Mi Primer Y Único Amor, Un Amor Prohibido.

Capítulo 36

Mi primer y único amor un amor prohibido 💕 

Capítulo 36  

—Mamá: ¡¡¡Diana !!! ¿Qué rayos pasa aquí?— Gritó—, aléjate de Diana, que es esto por Dios, ¿qué les pasa?— empezó a llorar. 

Nos levantamos al mismo tiempo sentí un frío que congeló todo mi cuerpo, miedo y ansiedad, sentí que Santi me tomó de la mano, creo que llegó la hora de enfrentar todo, la tormenta ahora nos toca a nosotros.

—Diana: ¡Todo tiene una explicación mamá!  


—Santi: ¡Podemos explicarlo!— apretó mi mano, él sentía mi miedo.

Mi madre empezó a gritar como histérica se acercó quiso tomarme del cabello, pero Santi se metió en medio impidiéndolo, llevándose él la peor parte, trataba de calmar a mi madre, pero ella estaba como loca, el miedo me paralizó en ese momento no me salían las palabras, sentí un nudo en la garganta y no pude controlar las lágrimas, justo entra mi papá muy confundido, mi papá cuando se enoja la tierra tiembla por decirlo así, él es muy paciente pero enojado es otra cosa, yo le tengo pánico, en ese momento sentí como mi alma dejaba mi cuerpo no solo yo estaba nerviosa Santi también lo estaba. 

—Papá: Mujer que son esos gritos ¿Qué pasa aquí? — nos miró con el ceño fruncido. 

—Mamá: ¡Pregúntele a esta!— estaba furiosa, seguía llorando—,¿pregúnteles que estaban haciendo?, eres una pérdida Diana, así no te educamos. 


Mi papá abrió sus ojos como platos tratando de entender, cuando bajó la mirada vio que Santiago sostenía mi mano, yo más la apretaba. 

—Diana: Papá todo tiene una explicación— susurré y una lágrima rodó por mi mejilla. 


—Mamá: Tu hija se estaba besando con este.

—Papá: ¡¡ALEJATE DE AHÍ!!— me gritó con sus ojos cristalizados. 


No tuve más remedio que soltar su mano, mi papá se sentó en una silla en total silencio, nunca esperé esa reacción en él, hubiese preferido que me pegara que me gritara, que me golpeara, pero se quedó callado mirándome con una profunda decepción y desilusión, lo defraudé, dejé de ser el orgullo de mi papá, duele más el silencio y esa mirada de desilusión, tengo grabada esa mirada en mi mente nunca se me olvidará, mi madre se fue encima de Santiago como una fiera empezó a darle golpes en el pecho, a gritarle que había defraudado su confianza, le gritaba que como se atrevió a meterse conmigo mi mamá al parecer cree que nos acostamos, todo eran gritos y caos, él trataba de defender lo nuestro, le decía que él me amaba, Santi se llevó la peor parte,  mi madre seguía descargando golpes en su pecho, con las manos empuñadas, él la sostenía de las manos.

—Santi: Tía te juro que yo no la toqué— una lágrima rodó por su mejilla—, yo a Diana la amo, la quiero bien.

—Mamá: ¡¡Cállate!! Ustedes son primos— me miró—, eres una pérdida, yo no crié una mujerzuela— seguía dándole golpes, se ensaño con él.

—Papá: ¿Te acostaste con el si o no?—su mirada de desilusión—. ¡Nery no más!  Déjalo, lo hecho, hecho está   

Mi Mamá seguía gritando como loca, que era pecado, que él se aprovechó de mi, yo caí como una tonta, que parecía una mujerzuela, que me olvidara de ese capricho estúpido, no me dolían los gritos y los insultos de mi madre me dolía la manera en la que mi padre me miraba, porque lo decepcioné, no puede más y grité con todas mis fuerzas mientras salían mis lágrimas. 

