Mi Primer Y Único Amor, Un Amor Prohibido.

Capítulo 35

Mi primer y único amor un amor prohibido 💕 

Capítulo 35 


Pasamos la tarde juntos viendo películas, unas de amor, o terror esas me dan mucho miedo pero tengo la excusa perfecta para abrazarlo, me contó que le dejó las cosas claras a Juliana y espera que ella no siga insistiendo con lo mismo de siempre, cada momento que paso a su lado es maravilloso aunque no podamos demostrar lo que sentimos, tengamos que fingir un simple cariño de primos que no existe, tenemos que esperar cualquier oportunidad por pequeña que sea para darnos un pequeño beso, o tomarnos de las manos, cuando estamos todos reunidos tenemos que conformar con un pequeño rose de nuestros dedos que es más que suficiente, todo con tal de estar cerca del otro, quisiéramos detener el tiempo para que no avance, porque después de esta visita no sabemos cuanto tiempo tendremos que esperar para volvernos a ver, lo más seguro serán varios meses, por eso disfrutamos cada día como si fuese el último.

 

El lunes mi papá se fue a trabajar, mi mamá se fue a llevarle el desayuno, mi hermanito aún dormía, me imaginé que Santi también cuando pasé por el frente de su habitación la puerta estaba entre abierta él estaba recostado aún en la cama, empuje un poco la puerta me recosté en el marco.  


—Diana: Buenos dias mi amor— Sonreí—, ¿pudiste dormir?  


— Santi: Buen día mi vida—con su mano me señaló que me sentara en la cama—, ¡acércate!   

Me acerqué, me senté en el borde de la cama, casi me muero cuándo me tomó de la cintura haciéndome acostar  a su lado, me arropó con la cobija, sentí el calor de su piel pues estaba sin camisa, ¡Ay, Dios!  Sentí que mi corazón se saldría de mi pecho, sentí sus labios en un beso suave pero intenso, poco a poco su lengua recorría cada parte de mi boca, sentí un calor intenso recorrer mi piel, me ruborice, no lo miraba, escuché una risita. 

— Santi: Duermo sin ropa, ¡quieres ver!— se quitó la cobija yo solo grité me tapé el rostro con las manos, él soltó una carcajada, me rodeó con sus brazos pegándome más a él, yo seguía con mis manos en el rostro—, ¡mi vida, no vas a mirarme!   


—Diana: ¡Estás loco!   


Él podía escuchar los latidos de mi corazón, mi respiración aumentó, mis mejillas ardían, traté de levantarme pero no me dejo, me tenía rodeada con sus brazos, se giró quedando sobre mi, juro que en ese momento casi me muero, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, con una de sus manos destapó mi rostro, yo seguía con los ojos cerrados, sentí su aliento caliente en mis labios susurró.  

— Santi: Es broma mi chatica— escuché una risita, abrí mis ojos me encontré con sus hermosos ojos—,me encanta como se ponen tus mejillas, sabes que no soy así. 


— Diana: ¡Quieres matarme!—solté una risita nerviosa—, escuchas mi corazón.  


— Santi: Late tan rápido como lo hace el mío —se giró quedando otra vez en la cama, por increíble que parezca no sentía el peso de su cuerpo—,es como si quisiera salirse de aquí — señalo su pecho. 

Bajé la mirada empecé a mirar  su cuerpo, ¡¡¡Owww!!!  lo miraba detenidamente bajando por su pecho hasta su abdomen, me encanta, parece un osito de peluche no son esos bellos exagerados, parecen lanitas tan finas y delicadas en todo su abdomen y parte de su pecho, me encanta, al igual que tenía los bellitos en sus brazos, me encanta un hombre con las manos velludas pero esos que no son exagerados ¡¡me encanta!!  se ve tan sexy, seguí bajando la mirada y sus piernas también están llenas de bellos pero lo hacen ver tan divino y sexy, parece un osito de peluche,  como algo involuntario mordí mi labio inferior y creo que por primera vez lo miré con deseo, subí la mirada me encontré con sus ojos que me estaban mirando creo que me ruborice, con  mis dedos empecé a rosar sus brazos empezando desde las muñecas subiendo lentamente hasta el codo, sentí como tensionó su cuerpo, su piel se enchino, solo sonrió, me derrite cuando me mira y sonríe, recosté mi cabeza en su pecho mientras el acariciaba mi cabello, disfrutando de este momento, que era mas que perfecto.


se levantó se puso su camiseta, antes que  Juliana aparezca  y lo vea así, se muere, me ayudó a tender las camas, mientras platicábamos del colegio, de echo tengo muchas tareas por hacer y todas de álgebra, él me comentó que era bueno en eso cuando estudiaba si se acordará él me ayudaba, le preparé el desayuno y se lo serví aunque me ponía nerviosa que no dejaba de mirarme.

