puedo ilusionarme? ¿a qué le tienes miedo? ¿a qué me lastimen? ¿o... que a ti también te lastimaron? ¿y no quieres que lo intente?

El castaño me mira lastimado, su semblante me deja frío, mi piel se crispa al observar como sus obres castañas se oscurecen, sus labios tambalean y tiembla al frente mío.

—Los populares nunca saldrían con nosotros...

—Solo porque una te rompió el corazón. No significa que él me lo romperá a mí.

—Todos son iguales—alzo mi mirada hacia la suya—. Te hacen sentir lo mejor en este mundo y cuando te dejan, te dejan de la peor manera.

Lo rodeo con mis brazos, Holland gimotea en mi hombro, ahogando todas sus lágrimas en mi camisa de colegio, que a decir verdad no importa, pero mi madre se va a poner como furia al verla manchada.

Hoy no voy a poder dormir temprano.

—Ella... me dejó—susurra contra mi oído—diciendo que me parecía a una chica solo por mi forma de vestir... ella me salvó de los chicos que me molestaban en Básico y ahora...se convirtió en lo que juró destruir.

Es triste cuando te llenan de ideas erróneas sobre la vida secundaria, diciendo que estar a punto de graduarte es lo mejor que puede haber en el mundo cuando es lo peor, si no sabes qué quieres ser, tu vida se vuelve una carga pesada en tu espalda, si sabes qué quieres ser, te desvelas por cumplirlo, caer en las garras del amor, no es algo que todos queramos... estamos más preocupados por tener buenas notas al último del camino y entrar a una prestigiosa universidad antes de ser la burla de tus familiares y rechazo de tus padres.

—No te preocupes ella se lo pierde.—le brindo un beso en la mejilla—. Si nunca te casas, te prometo casarme contigo.

Sus ojos se iluminan como estrellas en el cielo oscuro.

—¿De verás? ¿de veritas?

Frunzo los labios.

—Obvio, amiga.

—Que bueno, amiga.

Holland me sonríe, le devuelvo la sonrisa. Este está demasiado pendejo, pero igual así le quiero. Pero no como en tu casa.

Sí, mal chiste.

—No sé qué responderle—el castaño mira su reloj—. Si le digo que sí, estaré ¡Demasiado emocionado! Te lo juro, casi me tiró del balcón al verle así, pero es un asco de persona. Y si le digo que no, eso me va a atormentar de por vida.

—Que difícil situación—se rasca la barbilla—. Y si le dices que sí... mientras tanto finges ser una chica.

—Debería estar bien pendejo para aceptar eso...—le miro, su cara se voltea cómplice.

—¿Entonces?...

—Estoy demasiado pendejo para aceptar esto.

—Estamos demasiado pendejos para aceptarlo—me corrige. Chupo mi labio inferior, mi corazón late nervioso... me da miedo enfrentarme a ese gigante homofóbico que cuando se entere de la verdad me querrá matar... pero yolo.

—Total cuando te aburras de él, estaré esperándote, esposo mío.

Enarco una ceja, ¿aburrido de tener a mi crush crushed por mí? Nah... ¡Nunca!

Lo siento, Holland, tendrás que esperar hasta mi muerte porque este muchachón tiene mucho swag como para rendirse por un pequeño impedimento. Bueno, GRAN impedimento que es tener como crush a una persona tan retrógrado como Liam. ¿Quién sigue pensando que la homosexualidad es un enfermedad en este siglo? Yo pensaba que solo eran las tías solteras que postean en Facebook.

—Fighting! —me dice cruzando sus dedos en el aire. Le miro extrañado, este nunca entiende que sus cosas chinas no dan suerte, ni un poco.



#29363 en Novela romántica
#18501 en Otros
#2869 en Humor

En el texto hay: humor, romance, drama

Editado: 24.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.