—Diana: ¡Aaah, ya no más, basta! Yo no me acosté con Santiago,  él no me tocó ni un pelo, ¡lo juro por Dios!—me dejé caer al suelo de rodillas con la voz entrecortada—, ¡nos estábamos besando, si!  Porque lo amo, tratamos de luchar contra este sentimiento pero no pudimos—miré a mi papá—, te juro que entre nosotros no pasó nada, él no me toco, él me respeta y me ama.


—Santi: Yo amo a Diana, les juro que entre nosotros no ha pasado nada más que solo un beso— me tomó de los hombros me levantó—, me enamoré de ella, actuamos mal por no hablar con la verdad, pero lo que sentimos no es un capricho, yo no la busqué para pasar el rato, yo amo  esa mujer—una tras otra salían sus lágrimas, sentía la angustia en sus palabras.


—Mamá: Ahora entiendo todo, por eso apoyabas a Saúl, porque tú estabas igual que él, ustedes no pueden estar juntos.  

—Diana: ¿Quién lo dice?— limpie mis lágrimas —,no somos los únicos primos en el mundo que se enamoran.

—Mamá: ¡¡Cállate!! Es pecado lo que están haciendo.

—Diana: ¿Y donde dice que es pecado?— grité, con lágrimas en mis ojos—,¡quien lo dice!  ¡quien lo prohíbe!  

—Papá: ¿dónde quedó la confianza que te dimos?— murmuró con su voz ronca, más ronca de lo normal porque estaba enojado. 

—Diana: ¡¡¡Perdón!!!  

—Papá: ¿Porqué no hablaron con la verdad antes?  Se supone que les dimos confianza y así lo pagan.  

—Santi: Por miedo a la reacción de ustedes, actuamos mal somos consientes de eso, pero en el corazón no se manda, tratamos de evitarlo, pero no pudimos.

—Mamá: No seas mentiroso, seguro buscabas una mujer fácil y te metiste con Diana solo por llevarla a tu cama, fáciles encuentras en la calle, no tenías que buscarla a ella. 

—Santi: Estás ofendiendo a Diana  y eso no lo permito — levantó el tono de voz y frunció el ceño—,ella no es ese tipo de mujer y si me enamoré de ella fue precisamente por eso, porque ella es única, si, actuamos mal por no confiar en ustedes pero nos dejamos llenar de miedo, lo único que tenemos claro es que nos amamos, que no estamos jugando. 

—Papá: ¡Cuál amor!— gruñó—,todo esto es una maldita rebeldía un capricho. 


—Mamá: Claro ahora entiendo todo—me miró —, se me hizo muy extraño que justo el día que llegó Santiago tu celular dejó de sonar, ¿con él era con quien hablabas?  


—Diana: Si — susurré.  

Mi padre no dijo nada más, solo se  fue a trabajar, me dolió en el alma esa mirada, mi namá estaba furiosa empezó a decir esperemos que opina Rafael de esta estupidez, me fui a mi habitación empecé a llorar fue un momento muy difícil para todos, me hubiese gustado que la reacción de mi papá  hubiese sido diferente duele más una mirada que un grito, mi mamá me trató de puta y eso no me dolió en lo más mínimo, el dolor y la tristeza eran tan grandes que quise renunciar a todo en ese momento, lloré,grité, descargué un golpe en la puerta, no sentí dolor nada, sentí esas manos que me dan tranquilidad la única persona que puede darme paz en este momento, lo abracé con todas mis fuerzas con su voz entrecortada susurró.  

—Santi: ¡Perdóname!—se inclinó frente a mi, tomó mis manos—, perdón por ocasionar esto, se que lo que más te dolió fue la mirada de tu papá, lo siento mi chatica, nunca debí decirte la verdad.


