Mi primer y único amor un amor prohibido 💕
Capítulo 47
Pensé mucho en la manera de hablar del tema, pero no sabía como decirle, en el fondo me daba miedo, más por lo que me ha comentado, que sus padres sueñan con tener nietos de todos sus hijos, cuando se enteren que yo no podré, ¿Cómo lo tomarán? Santi me comentó que Navidad la pasará en su casa, para poder pasar conmigo en año nuevo, es que tenemos planeado salir, pues si mis padres me dan permiso, queremos pasar año nuevo pero no en el corregimiento ahí estará Juliana con toda la familia no queremos verla, mis padres este año no piensan salir, por eso queremos irnos para el pueblo y pasar juntos ahí.
Obviamente a mis padres les diremos que pasaremos en el corregimiento, una locura más a nuestra lista, creo que las cosas deben hacerse bien para que no sean descubiertas, de la noche en el hotel nadie se enteró nunca, solo lo sabemos nosotros, bueno y todos los que me leen, nosotros tenemos planeado salir en la noche, a ninguno de los dos nos gusta bailar mucho, ni estar de fiesta en fiesta pero queremos hacer algo diferente, aunque Santi baila muy bien, me encanta como baila y sus movimientos son divinos, yo para bailar no es que me guste mucho, pero es por mi defecto como lo llamo yo, en cierto modo me daba muchos nervios estar con el íntimamente, está bien que es mi primera vez, pero no es tanto por eso, digamos que es mi inseguridad como mujer, por las dos cicatrices horribles que tiene mi cuerpo, me da pena, siento nervios, aunque yo sé el gran hombre que tengo a mi lado, él no es de los que se fijan en esas cosas, pero para mi no es tán fácil, es un tema que no está superado, solo que me tocó aprender a vivir con el. Antes del 24 el vino a visitarme hablamos con mi padre para pedirle permiso.
—Santi: Don León, queremos pedirle un permiso.
—León: ¿Cómo que será ?
—Santi: Me gustaría salir con Diana el 31 de diciembre, al corregimiento, tomarnos algo, bailar— apretó mi mano—, ¿no sé que opine usted de esto?
—Papá: Muchachos que les digo—nos miró—, ustedes ya están grandecitos para saber lo que es bueno y lo que es malo— ya sabía a lo que se refería—. Diana también sabe lo bueno y lo malo, no le veo ningún problema en que salgan, ustedes son jóvenes pueden disfrutar y salir a bailar, yo te eduqué ya tu sabes comportarte Diana, confió en que éstas lo suficientemente grande para saber tomar decisiones y sé que tu eres un buen muchacho.
—Diana: Muchas gracias por la confianza.
—Santi: ¿A que horas tengo que traerla?
—Papá: Si lo bueno se pone en la madrugada, ustedes sabrán a que horas llegar.
En temas de permisos yo pensé que mi padre sería más difícil, pero fue todo lo contrario mi padre era mas relajado, nunca me negó un permiso, en cambio mi madre era más desconfiada, más porque Gladis le decía que yo sola con él novio, que quien sabe que haría, que seguro nos manteníamos en hoteles, cómo Juliana es así, ella cree que todos somos como ella, que según la cuida y no la deja sola, siempre sale con ella y Camilo cuándo están en el pueblo se le pierde una hora y en esa hora se van para un motel, por esa causa mi madre se metía unas películas en la cabeza, mi padre decía Diana está muy grande no es una niña yo no andaré tras ella, creo que la eduqué y ella conoce el bien y él mal, si quiere meter las patas es cosas de ella, Santi y yo cuando salimos todo el mundo nos ve, nos encontramos algunos familiares de mi papá que siempre nos ven en el parque o en una heladería, no como Juliana que nunca se ve en un parque, ni en ningún lado, en una ocasión se emborrachó mi tío la descubrió se puso furioso, le gritó que parecía una perdida por ahí toda borracha, ella sola se dejaba descubrir, el 24 de diciembre no la pasamos hablando por teléfono casi toda la noche, mis padres hicieron una cena con los padres de Ana, porque los papás de Juliana estaban invitados a casa de los suegros de Juliana, la suegra de ella y toda la familia de Camilo la adora según porqué es una gran mujer, gracias a ella Camilo dejó las drogas, él la ama tanto que se propuso cambiar por ella, por eso todos la adoran porque gracias a ella él dejó ese vicio, si supieran la arpía que es, la creen un ángel que no rompe un plato, yo soy la mala, la que tiene mucho mundo, eso lo dijeron Gladis y ella, no me desgastaré más en esas cosas tarde o temprano esa familia se dará cuenta de la clase de mujer que es, ella dice que lo ama, lo que ama es el dinero de la familia de él, como la adoran, la llenan de regalos.
