Mi primer y único amor un amor prohibido 💕
Capitulo 7
Llegué a mi casa con una tristeza aunque tenía que cumplir la promesa que le hice a Santiago, llegué con una mentalidad diferente, todo lo que me pasó me seguía afectando demasiado, no era un tema superado, solo que aprendí a vivir con eso yo sola, luchar contra mis peores miedos y mis demonios internos, decidí hacerlo porque no quería hacer sufrir a mi familia, no era justo, por eso dibujé una sonrisa en mi rostro mientras por dentro tenía el alma rota y lloraba, pero a veces es mejor reír para no explicar el porque de tu llanto.
Todos estaban felices por mi cambio de actitud, todo el día sonreía cuando sentía el dolor no decía nada, solo me aguantaba y en las noches lloraba a solas, repetía vamos Diana eres fuerte, tu puedes no te dejes caer. Retomé el trabajo en el campo, cogía café con Juliana y Ana, nos pagaban, así teníamos nuestro dinero, ellas tenían mucha curiosidad de saber como me fue, estábamos cogiendo café las tres en un tajo aparte.
—Ana: ¿Cómo te fue en casa del tío?
—Juliana: ¿Qué tal pasaste?
—Diana: Me amañe mucho, las extrañe
-—Juliana: los primos que tal, ¿más guapos?
—Ana: ¡Juliana no empieces!
—Juliana: No le veo nada de malo, tenemos primos muy guapos.
—Ana: Sabes que no podemos mirarlos con otros ojos.
—Juliana: Exagerada, además solo hice una pregunta, ¿ de todos los primos cual les parece el mas lindo? a mi Alberto—suspiró.
—Diana: Eres una niña para estar pensando en eso—sonreí le tiré un grano de café—,todas somos unas niñas.
—Juliana: Eso lo sé, Alberto solo me mirará como una niña—sonrió, me devolvió los granos.
Alberto es hijo de otro hermano de nuestra madre, si le dobla en la edad, Juliana con 10 años el tiene 17,ella siempre dice que ese es su primo favorito.
—Juliana: No se hagan las tontas, ¿Cuál de los primos es el más guapo?
—Ana: Yo creo que sin duda los más guapos son, Alberto, Juan y Santiago—sonrió— ¿Diana tu que opinas?
—Diana: Se te pegó lo de Juliana—solté una carcajada—,creo que si, ellos tres son los más guapos—obvio no diría que Santiago.
—Juliana: me quedó con Alberto—suspiró—, los demás se los regalo.
—Diana: Soñar no cuesta nada, pusiste los ojos muy alto, él nunca te vería como una mujer.
—Ana: Es verdad, además los primos no se miran, nos matarían.
Ella tenía razón, los primos no se miran es prohibido, por eso decidí sacarme la tonta idea de la cabeza que Santiago me gustaba, guarde en un cofre con llave la carta que le escribí, como los sentimientos que tenía hacia él, decidí no pensar en eso, verlo como un primo más, lo repetía todos los días hasta que se me olvidó.
Las pláticas con mis primas terminaban en risas, nos imaginábamos que nos depararía el futuro y Juliana que salía con sus ocurrencias, a la vereda cerca de mi casa llegaron nuevos vecinos para ir donde ellos vivían tenían que pasar por el patio de mi casa, era una familia grande, había un chico de unos 19 años pero no los revelaba parecía menor, en la casa donde ellos vivían no tenían luz, por eso mi papá les dijo que cuando necesitaran cargar el celular lo llevaran a casa, él chico bajaba día por medio a cargar el celular, se llamaba Diego, con mi enfermedad aprendí a no discriminar a nadie, siempre era muy amable con todos, no importaba su físico, resulta que él chico era poco atractivo por decirlo así, tenía la cara llena de pequitas, los dientes algo podridos, era de estatura media, pero yo lo trataba normal, siempre con una sonrisa, platicaba con él, pues me contaba unas historia que me causaban mucha gracia, mi papá le dio trabajo en la finca, me molestaba con él, decía que era su yerno, pero lo hacia por molestar porque sabía que a mi no me gustaba, Diego se hizo amigo de Saúl y también mío, siempre le sonreía lo que jamás imaginé, que él se ilusionara con mi sonrisa.