—Diana: ¡De qué hablas!—, tomé su rostro en mis manos, casi no podía hablar por las lágrimas—,los dos sabíamos que esto no seria fácil y si las cosas pasaron fue por algo —lo abracé—,estamos juntos en esto, aún falta la reacción de tus padres, tu papá también es tu ídolo entonces lo defraudarás como lo hice yo— mis lágrimas salían una tras otra, no podía hablar—, si quieres…  renunciar..  lo hacemos— me levanté, recosté mi cabeza en la pared—, dejemos todo hasta aquí, si así lo quieres, esto termina aquí, solo será un mal recuerdo. 

En este momento teníamos una mezcla de sentimientos defraudamos la confianza de nuestros padres, nos enfrentamos a ellos por amor, yo lo amo aunque en este momento todo sea oscuridad no quiero dejarlo, pero no sé si él piense lo mismo, en ese momento sentí que la vida regresó a mi, sentí unos brazos rodearme con fuerza,  sentí su aliento caliente en mi cuello acompañado de sus lágrimas, nos dejamos caer al suelo y juntos lloramos sacando la frustración que sentimos de pensar  que todo es incierto en este momento.

—Santi: No pienso renunciar a ti por nada en el mundo, no fue la mejor manera para que se enteraran pero lo hicieron, ya salimos de  esta, faltan mis padres de eso me encargo yo, sabes que tengo que irme hoy, con esto que pasó no es buena idea que me quede, iré a poner la cara en mi casa, de esta salimos, ok, lo juro.

Asentí, llorando lo abracé, él dejó un beso en mis labios mezclado con tristeza una profunda tristeza, tengo miedo de que nos separen, no quiero estar sin él, no puedo, sentí un grito otra vez mi mamá, que descargó una bofetada en el rostro de Santiago. 

—Mamá: ¡Qué te alejes de mi hija!— trató de pegarle otra vez,  me metí en medio tomé su mano.

—Diana: No más—le grité—,si quieres matarme a golpes hazlo, pero con eso no lograrás nada— la miré con gran seguridad—, si quieres matarme puedes hacerlo y ni así dejaré de amarlo nunca.


—Santi: Déjala  chatica que me pegue, si eso la hace sentir mejor que lo haga. 


—Mamá: ¿Por qué Santi?  ¿Por qué me haces esto?, para mi eras como un hijo.


—Diana: Solo pasó y ya, en el corazón no se manda.

—Mamá: Te enfrentas a tus padres por un capricho—me tomó del brazo—, veremos cuanto te duran esos sumos y esa grosería— me sacó arrastras—, llamaré a tu tío Rafael, veremos que opina de todo esto.

—Santi: Tía no lo llames, yo me iré hoy y hablaré con ellos personalmente.

—Mamá: No te creo nada, ya mismo lo llamo.

Solo cruzamos miradas, esto se pondrá peor, mi mamá empezó a marcarle hasta que él respondió.

Llamada 📲  

—Mamá: ¡ Hola cómo estás!  


—Rafael: Bien y tú hermana, ¿cómo están todos?


—Mamá: Mal, muy mal.


—Rafael: No me asustes, ¿qué pasa?.  


—Mamá: Estos hijos de nosotros que se volvieron locos, ahora resulta que dizque se aman.

—Rafael: ¡De qué rayos hablas!  

Mi tío es una persona muy pacifica, él es muy paciente, es extraña la vez  que se enoja, pero cuando lo hace, ¡Ay Dios! Mi tío pidió hablar conmigo, me puse pálida las manos me temblaban. 

—Diana: ¡Hola!— susurré, escuché sus gritos que me dejaron en shock. 

—Rafael: ¡Qué rayos te pasa niñita!, yo creí que eras diferente, pero eres una asolapada,  finges que no rompes un plato y eres igual a Raquel.

—Diana: Eso no es verdad— lo dije llorando—, me enamoré de él, yo lo amo.

—Rafael: ¡Te callas!  Lo más seguro te metiste en su cama por eso lo enredaste, tú ya tenías más mundo que él, lo enredaste, asolapada eso lo que eres una mosquita muerta. 

