Mi primer y último crush

5.- Te invito un helado

—El ex-novio de Rosé, sí.

—¿Qué haces aquí?—el rostro de Tara se ve confundido,sorprendido a la misma vez, como si no se creyera que Holland está completito y coleando.

La cara del rubio es muy angelical, sus ojos son de un color avellana brillante, su nariz es fina y sus labios son rosados como si estuvieran pintados. Su cuerpo tiene curvas, no como yo, que con suerte me puedo mantener parado sin caerme al suelo de culo, su figura esbelta y graciosa suele ser confundida con una chica, por lo cual la mayoría piensa que es gay, cuando es más heterosexual que la vida de Danna, esa mosca nunca ha tenido novio, ni le importa, sin embargo, se ha registrado en más de cincuenta aplicaciones para encontrar su hot handsome korean guy.

—Estudiando duh—dice haciendo una mueca—. Dile a Rosé de mi parte que puede ir a chingar a su madre.

—Claro que le diré—ladea una sonrisa, Liam lo mira de hito a hito, mis ojos lo cachan con las manos en la masa.

Te atrapé puerco.

—¿En serio eres chico?—un vuelco desconocido me retuerce mi pecho, los ojos negros de Liam registrando de pies a cabeza a mi mejor amigo me dan arcadas y también me llenan de ganas de empujar a Holland y agitar mis manos hacia mí para que me note.

Es demasiado difícil hacer que tu crush te quiera y más cuando estás vestido de chica y aún así te ignora por carne fresca.

—¿Quieres comprobarlo?—dice el rubio con una sonrisa diabólica pintada en sus labios, alzando su camisa de colegio, dejando ver un trocito de piel blanca. Tara se tapa la boca, alarmado, no esperaba que le respondiera eso, y yo tampoco, porque el rubio nunca se porta grosero, a menos que te metas con sus oreos.

Él ama las oreos, no toques sus oreos.

Yo por mi lado, clavo mis uñas en mis palmas para no arañar a mi amigo. Si muestra su hermosa pancita, tendré que hacer agua de calzón para que Liam regresé a mi lado y estoy más pobre que Santa Claus en enero.

—Ño—digo frunciendo mis labios—vamos ir a comer helados ¿a que sí?—tiro del brazo a William, que se deja llevar por mi agarre, mientras que Tara ladea su cabeza igual que un pajarito.

Danna solo está viéndonos con cara de diabolica, escribiendo en su celular, ignorando olímpicamente a los otros.

—¿Puedo ver tu pajarín?

—¿Khá?—puedo sentir el ceño fruncido de Holland a mis espaldas, se escucha un zape fuertisimo, que mi piel se pone de gallina, viro mi cabeza como el exorcista para ahogar un grito al ver a Tara desgarrado en el piso—Estúpido—escupe al suelo, apartándose del cadáver, caminando como si nada hasta el baño.

—Bueno ¿ a cuál heladería vamos?

Sus lindos ojos negros me hacen olvidar los gemidos de dolor de su mejor amigo, me siento feliz, mi corazón late fuertísimo que mis oídos siente un pitido brutal. El profesor de Química nos dijo que cuando te enamoras, segregas dopamina y otras sustancias similares a los drogadictos y puedes estar sin comer cuando pasas un rato con esa persona... ese chamo tenía la razón.

—Ummm—hago un puchero—¿Helados de Salcedo?

—Como diga la dama.

—¿Ah?—murmuro confundido, hasta cuando caigo en cuenta de mi atuendo, Cierto... ¡aun soy una chica! ¿Cómo podré enamorarle así? Necesito pensar en otro plan, rápido, antes de que esta mentira explote.

Pero antes....¡HELADOS!

La Heladería está al frente del colegio, faltaba una hora clase para poder salir, pero como somos unos antisistemas nos fugamos de clases, sobornando a la guardiana luchona con unas paletas de fresa

La Heladería está al frente del colegio, faltaba una hora clase para poder salir, pero como somos unos antisistemas nos fugamos de clases, sobornando a la guardiana luchona con unas paletas de fresa.

Y la pinche señora lesbiana vio el trasero formado de mi crush, osea ¿estamos locos? ¡Eso no se hace! Solo yo puedo deleitarme de su figura. Cuanto más lo veo, más me gusta, es moreno, sus ojos negros son saltones iguales que una rana, mide unos centímetros más que yo y tiene unas largas piernas, tal vez porque practica fútbol

Pero lo que a veces me frena es su personalidad, es un gruñón sin cuidado, suele tener una cara de pedo. Sin embargo, para mí ¡es la mejor cara de pedo! Me chupo los labios, sin saber cómo sacarle esa mueca horrorosa de mi piel canela pasión.

—¿Te gustan los helados?

El helado tiene varios sabores desde mora a coco, sabe delicioso y es difícil encontrarlo en la Costa, así que si esto no es destino, no sé qué será. Al frente mío está el hombre de mi vida, el macho alfa, el príncipe azul de todas las películas Disney y el Edward de Bella.

—¿A quién no?

—Um—pienso un momento—. Holland odia el helado de oreo, aunque le gusta mucho las oreos. Dice que el helado se siente demasiado dulce y que le da diabetes—lamo mi helado lentamente, notando su mirada encima mío, sonrío de lado.



#29384 en Novela romántica
#18510 en Otros
#2871 en Humor

En el texto hay: humor, romance, drama

Editado: 24.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.