— Diana: ¿Qué tanto me ves?— me senté con el a desayunar. 

— Santi: Idealice  este momento en un futuro — acarició mi mano—, tú y yo juntos, tú preparando el desayuno pero en nuestra casa como mi esposa.


—Diana: ¡En serio! Te imaginas en un futuro conmigo, como tu esposa—sonreí—,te casarías conmigo aún sabiendo que tengo tan mal carácter como dicen mis padres. 


— Santi: Como dice la canción por ti me  casaré estoy seguro—sonrió—,eso dicen, pero aún no te veo enojada, para mi eres  perfecta, aunque antes decía que ni loco me casaría, contigo quiero todo mi vida, un mundo entero juntos, realizar cada sueño, ya hicimos uno realidad somos novios, nos falta hacerlo formal. 

— Diana: ¿Crees  que lleguemos a ese futuro?  — bajé la mirada—, me encantaría llegar a ese ultimo sueño de todos los que tenemos casarnos, pero lo veo tan lejos, no sabemos si aceptarán lo nuestro, ni tenemos claro cuando hablaremos.  


— Santi: Mi chatica, pase lo que pase nosotros siempre estaremos juntos, yo nunca te dejaré, ni siquiera si tú me lo pidieras, de esta salimos juntos lo juro.  

—Diana : Tomaré tu mano la sostendré con fuerza, de esta salimos los dos juntos mi vida, pase lo que pase, de esta salimos.

No sabemos como tomaran nuestros padres lo de nuestra relación, lo único que tenemos claro es que no dejaremos que nadie nos separe, compartimos el resto del día juntos, al medio día me acompañó a llevarle el almuerzo a mi papá, Juliana a mi tío, subíamos los tres en un descuido Juliana le palmoteó el trasero, luego soltó una carcajada, ese día casi tiro todo a la basura quise tomarla del cabello arrastrarla,  pero Santi me conoce también que con una mirada me dijo todo.  

— Juliana: Tienes más trasero que nosotras juntas—mordió su labio inferior.

— Santi: ¡Que chistosita! No creo que a Camilo le guste que le andes tocando el trasero a otro que no sea él.


—Juliana: ¿Cómo sabes su nombre?— abrió sus ojos como platos. 

— Diana: Yo le conté, él me preguntó— pase mi mano por la cintura de Santi abrazándolo, ya imaginan la cara de Juliana.  


— Santi: El domingo que subíamos no lo encontramos y Diana me contó que ese era tú novio.


Moría de ganas de reírme por la cara que puso, justo en ese momento le sonó el celular, era el novio, respondió la llamada y se adelantó, nosotros solo sonreímos, llegamos hasta donde estaban trabajando y justo Juan me saluda tan amable como siempre fulminándose  con la mirada, mi papá y mi tío empezaron a platicar con Santi sobre la finca del papá y cosas así, Juan empezó alagarme y ahora fue a Santi quien le tocó disimular los celos.


—Juan: ¿Hoy también preparaste el almuerzo tú?  

— Diana: Si, ¿por qué?  Tan mal quedó.


— Juan: Todo lo contrario, quedó delicioso, todo lo que tú haces te queda bien—soltó una carcajada—, don León esa es la mujer que yo necesito.  


Todos soltaron una carcajada, menos Santiago que estaba molesto, lo conozco perfectamente bien, cuando algo no le gusta o está enojado las mejillas le tiemblan, el trataba de sonreír entre dientes y Juliana al parecer tampoco le gustó el comentario, como ella cree que todos los hombres están tras ella.

— Papá: El hombre que quiera a mi hija— señaló una rastrojero, un monte mejor dicho —,le entregó el machete y me lo llevo para ese tajo, que me demuestre lo hombre que es y si de verdad merece a mi hija.

Mi papá siempre decía lo mismo que el hombre que quiera casarse conmigo primero tiene que trabajar en la finca con él para ensayarlo y saber si merece a su hija, él dice si es capaz de trabajar en lo que lo ponga es digno de ella y sé que no la dejará morir de hambre, será capaz de enfrentarse a cualquier trabajo por duro que sea, Santi y yo cruzamos miradas, ese pequeño detalle no se lo conté, mi papá molesta mucho con eso no pensé que lo hiciera de verdad. 


— Juan: Don León yo me le mido cuando usted quiera.


— Jesús : Aquí la pregunta es si la muchacha quiere— me miró y soltó una carcajada.

— Juan: Don Jesús eso no es problema primero le demuestro a ella que me le mido a cualquier cosa— me miró y me guiñó un ojo—,  así la conquisto más fácil.  


— Jesús: Tú si sabes como se hacen las cosas, primero se gana el suegro y luego a la muchacha.

— Papá: Cuando quiera le presto el machete.




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