Hablamos mucho, me contó que no sabia leer ni escribir, al parecer él y sus hermanos pasaron una infancia muy difícil, yo le dije que sino le molestaba yo podía enseñarle a escribir y leer, le dio mucha vergüenza, me dijo que si, como trabajaba en mi casa todas las tardes me sentaba con él, en un cuaderno le ponía las vocales y cosas así, me molestaban mucho con él, pero para mi era un amigo, él no me gustaba, mi papá decía que él no me miraba igual y sonreía, recuerdo que un día estaba lloviendo durísimo, él subía del pueblo todo empapado, entró a mi casa para escampar, mi madre me dijo que le prestara una camisa de mi papá, así lo hice, a los días pasó por mi casa me entregó la camisa en ella había una bolsa, pueden creer que se me ocurrió preguntar.
—Diana: ¿Eso que es?—él seguía con la mano estirada.
—Diego: Una cosita—me la entregó y salió corriendo.
Me pareció muy extraño, tome la camisa saqué la bolsa, era una caja de chocolates y una carta,que imagino se la escribió su hermana, decía algo como “eres hermosa como la luz de la luna, si te miró y sonrió es porque tu amigo quiero ser, si me hablas no me salen las palabras solo entiendo que tu amigo quiero ser, eres como el sol que ilumina mis días, siempre podrás contar conmigo , siempre ” quedé helada, no podía creer que él se ilusionó conmigo además aún no cumplo ni los 15.
—Mamá: ¿ Nana que pasa?
—Papá: ¿Por qué esa cara?
Les mostré la bolsa, ellos leyeron la nota, soltaron una carcajada.
—Papa: Tu primer admirador—reía a carcajadas.
Imaginó que donde él chico me gustará no me molestarían tanto.
—Diana: No es gracioso—puse los ojos en blanco—,le devolveré eso en cuanto lo vea.
—Mamá: Como se te ocurre, es un detalle que quiso tener contigo.
—Papá: Eso sería muy descortés de tu parte.
—Diana: Él está ilusionado conmigo, si me quedó con esto seria crearle falsas ilusiones.
—Papá: Pues le aclaras las cosas hija y listo_ tomo la caja de chocolates—,mejor comamos chocolates hace años no me como uno— sonrieron.
Puse los ojos en blanco, al parecer les causaba mucha gracia, me retiré a mi cuarto no quise ni probar de los chocolates, al día siguiente no quería ni darle la cara, me fui a trabajar temprano con mis primas quienes no dejaban de burlarse.
—Ana: Tu primer admirador—sonreía.
—Juliana: Lo único lindo de tu admirador son los chocolates, porque está bien feo el pobre—soltó una carcajada.
—Diana: No me parece chistoso—me cruce de brazos—,Juliana no hables así, él es muy especial, tiene una belleza interior única.
—Juliana: Pues entonces pélalo—soltó una carcajada—, como dices que tiene la belleza interior.
—Ana: No digas tonterías, Juliana no cambias—me miró—.¿Qué haras?
—Diana: No lo sé— inhale—,
no quería que se ilusionara conmigo, me da pena romperle el corazón.
—Juliana: Dile que solo amigos pueden ser.
—Ana: Además a nosotras no nos dejan tener novio, por ese lado puedes zafarte.
No dejaron de molestarme todo el día con el tema, incluso Saúl que me decía que Diego me mandaba saludos, traté de seguir normal con él, le agradecí por el detalle, él sonreía como tonto, me decía que bueno que te gustó, seguí enseñándole en las tardes ya estaba aprendiendo a firmarse con su nombre y apellido, recuerdo que era martes en la noche en casa de una vecina harían una misa, estaba a 30 minutos de mi casa, iríamos todos menos papá y mis tíos ellos cuidarían la casa, ese día en la tarde llegó Saúl con una caja grande de chocolates finos, imaginó lo costosos que eran.
—Diana: ¿Eso que es?—tome la caja—, ¿me traes chocolates? estas enfermo—sonreí.
Era una caja con un ramo de rosas rojas dibujado , soltó una carcajada.
—Saúl: Para nada prima, te las mandó Diego —sonrió por la expresión de mi rostro.
Editado: 15.08.2021