Mi Primer Y Único Amor, Un Amor Prohibido.

Capítulo 41

Mi primer y único amor un amor prohibido 💕 

Capítulo 41  

Sentí que mi corazón se saldría de mi pecho, entré, la habitación era muy bonita, tenía una cama grande, televisión, una pequeña mesa y un baño, escuché el sonido de la puerta, sentí sus brazos rodearme por la espalda. 

—Santi: Gracias por aceptar está locura— dejó un beso en mi cuello que electrizó cada parte de mi piel—, te prometo que será una noche inolvidable.

 

Descargue el bolso en el suelo y abrí mis ojos como platos, escuché una risita.

—Santi: Mi vida, por qué tienes que ser tan malpensada.  

—Diana: Yo no estoy pensando nada malo— Sonreí con las mejillas ruborizadas.  

—Santi: Yo sé lo que estás pensado, es lo mismo  que piensa todo el mundo, las mismas ideas que siempre te dicen en tu casa, que un hombre y una mujer no pueden estar solos, mucho menos dormir juntos en la misma cama—se quitó los zapatos—, déjame decirte que yo no pienso igual, yo no te quiero solo para una noche de sexo—,se quitó la chaqueta—,yo te quiero para hacerte el amor, son cosas muy diferentes sexo y placer te lo puede dar cualquiera, el amor no cualquiera te lo hace—se quitó el pantalón, se quedó en pantaloneta—,el día que yo quiera hacerte mía te lo digo sin rodeos—se acostó en la cama—, yo no tengo prisa para eso mi vida, apenas estamos empezando y tiempo por delante es lo que tenemos, disfrutemos cada etapa de nuestra relación, para hacer el amor tendremos mucho tiempo, una vida entera, yo quiero disfrutar cada momento que pase con mi novia.


Soltó una risita, imagino fue por mi cara, por lo roja que estaba.

Me senté en una silla, mientras él con una sonrisa maliciosa miraba la televisión, Santi es un hombre único, entre más lo conozco más me sorprende, su forma de pensar y de actuar, su manera de decir las cosas, lo más lindo, su forma de tratarme, él si es un caballero en toda la extensión de la palabra, yo pensaba que los hombres perfectos no existían  hasta que lo conocí a él, me quedé mirándolo, pensando algo muy bueno hice yo en esta vida para tener un hombre como él, aparte de ser guapísimo su belleza interior es la que más me enamora más y más, la manera en la que él ve las cosas, su forma tan incondicional de amarme, me siento tan afortunada de tenerlo a mi lado.

 

Me quité los zapatos, luego busqué en mi bolso saqué mi piyama, pasé al baño y me la puse, demasiado pequeña para mi gusto, una blusa de tiras amarilla unos chorts del mismo color, que me llegan hasta los muslos, salí, me recosté en el marco de la puerta, los truenos cada vez eran más duros, me miró de pies a cabezas, me puse  roja, se levantó me abrazó dejó un dulce besó en mis labios,  succionando mi labio inferior cada centímetro de mi piel se estremecía, tomó mi rostro en sus manos.

—Santi: Si yo te pido que te entregues a mi, aquí mismo ¿lo harías?— susurró. 

Abrí mis ojos, me alejé un poco, no entendía nada, me dice una cosa ahora sale con esto, sentí su respiración en mi cuello.

—Santi: ¡Dime!  Si te pido que te entregues a mi, lo harías— me giré, mirándolo a los ojos.  


—Diana: No, menos ahora que ya podemos ser una pareja normal como los demás, creo que sería demasiado pronto para eso—, seguía con mis ojos fijos en los suyos—, apenas llevamos tres meses, estamos empezando y nos falta mucho por compartir, como tu lo dijiste antes, tendremos mucho tiempo para eso una vida entera.

Se giró, no quiero que piense que lo estoy rechazando, lo amo y lo deseo, también quiero estar con él, pero todo tiene que llegar a su debido momento, escuché una risita, se giró sentí sus labios en un beso apasionado que me deja sin aire, susurró.  

—Santi: Lo ves mi vida—sonrió—,siempre la mujer es la que tiene la última palabra, el hombre puede proponer y siempre serás tú la que decida, nadie puede forzarte hacer algo que no quieres, siempre será tú la que se dé su lugar.


Sonreí, me estaba probando, ahora yo lo probaré a él, enrolle mis manos en su cuello, dejé un cálido beso en sus labios, hundí mi cabeza en su pecho.

—Diana: Si yo te digo que esperemos hasta el día que nos casemos ¿tú me esperarías?  Aún sabiendo que pueden pasar años para eso— levanté la mirada, besó mi frente.

—Santi: Mi vida yo a ti te esperaría una vida entera si es necesario, no todo en la vida es sexo, también se disfruta cada momento compartido con la persona amada.


Por increíble que parezca nos acostamos juntos en la misma cama, en sus brazos pegada a su cuerpo, pero no pasó nada, solo besos llenos de amor, dormimos juntos disfrutando de la compañía, en el calor de sus brazos, para mi fue una noche perfecta, como lo dijo, solo quería tenerme cerca, no se pasó ni con una caricia, él es un caballero en toda la extensión de la palabra, un hombre que me demostró que el sexo para él no es lo más importante, hablamos mucho, planeamos muchas cosas juntos.


Al día siguiente madrugue me organicé y salimos muy temprano antes que alguien nos descubriera, me acompañó hasta la puerta del colegio, otra vez la hora de la despedida, lo abracé con todas mis fuerzas, dejé un beso en sus labios un beso que nos dure hasta la próxima visita.

 

Es inevitable que cada que nos despedimos una lágrima no se escape  de nuestros ojos, es difícil estar lejos del amor de tu vida, cuando Ana llegó me bombardeo con preguntas, pensó que algo más había pasado, le dije  que solo dormimos abrazados y nada más, no lo dudó pues ella dice que Santiago es único.

 


Los días seguían pasando nosotros hablamos por teléfono, casi todo el día, la gran mayoría de la familia se enteró y no está de acuerdo, solo se la pasan criticando, diciendo que esto era solo un capricho estúpido, Santi me contó que sus padres también apoyaron su decisión, le dijeron que si queríamos seguir con nuestro noviazgo, lo hiciéramos, que tomáramos las cosas con calma, que el tiempo se encargará de aclarar si es un amor o solo un capricho.




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