Me quedé en shock, solo lloraba, no podía hablar, como siempre la peor parte se la lleva la mujer, mi tío ese día me dijo palabras muy hirientes, uno tras otro insulto, la mala era yo, según yo lo enrede, yo era una arpía, sentí un frío que congeló todo mi cuerpo, no pude defenderme, no me dejaba ni hablar, las lágrimas tampoco me dejaban, cuando terminó de insultarme me pidió que le pasara a Santiago, le entregué el celular, me giré empecé a caminar con este nudo en la garganta una tras otra caían las lágrimas , sentí que el mundo se me caía encima otra vez, todos saben que mi autoestima nunca a sido la mejor ese día sentí caer nuevamente al hueco oscuro del que trato de salir día a día.  


Narra Santiago 💕 

Mi tía sacó arrastras a Diana llegamos hasta el prado enfrente de la casa le marcó a mi padre, Diana empezó a llorar de una manera que me angustiaba, no entendía nada, no podía ni hablar, solo lloraba, recibí el celular ya imagino el sermón que me espera, Diana empezó a caminar lentamente con la mirada pérdida y sus lágrimas unas tras otras.

—Santi: ¡Hola!  


—Rafael: Dime que lo que tu tía me contó no es verdad— sentí su voz ronca.


—Santi: Si es verdad papá, me enamoré de Diana.


—Rafael: No digas estupideces ¡ Santiago! ¿Cuándo regresas?   


—Santi: Hoy me iré a casa del tío John, mañana viajo.


—Rafael: Bien, aquí hablamos y aclaramos ese mal entendido. 

No dijo nada más solo me colgó, sabía que lo que me esperaba no seria nada fácil, más conociendo los sermones de moral que da mi papá, miré a Diana que seguía llorando con la mirada perdida, mi tía le habló pero ella no respondió nada, le hablé y tampoco me respondió, empecé a preocuparme nunca antes la había visto así, llegó hasta la puerta de su habitación y solo se desplomo, mi tía empezó a gritar yo me quedé paralizado regresé a mi cuando mi tía me tomó de la camiseta me sacudió  

—Mamá: Has algo, ¿qué le pasa a mi niña?— empezó a llorar.

Corrí hasta ella la tomé en mis brazos con mucho cuidado la puse en la cama, puso los ojos en blanco trataba de respirar pero no podía, estaba como ahogada, le movía los brazos tratando que le llegara el oxigeno, pero no respondía, sentí terror una lágrima rodó por mi mejilla empezaba a desesperarme, se mandó la mano al pecho y empezó a cerrar los ojos otra vez,  que vueltas las que da la vida, esta mañana casi me mata mi tía por que la besé y ahora mi tía me suplicaba llorando que hiciera algo, que le diera respiración boca a boca, sentí la sangre correr por mis venas el miedo se apoderaba de mi, la tomé en mis brazos empecé a vaciarle todo el aire que podía.

—Santi: Mi vida, vamos no puedes dejarme solo—seguí dándole respiración—,mi chatica no me asustes.

A la tercera vez suspiró, soltó un grito entre lágrimas, la abracé con todas mis fuerzas y la arrullaba en mis brazos como a una niña, no entiendo que le dijo mi papá para ponerla así, lloré con ella, trataba de calmarla, sabía que esto seria difícil pero jamás imagine que mi niña se pusiera así, los dos estábamos sentados en el suelo, la tenia rodeada en mis brazos mi tía solo nos miraba en silencio. 

—Santi: Mi princesa cálmate mi amor, no me gusta verte así, te juro que todo estará bien, no puedes dejarme, si algo te pasa me muero.

No me importaba que mi tía estuviese mirándome, tomé su rostro en mis manos bese sus lágrimas, dejé un beso en sus labios, con la voz entrecortada le decía que la necesitaba, en ese momento llegó Gladis que al parecer no entendía nada, Nery se salió de la habitación se fue con ella para la cocina me quedé con mi princesa tratando de calmarla, en ese momento solo me importa ella.  


Continuará..  


5/junio/2020 


Autora: Patricia López  

Medellín Colombia  



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