Ana me contó que no volvió a saber nada de Mauro, que le dolía pero era lo mejor para ambos, ella no le dirige la palabra a Juliana.
Dos días antes del 31 de diciembre salí con mi madre para comprar la ropa, que acostumbramos estrenar a fin de año, ella me ayudó a escogerla me regaló unos jeans azules una blusa morada y blanca con un escote en la espalda, la ropa interior la escogí yo, pues sabía que esa noche sería inolvidable y muy especial, regresamos a mi casa con las cosas que compramos, mi madre no estaba muy de acuerdo con mi salida, ya Gladis le metió ideas en la cabeza, Juliana se moría de la envidia, aunque tenía la esperanza que nos encontrarnos en alguna de las dos discotecas que tiene el pueblito o en los kioscos, Santi quedó de venir el 31 en la tarde, se quedaba hasta el 4 de enero, como ya tiene moto todo es más fácil, esa es otra cosas que envidia Juliana que mi novio tiene moto podemos salir cada que podemos, ¿qué cara pondrá cuando se entere que nos vamos a casar?.
La noche anterior no pude dormir la ansiedad y los nervios no me dejaron, Santi me habló para decirme que llegaría en eso de las 6 de la tarde por mi, que casual ese día para mi fue demasiado corto por los nervios que tenía, empecé a organizarme a las 4 de la tarde todo me temblaba, me duché me organicé muy bien ya saben cosas de mujeres, creo que duré una hora en el baño, salí con una bata tomé el espejo empecé a maquillarme, justo en ese momento bajó Gladis con Juliana y mi tío, escuché que Gladis preguntó con cierto veneno.
—Gladis: ¿A que horas viene Santi por Diana?
—Mamá: En eso de las 6 de la tarde.
—Juliana: Imagino que allá nos veremos— lo dijo con cierto tonito de molestia.
—Tío : ¡Por allá nos encontramos Diana!— sonrió.
—Diana: Claro que si— Sonreí—,allá nos vemos.
Juliana no estaba muy convencida, que piense lo que quiera, seguí maquillándome está vez algo más llamativo, tenía el espejo en mi mano de un momento a otro se rompió, uno de los vidrios se clavó encima de mi pie, me cortó a un lado de un tobillo también, me puse pálida, no sabía porqué había pasado algo así, empezó mi madre con sus agüeros que eso era mala señal, mala suerte, 7 años de mala suerte, o que algo malo iba a pasar, que era mejor que no saliéramos a ningún lado, les juro que no soy de creer mucho en cosas así pero mi madre me empezaba a poner nerviosa, me sacó el vidrio del pie la sangre no quería estancar, mi madre me hizo curación me puso unas curas, me terminé de vestir ella seguía con esos agüeros, que ojalá no pasara nada malo, la verdad me puso a pensar, pero no podía creer en esas cosas, no podía dañar la magia de esta noche por tonterías, solo fue casualidad y se rompió, mi madre decía que justo hoy 31 romperse, terminé de organizarme estaba lista, cuando escuche la moto, tan puntual como siempre, entró a la casa estaba tan guapo como siempre, su cabello y barba impecable, traía pantalón negro y camisa del mismo color, guapísimo el niño de ojos hermosos, el aroma de su loción me mata, me enloquece, me saludó y notó que algo me pasaba.
