Mi Primer Y Único Amor, Un Amor Prohibido.

Capítulo 33

Mi primer y único amor un amor prohibido 💕 

Capítulo 33 

Eran casi las tres de la tarde, empecé a sentir una ansiedad tan grande una sensación en el pecho, unas cosquillas en el estómago, toda mi piel se enchino, no entendía porque mi piel reaccionaba de esa manera, sentí que mi celular vibró, lo tomé sin que el profesor lo notara era un mensaje. 

Mensaje 💬 

—Santi: Hola mi chatica hermosa, acabo de llegar aquí al pueblito, me muero por verte, cuento las horas, los minutos y los segundos, te amo, nos vemos mas tarde. 


Ahora entiendo todo, por eso siento tantas cosas, tantas emociones, porque está cerca de mí, que increíble es el amor todas las sensaciones que provoca, tenía una sonrisa en mi rostro que no se podía borrar, aparte de que ya me temblaban las manos y las piernas, increíble lo que una persona puede provocar en ti ¿y si eso no es amor verdadero, entonces qué es? Como explicas lo que sientes en tu interior, los latidos acelerados de tu corazón con solo saber que él niño de ojos hermosos está a unos pasos de ti, cómo tu piel puede reaccionar de esa manera, sin siquiera verlo todavía.
 

Cuando se aproximaba la hora mis nervios aumentaron aún mas, mi corazón se quería salir de mi pecho, cuando sonó la campana de salida, sentí todas la emociones juntas, antes de salir pasé al baño, inhalé y exhale un montón de veces, organicé mi cabello, coloqué un poco de brillo en mis labios, me quedé frente al espejo unos segundos.


— Ana: ¡Diana, nos vamos!—me miró—¿qué te pasa? Estás pálida. 


— Diana: Si, termino de lavarme las manos y nos vamos— solté todo el aire acumulado—, me tenía estresada las clases—Sonreí—, menos mal ya salímos. 


Tenía que disimular lo mejor posible y no sabía ni como hacerlo, salía con Ana y con todas mis compañeras cuando levanté la mirada ahí estaba el niño de los ojos hermosos, mi novio, tan divino tan perfecto, traía un pantalón negro ajustado dejando mucho a la imaginación, un buzo rojo con rayas blancas, su cabello perfectamente organizado, su barba impecable, quise correr y lanzarme a sus brazos darle todos los besos que he guardado estos meses, besos que nos dejaran sin aire, pero tenía que disimular. 


💕Narra Santiago 💕 


Desde que llegue aquí al pueblo sentí que el corazón se me quería salir, me moría de ganas de ver a mi princesa hermosa abrazarla y darle todos los besos que no he podido darle en estos meses, todos los besos y abrazos que tengo guardados para ella, tenía escalofríos, sentí los latidos acelerados de mi corazón, le envié un mensaje para avisarle que ya estaba aquí, creo que le di unas tres vueltas al pueblo para ver si el tiempo se pasaba mas rápido, cuando por fin llegó la hora de su salida, caminé hasta el frente del colegio para esperarla, me senté en una heladería que estaba ahí, empecé a ver como salían algunos chicos del colegió, justo en un grupo de chicas venía la niña más hermosa de todas mi chatica, tan hermosa con su uniforme, nuestros ojos se encontraron ellos hablaron por si solos, no puedo explicar con palabras la alegría que sentí en ese momento,  me levanté y empecé a caminar hacia ella, con miles de emociones que trataba de controlar, solo quería tenerla cerca envolverla en un abrazo que llevo deseando desde el día que me fui. 



💕Narra Diana 💕 


Se levantó empezó a caminar hacia mi, sentía mis piernas como gelatina, al parecer llamó la atención de todas mis compañeras porque se les querían salir los ojos, según ellas nunca habían visto un chico tan guapo aquí en el pueblo, se acercó a mi,  me abrazó un abrazo que esperamos tanto tiempo, no puedo describir con palabras la felicidad que sentí en ese momento, fue como tocar el cielo con las manos, sentí un choque de electricidad en todo el cuerpo que me paralizó, lo abracé con todas mis fuerzas, dejó un beso en mi mejilla que erizó cada centímetro de mi piel,  susurró. 

— Santi: ¡Al fin mi chatica! 

— Diana: ¡por fin!—dejé un beso en su mejilla, se alejó, evitamos mirarnos, luego saludó Ana. 


— Santi: Hola Ana—la abrazó, dejó un beso en la mejilla.

—Ana: Hola, Santi—correspondió a su abrazo.

Mis compañeras se querían salir de la ropa, no dejaban de mirarlo, empezaron hacer algunos comentarios. 


—No sean egoístas presenten ese bizcocho. 

—¿Quién es ese bombón? 

—Que hombre mas guapo.


Ana empezó a reírse, yo trataba de controlarme, él solo sonreía y las ignoraba, Santi me tomó de la mano que todavía me temblaba, todas querían que lo presentáramos, Ana soltó una risita y un comentario que nos dejó muy sorprendidos. 

—Ana: ¡Niñas!  yo se lo presento—lo tomó de la mano—el es Santiago el novio de Diana.


Abrimos los ojos como platos, todas quedaron sorprendidas y desilusionadas porque ese bizcocho tenía novia, se fueron nos dejaron solos, Ana no dejaba de reírse. 


—Ana: No pongan ésas caras—Soltó  una carcajada—,a los chismoso se les deja con la curiosidad, solo fue una mentirita, esos les pasa por chismosas y coquetas. 

—Diana: Tienes razón, eso les pasa por curiosas.

—Santi: Bueno al menos me pusieron una novia muy bonita—cruzamos miradas de complicidad.


—Diana: Que cosas las que se te ocurren.

— Ana: Eso les pasa por alegres, parece que no pueden ver un hombre—Soltamos una carcajada, Ana se despidió de nosotros se fue a casa de María.

—Santi: ¡Qué tal tu día hermosa!—me tomó de la mano—,al menos hoy puedo hacerte esa pregunta mirándote a los ojos, a esos ojos hermoso que me tienen loco.

—Diana: Mi día estuvo normal— sonreí—,lo mejor de todo fue al final de la tarde, poder ver de nuevo el niño de ojos hermosos.

Me preguntó si tenía que hacer algo más, o nos podíamos ir, nos espera un largo camino, empezamos a caminar yo sostenía su brazo, cuando estábamos fuera de la vista de la gente se detuvo, respiró profundo, lo miré con una sonrisa.


—Diana: No me digas que ya estás cansado, apenas estamos empezando.

—Santi: No me gusta caminar—sonrió—,pero por ti iría hasta el fin del mundo. 

—Diana: ¿Por qué te detienes? 


Sonrió malvadamente me jaló de la mano pegándome a su cuerpo sentí sus labios sobre los míos en un movimiento suave pero perfecto, poco a poco fue aumentando su intensidad, sentí como su lengua chocaba con la mía, de un beso dulce paso a un beso apasionado, lleno de tanta dulzura, succionando mi labio superior con tanta delicadeza, sin querer un jadeo se escapó de mis labios, nos alejamos por falta de oxigeno deslizó su nariz sobre la mía, susurró.

—Santi: Ahora si pude saludarte como es debido, te amo, mil veces te amo.


—Diana: Mi vida—susurré, en sus labios—,te amo tanto, moría por esto, por un beso tuyo.


—Santi: ¡Solo uno !—sentía los latidos de su corazón.

Enrollé mis manos en su cuello entrelazando mis dedos en su cabello, adueñándome de sus labios, en un movimiento tan perfecto, en una sincronía perfecta, succione su labio superior luego su labio inferior en un movimiento suave pero insistente, sentí como su cuerpo empezaba a reaccionar a mis besos, rose con mis dientes su labio inferior con mucho cuidado de no lastimarlo, un pequeño gruñido se escapó de sus labios, se alejó con una sonrisa, se inclinó, respiró profundo, me quedé mirándolo, es la primer vez que un beso provoca tantas cosas en mí.  

—Santi: Todos los besos que tienes guardados para mi, son así.

—Diana: Si —mordí mi labio inferior como algo involuntario—,todos. 

—Santi: Quieres volverme loco— mordió su labio inferior. 

Se levantó en un movimiento rápido pasó su mano por mi cintura pegando a su cuerpo apoderándose de mis labios está vez en un beso salvaje y apasionado, sentí una corriente de electricidad recorrer mi cuerpo, un fuego intenso que me consumía, murmuró en mis labios con su voz ronca su respiración agitada “ yo también tengo muchos besos para ti” sentí mis mejillas arder, sentí que las piernas me temblaban, me alejé con la respiración agitada, él solo sonrió, tal vez porque sabe lo que provocó en mi, nunca antes mi cuerpo había reaccionado de esa manera, es imposible que con solo un rose de sus dedos, mi piel se enchine de esa manera, sienta ese fuego intenso que me quema por dentro y por fuera, todo esto es nuevo para mi, tenía las mejillas ruborizadas, seguimos caminando tomados de la mano, a este paso nunca llegaremos, paramos cada tres minutos, uno tras otro beso, unos más intensos que otros, pero con el mismo efecto en ambos, aunque él se alejé y trate  de disimular,  confieso que me encanta ver como reacciona su piel a mis besos y su cuerpo, de la misma manera que reacciona el mío.


 




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