—Santi: ¡Princesa pasa algo!— acarició mi mejilla.
—Diana: ¡Nada cosita rica!
—Mamá: Mentiras— intervino mi madre—, cuéntale lo que pasó.
—Santi: ¿Qué pasó?— me miró preocupado .
—Diana: ¡Nada! mamá es una exagerada.
—Mamá: Diana se cortó con un espejo que se rompió.
Su cara de preocupación empezó a revisarme por todos lados, le mostré que sólo fue un rasguño, mi madre nos dejó solos, pero antes de irse nos dijo que eso era mala señal.
—Santi: ¡Tu crees en lo que dice tu madre!— me tomó de las manos—, ¿crees que pasará algo malo hoy?
—Diana: No sé —inhalé—,mi madre dice tantas cosas que me puso a pensar.
—Santi: Si quieres cancelamos todo y nos quedamos aquí, mi chatica.
—Diana: ¡No! eso nunca ¡—susurré—, dañar todos nuestros planes— tomé mis zapatos—, llevamos esperando este día desde hace mucho— me senté en mi cama—,no creo que pase nada, tal vez solo fue una mala casualidad.
—Santi: ¡Estás segura mi vida! Sabes que solo quiero que estés bien y tranquila.
Le sonreí, le dije que no cancelaría por nada los planes que teníamos, tomé mis zapatos para ponérmelos, a pesar de todo busqué la manera de ponérmelos yo sola y poderlos amarrarlos, como saben mis piernas no tienen casi flexibilidad, me levanté para poder ponerme los zapatos como siempre lo hacía, cuando el me quitó los zapatos de la mano, abrí los ojos como platos cuando se inclinó frente a mí, me dijo que él me los pondría, me ruboricé, me daba mucha vergüenza, él con una sonrisa hermosa me dijo.
—Santi: De rodillas ante mi princesa— sonrió—, acostumbraste, si te casas conmigo, seré yo el que siempre ate los cordones de tus zapatos— susurró.
Como no sentirte afortunada con un hombre maravilloso como él, nos despedimos de mis padres, mi madre no hizo buena cara, mi padre estaba normal, con una sonrisa nos dijo que nos divirtiéramos mucho, que ya ambos estamos muy grandes y sabemos lo que hacemos, nos subimos a su moto y salimos de la casa, tenía las manos heladas pero no era frío, eran nervios, mientras manejaba con la otro mano acarició las mías, se detuvo justo en la pavimentada donde estaba la entrada para el corregimiento y para el pueblo, me preguntó si estaba segura de seguir con los planes o los cambiábamos, lo abracé más fuerte le dije que no cambiaria nada, seguimos nuestro camino, la noche estaba muy bonita, y el cielo lleno de miles de estrellas, llegamos al pueblo después de una hora, pero media hora antes yo llamé a mi madre según para decirle que ya había llegado, guardamos la moto en el parqueadero del hotel que teníamos reservado, entramos para dejar los bolsos, recuerdo que era uno de los hoteles más bonitos del pueblo, uno de tantos, no como esos donde se mantenía Juliana, los famosos pulgueros, este tenía un letrero grande en luces de colores que decía “HOTEL TAPARADO” me tomó de la mano sentí que mi corazón se saldría de mi pecho, él solo sonreía, empezamos a subir por unas escaleras hasta llegar a la recepción donde nos atendió una chica muy amable, con una sonrisa nos pregunto si éramos pareja, Santi me abrazó le dijo; si ella es mi mujer, como ambos somos mayores de edad no tenemos problema, me imagino donde Juliana se entere de esto, se muere, porqué ella nunca a podido estar en un lugar como este por ser menor de edad, por eso tiene que estar con el novio en cualquier hueco o en el rastrojo como los animales.
Editado: 15.08.2021